El hombre que quiso ser el segundo 'Mois¨¦s' de Israel
Pocas veces los outsiders han conocido la satrap¨ªa del poder. Ni siquiera Jomeini ha sido nunca un personaje marginal. En la oposici¨®n y en el exilio ha tenido siempre un seguimiento que nadie dudaba que era numeroso. Si acaso, Napoleon fue un outsider genial que alcanz¨® el poder de un imperio, pero en la situaci¨®n de vac¨ªo pol¨ªtico creada por la Revoluci¨®n Francesa todo era posible, como todo fue posible en noviembre de 1917 en la tierra de Lenin. Men¨¢jem Beguin, el primer ministro saliente de Israel, en cambio, es el marginal por definici¨®n que ha llegado al poder, lo ha ejercido y lo ha legado, sin mentirse a s¨ª mismo, sin renunciar a nada, cabalgando al frente de la m¨¢s heterog¨¦nea, improbable, y devastadora de las coaliciones, en revuelta contra su establishment.Debe de ser terrible haber nacido polaco, hablar polaco, combatir en un ej¨¦rcito polaco y saber, sin embargo, que uno no es polaco. Men¨¢jem Beguin, uno de los dirigentes del Betar, la organizaci¨®n sionista polaca; nacido en 1913 en la Polonia de Brest-Litovsk, hoy territorio sovi¨¦tico; combatiente en la fuerza del polaco general Anders, lleg¨® a Palestina en 1942 decidido a poner fin a su desarraigamiento.
M
A.BASTENIER
El destino de una gran parte de los miembros del establishment israel¨ª ha sido originariamente similar al de Beguin. Una tierra lejana, una emigraci¨®n, y una integraci¨®n en el nuevo Estado de Israel que, por otra parte, eran ellos mismos. El caso de Beguin es, sin embargo, diferente porque, ya en lo que hab¨ªa decidido que ser¨ªa su pa¨ªs, prefiri¨® seguir siendo el marginado resuelto a realizar su especial concepci¨®n de lo que deb¨ªa ser Israel.
Men¨¢jem es un jud¨ªo centroeuropeo, conocedor del yiddish, la lengua derivada del hebreo propia de la mitteleuropa; ashkenazi, por tanto, y prototipo de lo que inmediatamente ser¨ªa la aristocracia fundadora de Israel, que ¨²nicamente en posteriores oleadas empezar¨ªa a nutrirse de sefard¨ªes, los jud¨ªos originarios de Espa?a, la Sefarad hebrea, despu¨¦s de una circunvalaci¨®n de varios siglos que les hab¨ªa hecho recorrer el norte de ?frica, Portugal, los Pa¨ªses Bajos, las tierras del sult¨¢n turco y unas cuantas islas del Mediterr¨¢neo, como si se aproximaran a brincos de generaci¨®n en generaci¨®n a la tierra que ellos a s¨ª mismos se hab¨ªan prometido. Eran los Ben Gurion, los diversos Herzog, los competentes Weizmann, Golda Meir, llamada Meyerson hasta el regreso. Eran los hombres y las mujeres de la expedici¨®n pionera del kibutz, del socialismo con rostro hebreo, los Mois¨¦s que en cargueros de fortuna, a pie o en carreta hab¨ªan cumplido la promesa de "reencontrarse un d¨ªa en Jerusal¨¦n".
Men¨¢jem Beguin que no fue polaco en Polonia, que estaba resuelto a ser s¨®lo jud¨ªo en Israel, decidi¨® que aquel tampoco era su destino aunque, con una tenacidad tan inquebrantable como lo expeditivo de sus procedimientos, se aplic¨® inmediatamente a conquistar el poder para que Israel no quedara para siempre en manos extra?as.
Jefe del Irgun, organizaci¨®n terrorista que combati¨® a los ocupantes brit¨¢nicos de Palestina, hizo la guerra simult¨¢neamente a la l¨ªnea moderada de Ben Gurion, creador del Haganah, embri¨®n del ej¨¦rcito regular jud¨ªo, a los ¨¢rabes, y a las fuerzas coloniales. El 9 de abril de 1948 unidades del Irgun tomaban la aldea palestina de Deir Yasin, donde masacraron a los m¨¢s de 250 habitantes del lugar, hombres, mujeres y ni?os, con el objetivo de crear un clima de terror entre la poblaci¨®n ¨¢rabe para que la celeridad con la que votaran con los pies huyendo hacia climas m¨¢s acogedores, hiciera un sitio a los nuevos se?ores de la tierra. Dos meses despu¨¦s, el Haganah interceptaba al Altalena, buque cargado de armas para el Irgun, entre acusaciones de que Beguin preparaba un golpe de Estado.
A la octava va la vencida
A partir de ah¨ª la vida pol¨ªtica de Men¨¢jem es la historia de una tentativa por llegar al poder, en grado de delito frustrado, hasta que a la octava acometida al frente de una coalici¨®n en la que su partido, el Herut (liberal), era la fuerza dirigente, derrota al laborismo, de siempre gobernante. Beguin es primer ministro desde mayo de 1977.
Qu¨¦ conmoci¨®n pol¨ªtica lleva al poder al l¨ªder del Likud?. El ashkenazi automarginado se atrae, con su visi¨®n de un Israel a la revancha en el exterior contra los ¨¢rabes y en el interior contra la clique centroeuropea, a la masa de ciudadanos sefard¨ªes, incapacitados para la tolerancia distante y liberal del laborismo y que, precisamente porque son capaces de convertir a Israel en un pa¨ªs de Oriente Pr¨®ximo, formalmente integrado en el decorado del mundo ¨¢rabe, tienen tanto miedo a su evidente proximidad del enemigo, que no pueden permitirse el lujo de la moderaci¨®n. Esa coalici¨®n de los perdedores; del pol¨ªtico irreductible y de los ciudadanos siempre reducidos, es la que da el poder al viejo guerrillero.
Una vez en la jefatura de Gobierno, Beguin lleva adelante su sue?o inexorable: multiplicaci¨®n de los asentamientos de colonos jud¨ªos en la Cisjordania, que por su misma envergadura hagan imposible un d¨ªa su devoluci¨®n a un poder ¨¢rabe; anexi¨®n del Golan, la tierra arebatada a Siria en 1967; anexi¨®n de la parte ¨¢rabe de Jerusal¨¦n, que se convierte en la capital unificada del pa¨ªs; liquidaci¨®n del estado de guerra con Egipto a cambio de la evacuaci¨®n del Sina¨ª, una tierra jam¨¢s reivindicada por el mapa del Antiguo Testamento, ¨²nica carta territorial que maneja el primer ministro.
Y todo ello es posible porque, si bien ese establishment israel¨ª al que Men¨¢jem desprecia, critica muchas de sus extremosidades, media una secreta complicidad entre los arist¨®cratas y el marginado que por ellos se ensucia, as¨ª, las manos. Esa obra concluida, que le permite ahora retirarse a los 70 a?os, a los pocos meses de la muerte de su esposa Eliza, presenta ¨²nicamente un lunar, aunque de talla. Beguin es el ¨²nico primer ministro israel¨ª que no ha ganado su guerra contra el ¨¢rabe. La cabalgada sobre L¨ªbano quiz¨¢ ha terminado con vencidos, pero seguro que no ha tenido vencedores. Ocupaci¨®n del territorio, s¨ª; expulsi¨®n de la guerrilla palestina, tambi¨¦n; humiIlaci¨®n de Siria, pese a todo, no; eliminaci¨®n del derramamiento de sangre, debido a las incursiones de la guerrilla palestina, todo lo contrario; derrota pol¨ªtica, en resumen, de una correr¨ªa que estaba llamada a ser el gran momento de su vida.
Por eso, un Beguin victorioso en la medida en que ha modificado la careta de la paz en Oriente Pr¨®ximo, tanto como para que una ver dadera paz sin vencedores ni vencidos est¨¦ ahora mucho m¨¢s lejana, deja la jefatura de Gobierno amargado y achacoso. Men¨¢jem Beguin, incre¨ªble Nobel de la paz junto a Sadat, ha fracasado cuan do ha querido ganar tambi¨¦n su guerra, pues su gran obra ha sido la de impedir, con la paz firmada con Egipto, que nunca m¨¢s los ¨¢rabes puedan desafiar con ¨¦xito al Estado de Israel.
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