Lanzarote: infraestructura sanitaria del cuarto mundo
Hay quien nace con estigmas y hay quienes nacen estigmatizados. Y nacer en determinados lugares geogr¨¢ficos es emerger a la vida con lacras lacerantes. Y ubicarse, f¨ªsica y psicol¨®gicamente, proviniendo de otros lares, en esos determinados lugares, es hacer oposiciones a contagiarse de esos estigmas. Quede en claro, desde este momento, que por muchos intentos, que se dice se hacen desde las alturas de los estamentos gobernantes, hay ciudades de primera, de segunda clase, de autob¨²s, de tranv¨ªa, de a pie (?felices ellos que les dejan caminar!) y los cuartomundistas. En estos ¨²ltimos, el destino nos coloc¨®, y veremos c¨®mo tratamos de salir de la situaci¨®n."Voluntario de Espa?a, miliciano de huesos fidedignos, cuando marcha a morir tu coraz¨®n", escribe C¨¦sar Vallejo en sus Poemas humanos. Espa?a, aparta de m¨ª este c¨¢liz. As¨ª nos sentimos los que, por uno u otro motivo, hemos venido a parar a Lanzarote. Voluntarios, milicianos, con el pu?al en el coraz¨®n y con cierto deje de imbecilidad. Pero destruyamos el entuerto desde el principio. En esta paradisiaca isla se vive bien. Yo dir¨ªa mejor. Hay un aceptable nivel de vida, pero, a pesar de cotizar, somos cuarto-mundistas en nuestra atenci¨®n m¨¦dica. En el aspecto m¨¦dico, los lanzarate?os, los conejeros como nosotros mismos nos llamamos, estamos en amplio desamparo. Lo intuimos en parte, pero no sabemos la magnitud del problema. Tratemos, d¨¦biles y endebles en este momento, de explicarnos.
Vaya por delante que aqu¨ª hay magn¨ªficos profesionales. No me tachen de osado. Yo dir¨ªa ¨ªnmejorables. Existe un personal auxiliar sanitario que merece un "verse suelto cada d¨ªa" (y que me perdone Rafael Alberti por utilizar frases suyas), y existen una serie de trabajadores que a¨²n saben reir. Existe lo que yo llamar¨ªa un material humano de primera calidad. Existen cualidades y calidades. Falta lo m¨¢s elemental: una total despreocupaci¨®n por parte de quienes debieran hacerlo de ocuparse de la sanidad de la isla. Falta infraestructura sanitaria. Hacer medicina aqu¨ª, con los pobres medios que son nuestras manos, recuerda una frase de Herman Hesse: "No puede alcanzarnos ning¨²n problema, ninguna carta, ning¨²n asunto de nuestro pa¨ªs y de nuestra vida cotidiana". Y nada nos alcanza, porque nada nos llega. La carta llega perdida, en cualquier avi¨®n, el pa¨ªs lo vemos en el mapa, y lo ¨²nico agradable, afortunadamente, es saber llevar nuestra cotidiana vida.
La aventura de lo cotidiano
Hemos ido a caer aqu¨ª, en medio del inmenso oc¨¦ano, gente con una trayectoria vital y humana inmensa, pero los que mandan nos ignoran en nuestras peticiones y, lo que es peor, no hacen nada por estos isle?os, que por otra parte somos seres mortales de la misma entidad que los existentes en la Pen¨ªnsula.
Hablemos claro. Desde el punto de vista de la sanidad, Lanzarote no pertenece a Espa?a. Posiblemente y bajo este aspecto, que otros ya saben cuidar, el estamento gobernante nos considera algo, as¨ª como una colonia. Pero una colonia sin visos de independencia, que posible es que con nuestros medios pudi¨¦ramos hacer algo m¨¢s.
Existen en la isla dos centros sanitarios: uno es una hospeder¨ªa, que alguien catalog¨® en un BOE como residencia sanitaria; el otro es un asilo. Cada d¨ªa, cada bello amanecer de esta isla, supone para todo el personal sanitario lo que se puede llamar una aventura apasionante, que en otras partes es lo cotidiano, y es el hecho de hacer medicina. Porque lo curioso es que, con los precarios -dir¨ªa m¨ªnimos- medios de que disponemos, a¨²n poseemos el suficiente optimismo para creer que podemos curar. Y trabajamos a diario pensando que estamos en el m¨¢s feliz de los mundos. De otra forma caer¨ªamos en una perenne depresi¨®n.
Pol¨ªtica sanitaria coherente
No s¨¦ realmente lo que estoy escribiendo. Pero una cosa es clara: o los poderes p¨²blicos arreglan esto, concretamente me estoy refiriendo a la construcci¨®n de la cacareada residencia sanitaria, o un d¨ªa de estos un loco, yo le llamar¨ªa genio, hace volar por los aires el actual edificio, con lo que de verdad, y sin que nos llarnaran mentirosos, podr¨ªamos afirmar: hasta aqu¨ª hemos llegado. Porque no se trata de parcheat. Se trata de comenzar a planificar y llevar a cabo una pol¨ªtica sanitaria coherente. Comienza esto porque exista una infraestructura. Paraguas tenemos, aunque apenas llueve, pero carecemos de cimientos. Imag¨ªnense c¨®mo nos ponemos cuando llueve de Verdad.
Nadie puede imaginar c¨®mo una poblaci¨®n abundante, una media de 70.000 a 80.000 habitantes, carece de determinados y elementales. medios de asistencia m¨¦dica, que en otros lugares existen. Claro que nadie se atreve a publicar las cifras que se pagan por trasladar enfermos a Las Palmas por no poderles tratar aqu¨ª, y casi todo el mundo ignora que esos traslados a veces son dram¨¢ticos, con riesgo para el enfermo y con peligro de cardiopat¨ªa aguda por parte del personal sanitario que tiene que acompa?arle.
La soluci¨®n es sencilla, aunque cueste dinero. La sanidad, por principio, no es un negocio, y tiene que ser cara. Se?ores, los que puedan, dej¨¦nse de disquisiciones burocr¨¢ticas y administrativas y corten por lo sano. Construyan una buena infraestructura en Lanzarote, que comienza por edificar una nueva residencia. Lo dem¨¢s ser¨¢ discutir sobre el sexo de los ¨¢ngeles. Mientras tanto, no se preocupen los lanzarote?os, que yo s¨¦ que los profesionales sanitarios har¨¢n siempre lo mejor para ellos: curarles o, al menos, aliviarles en sus dolencias.
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