La Fundaci¨®n Areces concede a Claudio S¨¢nchez Albornoz un premio anual vitalicio
"Aunque estoy siempre pendiente de Buenos Aires me quedo definitivamente en Espa?a". Con estas palabras anunci¨® ayer en Avila el historiador Claudio S¨¢nchez Albornoz su intenci¨®n de quedarse ya para siempre en Espa?a tras aceptar la oferta que a primeras horas de la tarde le hab¨ªa hecho el empresario Ram¨®n Areces en calidad de presidente de la fundaci¨®n que lleva su nombre. La fundaci¨®n Ram¨®n Areces le ha concedido un premio vitalicio de cinco millones de pesetas anuales "como reconocimiento a su labor intelectual y para que pueda seguir dedicando los recursos que ¨¦l crea convenientes a la investigaci¨®n".
"Estoy muy agradecido por esta ayuda que me permitir¨¢ tambi¨¦n atender a mi mujer que ha quedado en Buenos Aires", dijo Claudio S¨¢nchez Albornoz al t¨¦rmino de la conversaci¨®n mantenida en el piso de una de sus hijas, con el presidente de la fundaci¨®n Ram¨®n Areces. El acto se celebr¨® en ?vila, donde el historiador descansa recuper¨¢ndose de una enfermedad que cur¨® en el Hospital Cl¨ªnico de Madrid, adonde regres¨® a finales de julio, desde la capital de Argentina, ciudad en la ha vivido su largo exilio.Visiblemente mejorado de su afecci¨®n pulmonar, aunque ¨¦l dijera: "Mi cabeza funciona pero el cuerpo me va diciendo adi¨®s", S¨¢nchez Albornoz mostr¨® un gran sentido del humor durante m¨¢s de una hora, tiempo que estuvieron con ¨¦l Ram¨®n Areces y otros miembros directivos de esta fundaci¨®n, como Federico Mayor Zaragoza, Juan Manuel de Domingo y Juan Gonz¨¢lez Palomino.
Grandes personajes
La dotaci¨®n del premio con el que la fundaci¨®n Ram¨®n Areces inaugura un nuevo programa de ayudas "para tener en cuenta a los grandes personajes espa?oles contempor¨¢neos" le permitir¨¢ a S¨¢nchez Albornoz vivir c¨®modamente y dedicar parte de estos recursos a los proyectos de investigaci¨®n que ¨¦l crea conveniente promover y dirigir en torno a su obra. Una de las obsesiones que manifest¨® S¨¢nchez Albornoz mientras dur¨® su persistente enfermedad fue la que alud¨ªa a la imposibilidad de seguir con sus investigaciones y sus escritos.El propio historiador anunci¨® ayer que ir¨¢ a instalarse definitivamente a Madrid a final de este mes o principios del que viene. Y no descart¨® la posibilidad de intervenir en la apertura del curso de la Universidad Complutense de Madrid. "El rector quiere que pronuncie unas palabras y aunque a mis 90 a?os mi voz ya no es mi voz, ni puedo hacer con ella discursos pol¨ªticos, ni conferencias, ni clases, no puedo olvidar que, hace 50 a?os era yo rector de esta universidad".
El historiador espa?ol conf¨ªa en que quede asegurada la ayuda a su mujer, Delia Casco Miquelena, que permanece "bien cuidada en casa de una hermana suya" en Buenos Aires. Claudio S¨¢nchez Albornoz desea tambi¨¦n mantener bien cuidado en la capital argentina su "modesto apartamento"."Espero que Espa?a salve mi rinc¨®n hispano de Buenos Aires".
Sobre la fundaci¨®n que lleva su nombre y que est¨¢ en v¨ªas de consolidaci¨®n, el historiador ha dicho que es su deseo que se mantenga en las tres sedes de las que ya ha hablado en ocasiones anteriores, es decir: Buenos Aires, Madrid y ?vila.
Instalado en un modesto piso del cintur¨®n nuevo que rodea la ciudad monumental de ?vila, propiedad de su hija Mar¨ªa Cruz S¨¢nchez Albornoz Abo¨ªn, donde "me cuidan tan bien que parece que estoy en un hospital", seg¨²n propias palabras, el historiador lleva una vida tranquila. A las 11 de la ma?ana recibe sesiones de recuperaci¨®n de manos de fisioterapeutas, "los torturadores" como ¨¦l los llama. Se levanta a las 12, se sienta en el sill¨®n. Despu¨¦s de la comida duerme la siesta y a partir de las 5 recibe visitas (pol¨ªticos, historiadores, familiares y amigos). Apenas escribe -s¨®lo cartas a Buenos Aires- .Lee algo los peri¨®dicos y escucha la radio de vez en cuando. A?ora la vida de Buenos Aires. Sus hijos dicen que est¨¢ con el cuerpo aqu¨ª y con la cabeza all¨ª. "?stos me raptaron", dice, "y me trajeron aqu¨ª".
"Son 43 a?os de vida en Argentina, que ha sido mi segunda patria. All¨ª he creado una escuela de investigaci¨®n de la historia de Espa?a y he publicado toda mi obra, de la que destacan 68 tomos de la historia de Espa?a, de 450 p¨¢ginas cada uno, que se dice pronto. All¨ª tengo tambi¨¦n disc¨ªpulos excelentes".
S¨¢nchez Albornoz admite que es imposible volver a Buenos Aires "dado mi estado de salud y las gentilezas que los espa?oles me han prodigado y me prodigan". El historiador tiene todav¨ªa humor, no s¨®lo para moverse -se levanta y sale a la terraza con la ayuda de uno de sus nietos para que le saquen unas fotos- sino tambi¨¦n para mirarse a s¨ª mismo: "Me han dicho que en Buenos Aires van a dedicar una calle a mi nombre. No me lo creo. Pero es posible. Todav¨ªa estoy esperando que me dediquen una calle en Madrid o en ?vila".
Cansancio y pasado
Entre referencias a art¨ªculos de peri¨®dicos publicaods recientemente sobre su regreso a Espa?a o sobre determinadas significaciones de su obra, Claudio S¨¢nchez Albornoz no abandona algunas de sus obsesiones: el cansancio y la referencia al pasado. "Estoy muy cansado y muy viejo. Mi cabeza funciona todav¨ªa, pero el cuerpo me va diciendo adi¨®s. No s¨¦ si vivir¨¦. Es muy dif¨ªcil a los 90 a?os pensar en el ma?ana. Se piensa en el pasado pero no en el futuro. El futuro casi no existe paria uno y la vida es siempre problem¨¢tica". "El ma?ana", insiste el historiador, "es breve. Cualquier d¨ªa de estos tendr¨¢n ustedes que hacerme el elogio f¨²nebre".Claudio S¨¢nchez Albornoz sigue t¨ªmidamente la actualidad. Lee alguna vez los peri¨®dicos. Y escucha; algo la radio, por eso dice: "Espero que los socialistas hagan una labor profunda. De todo esto hablo en mi pr¨®ximo libro, Aun (editado por Espasa Calpe), que saldr¨¢ a la venta en octubre". El historiador a?ade, para completar su seguimiento de la actualidad, que le gustar¨ªa seguir colaborando con alg¨²n peri¨®dico.
La fundaci¨®n Ram¨®n Areces ofreci¨® a Claudio S¨¢nchez Albornoz el pasado mes de febrero, antes de que el historiador volviera a Espa?a, las condiciones necesarias para crearle en Espa?a un modus vivendi adecuado a sus necesidades con la condici¨®n de que se instalara definitivamente en Espa?a. El propio historiador calific¨® esta oferta como "la m¨¢s generosa que he recibido en mi vida". Seg¨²n el director de la fundaci¨®n Ram¨®n Areces, la oferta continuaba en pie a pesar de que S¨¢nchez Albornoz ya se encontraba en Espa?a.
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