Francia en el Chad
adCon una indudable cautela -retraso, dicen sus adversarios pol¨ªticos- el presidente Fran?ois Mitterrand ha enviado a sus paracaid¨ªstas al Chad, en el convencimiento de que el coronel Gadafi jugar¨¢ en esta aventura m¨¢s fuerte que en cualquier otra de anteriores empresas. Esta vez Gadafi ha tomado la iniciativa de los ataques contra las tropas regulares chadianas y, cuando la suerte de la guerra se volvi¨® contra su protegido Gukuni Ueddei, el l¨ªder de la revoluci¨®n lib¨ªa no ha titubeado en lanzar sobre Faya-Largeau el grueso de su aviaci¨®n de ataque, con lo cual aceptaba la demostraci¨®n de que eran las tropas libias del Ej¨¦rcito regular las que participaban en el combate, sin emplear los pueriles disimulos -su famosa legi¨®n isl¨¢mica.
De momento es cierto que Mitterrand ha avisado que si sus tropas son atacadas responder¨¢n con todos los recursos militares, incluidos Jaguar y Mirage, pero, simult¨¢neamente, el presidente a?ade que "Francia no ir¨¢ donde no quiera ir", con lo cual queda bien claro que los franceses defender¨¢n la l¨ªnea que tienen hoy ocupada y que coincide sospechosamente con la divisionaria ideal entre el Chad del norte -que es el que verdaderamente interesa a Gadafi- y el Chad del sur, donde operan las fuerzas regulares de Hiss¨¦ne Habr¨¦, con lo cual bastar¨¢ que Gadafi se contente con lo que ya tiene -el Tibesti, el Borku y el Ennedi, protecci¨®n en prefundidad de la banda rica en uranio de Auzu para estar seguro de ne, ser atacado.De sobra es conocida la incapacidad de la Organizaci¨®n para la Unidad Africana (OUA) para resolver, como no sea por consunci¨®n de los combatientes, un solo conflicto militar en el continente africano -Eritrea, Ogad¨¦n, S¨¢hara son tristes ejemplos-, con lo cual tampoco parece que pueda amenazar a Gadafl por ese lado una presi¨®n que le obligue a retirarse, y para colmo de facilidades el presidente Mitterrand habla de una posible federaci¨®n entre el Chad del sur y del norte, f¨®rmula jur¨ªdica que no ha servido jam¨¢s en ?frica m¨¢s que para consolidar el poder del fuerte, de los federados o para separarlos definitivamente.Y esta reflexi¨®n nos conduce a plantear el problema de c¨®mo guardar el orden.
Limitados los medios de las antiguas potencias coloniales al simple papel de circunscribir las cat¨¢strofes, pero no al de evitarlas, corta-fuegos m¨¢s que bomberos, no ha dejado de ser una triste paradoja que en esta ocasi¨®n el coronel Gadafi haya conseguido enfrentar en una agria disputa p¨²blica a Estados Unidos y a Francia sobre los sistemas que pod¨ªa haber empleado Occidente para ayudar a un Gobierno leg¨ªtimo que pide auxilio al sufrir una invasi¨®n. Quiz¨¢ este episodio menor del conflicto no haya dejado de ser, a pesar de eso, uno de los m¨¢s desconsoladores de toda la histona. OGcidente llega tarde. Occidente hace poco y, para final, Occidente se divide, mientras Gadafi, impune, se embolsa medio Chad.
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