La chispa de la nada
FlashdanceDirector: Adrian Lyne. Gui¨®n: Tom Hedley y Joe Eszterhas. M¨²sica: Giorgi Moroder, arreglada por Sylvestor Levay. Fotograf¨ªa: Don Peterman.
Drama. Norteamericana, 1983. Locales de estreno: Gran V¨ªa y El Espa?oleto. Madrid.
Una joven cat¨®lica de confesi¨®n quincenal quiere ser bailarina, y mientras se prepara, trabaja como soldadora en la f¨¢brica del hombre que la enamora: eso es todo. La boba narraci¨®n de esta historieta se ilustra espor¨¢dicamente en Flashdance con n¨²meros musicales mal rodados y de escaso atractivo exceptuando el de los cuatro bailarines callejeros que, no obstante, se interrumpe tanto que queda reducido a un simple spot.Esta referencia a la est¨¦tica de la publicidad cinematogr¨¢fica de nuestros d¨ªas permanece latente en toda la pel¨ªcula, cansando el ojo de quien fundamentalmente ve televisi¨®n en casa. Pero lo peor es que precisamente son s¨®lo esos flous, esos colores y ralent¨ªs, los que aportan cierta modernidad a la pel¨ªcula. La coreograf¨ªa y la banda sonora la fechan hist¨®ricamente, pero hay pocos bailes, y la m¨²sica se limita a un discreto tel¨®n de fondo.
DIEGO GAL?N
RIDRUEJO,
Se trata, pues, de un filme de consumo inmediato que vive del ¨¦xito logrado por Fama. El mismo optimismo bobalic¨®n, id¨¦ntico respeto por las normas conservadoras, los clich¨¦s de las comedias rosa de los a?os cincuenta (Sissi es un buen ejemplo), aparentemente camuflados en una acci¨®n que se pretende de hoy para un p¨²blico joven. Pero no hay acci¨®n, no hay bailes suficientes para considerarlo un musical, ni hay tampoco morales nuevas: s¨®lo la eterna historia del triunfo de la voluntad entre j¨®venes decentes, envuelta ahora en dos tacos, una noche de sexo y cuatro chistes viejos con olor a hamburguesa.
Es curioso c¨®mo se repiten los esquemas. Pueden verse ahora sin sonrojo aquellas comedias de los a?os treinta y cuarenta que tanto escandalizaban a los librepensadores de la ¨¦poca, porque ya el tiempo las ha cubierto de una entra?able ingenuidad y porque, a pesar de todo, surg¨ªan en ellas chispazos de inteligencia cuando no sorprend¨ªan por su profundo atentado a la moralina del momento.
No son resistibles, sin embargo, sus r¨¦plicas de hoy: ya no surgen tan habitualmente las sorpresas ni pueden tolerarse sus hip¨®critas cantos a la bonhom¨ªa del joven actual, porque sabemos m¨¢s directamente de sus problemas y sus reflejos en el buen cine.
Flashdance luce una fotograf¨ªa de virtuoso en ciertos planos, una graciosa interpretaci¨®n de Jennifer Beals en el papel de incomprensible muchacha con problemas, que suda de d¨ªa y baila de noche, y alg¨²n aislado destello en la coreograf¨ªa. El p¨²blico comienza a contemplar la proyecci¨®n con un gozo que acaba frustrado; al menos, en mi sesi¨®n, nadie quer¨ªa ya bailar al final ni se recordaba la marcha primera.
Babelia
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