La viuda de Per¨®n, rehabilitada Por los militares argentinos para el ejercicio de cargos p¨²blicos
El presidente argentino, teniente general Reynaldo Bignone, firm¨® en la tarde del viernes el decreto que indulta a Mar¨ªa Estela Mart¨ªnez de Per¨®n de la inhabilitaci¨®n a perpetuidad para ejercer cargos p¨²blicos que pesaba sobre ella, como pena a?adida a su condena de siete a?os de prisi¨®n por malversaci¨®n de fondos p¨²blicos.
M
P.,
El decreto presidencial alude a la petici¨®n de indulto formulada por varios partidos pol¨ªticos y al deseo del Gobierno de no interferir en los procesos de reconstrucci¨®n partidaria. No obstante, el indulto se aplica sobre la pena a?adida de inhabilitaci¨®n y no sobre el conjunto de la condena, de la que la se?ora cumpli¨® cinco a?os.La situaci¨®n legal de la presidenta del justicialismo, por tanto, sigue siendo la de una persona condenada en firme por prevaricaci¨®n en beneficio propio. Hace siete a?os, su condena fue dictada por el juez federal Pedro Narv¨¢iz, quien posteriormente se vio obligado a exiliarse en Brasil y finalmente en Espa?a por sus investigaciones sobre desaparici¨®n de ciudadanos relacionados con el almirante Massera.
Las reacciones han sido controvertidas. Para el justicialismo, el indulto sobre la inhabilitaci¨®n no es suficiente. Se pretende la nulidad de aquel proceso para resta?ar la imagen cambiada del partido. Los ultraverticalistas se quejan de lo tard¨ªo de la medida, que impidi¨® a Isabelita presidir el congreso peronista. Para l¨ªderes centristas, el indulto es "una faceta de ese gran papel¨®n que es el proceso de reorganizaci¨®n nacional".
El caso es que entre el escaso fervor popular que rode¨® el congreso justicialista, la m¨ªnima presi¨®n partidaria para el regreso de Isabel y este indulto, que ni de lejos lava la reputaci¨®n moral de la ex presidenta, colocan la reedici¨®n de la operaci¨®n retorno a los pies de los caballos. No es de extra?ar el desencanto de la ex mandataria, cada d¨ªa m¨¢s alejada de un regreso triunfal.
Aunque es cierto que la pol¨ªtica argentina vuelve por sus viejos fueros y fantasmas, y aunque es predecible un nuevo triunfo peronista, el fervor por Isabelita es un tanto relativo. De ella se respeta que pas¨® cinco a?os en una c¨¢rcel dorada, mientras otros levantaban fortunas, pero no es el personaje carism¨¢tico que arrastra a las masas. En un movimiento tan sentimental como el peronista siempre tendr¨¢ el cr¨¦dito el viuda de, pero hasta ah¨ª llega su poder.
Los argentinos est¨¢n en otras cosas. L¨²der, candidato peronista, ha descartado la posibilidad de cogobierno provisional, gane quien gane las elecciones, entre radicales y justicialistas en el ¨ªnterin del 30 de octubre al 1 de enero, en que los militares entregar¨¢n el poder.
Y los militares han comenzado su repliegue hacia los cuarteles. La Junta Militar ha ordenado la dimisi¨®n de todos los oficiales jefes que ostentan cargos p¨²blicos. Ser¨¢ un repliegue militar que pasar¨¢ a la historia, teniendo en cuenta que hasta los canales de la televisi¨®n est¨¢n regidos por soldados. Quienes por razones de fuerza mayor e inter¨¦s nacional tengan que seguir ostentando sus puestos deber¨¢n abandonarlos imperativamente 48 horas antes de las elecciones.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.