El mesianismo y la conducta pol¨ªtica
., Conviene preguntarse qui¨¦n es este hombre que hace llorar a sus incondicionales frente a su casa de Jerusal¨¦n como si hubiese muerto, cuando se trata solamente de su dimisi¨®n.
Nada parec¨ªa predisponer a Men¨¢jem Beguin, joven abogado desconocido o poco conocido en los medios jud¨ªos de Varsovia, antes de 1939, para tener un porvenir brillante. S¨®lo destacaba por su fe fan¨¢tica en el sionismo, un sionismo fuerte y poderoso con el que el perseguido pueblo jud¨ªo pudiera por fin tener su revancha en su propio pa¨ªs jud¨ªo, libre de la dominaci¨®n extranjera. "Esta tierra", dec¨ªa Beguin, "que nos fue prometida, dada por Dios, nadie podr¨¢ quit¨¢rnosla tranquilamente, porque es nuestra por derecho". Todas estas ideas las desarroll¨® desde los a?os treinta.
Nada indicaba que el joven l¨ªder del Betar (movimiento ultranacionalista)' tendr¨ªa tanto ¨¦xito en el futuro, pese a su inquebrantable fe de sentirse una persona excepcional al servicio del pueblo escogido, de haber nacido para mandar.
As¨ª lo define una frase que le hizo c¨¦lebre cuando dirig¨ªa la oposici¨®n a David Ben Gurion, incontestado l¨ªder del laborismo. Dec¨ªa Beguin: "Hemos sido elegidos, designados (?por Dios?) para dirigir este pueblo".
Sin embargo, hay una contradicci¨®n: Beguin siempre fue respetuoso con el proceso democr¨¢tico. Jam¨¢s se plante¨® asaltar el Parlamento (Knesset). Pero, cuando lleg¨® al poder, cada d¨ªa soportaba peor las cr¨ªticas. Aunque no llame a los opositores "traidores a la patria" permite que sus asociados lo hagan. Se cree convencido de tener el poder y no perderlo, al encontrar su mejor arma en las masas nacionalistas y fan¨¢ticas. Luego llegaron las matanzas de Sabra y Chatila y la crisis econ¨®mica. Beguin se siente cansado y su esp¨ªritu se debilita. Cree que, es la hora de pasar el testigo.
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