Colmeiro, el pintor que ve a Galicia como 'su cuadro', abre hoy en Madrid una antol¨®gica
Para Valle-Incl¨¢n era 'el ¨²nico int¨¦rprete' de su tierra gallega
Cuando Manuel Colmeiro no era a¨²n el artista al que las enciclopedias adjudican el primer puesto en orden de importancia entre los pintores gallegos vivos, Valle-Incl¨¢n hab¨ªa dicho ya de ¨¦l algo que en su momento fue interpretado como una m¨¢s de las boutades del escritor. "Usted", asegur¨® Valle a Colmeiro, "es el aut¨¦ntico int¨¦rprete de Galicia, no Sotomayor, como dicen por ah¨ª". Los elogios de su paisano no valieron a Colmeiro el reconocimiento -y a¨²n el conocimiento- de una parte sustancial de la cr¨ªtica espa?ola, a la que intentar¨¢ llegar, cumplidos los 82 a?os, con la muestra antol¨®gica que inaugura hoy en el Museo de Arte Contempor¨¢neo, en Madrid.
En el relativo desconocimiento de la obra de Colmeiro, el pintor que considera a Galicia como "su ¨²nico cuadro", en Espa?a, podr¨ªa haber influido no poco una biograf¨ªa plana y sin aristas a fuerza de estereotipadamente gallega, en la que las estancias en su propio pa¨ªs son apenas hitos dentro de una carrera que inici¨® como emigrante en el Buenos Aires de principios de siglo y concluye -a¨²n hoy- como transterrado m¨¢s o menos voluntario en Par¨ªs, donde mantiene abierto su estudio.Cuesta imaginarle ahora, en su entorno campesino natal de Margaride, en Silleda (Pontevedra), como el hombre que conoci¨® a todos los grandes pintores del siglo, aunque hablar de esta cuesti¨®n le resulte particularmente inc¨®modo a quien ten¨ªa libre acceso permanente a la casa de Pablo Picasso. "Es que", se justifica, "yo siempre he intentado hacer mi propia obra sin aprovecharme del reflejo de la fama de otros, y adem¨¢s no es del todo exacto que frecuentase la compa?¨ªa de los grandes pintores de la ¨¦poca. Pude hacerlo con Matisse y Braque, pero ya digo que eso es algo que nunca he buscado".
La carrera de este hombre de s¨®lida constituci¨®n f¨ªsica, manos inmensas y ce?o poblado de escepticismo y tristeza que lo hacen indistinguible del restante paisaje humano de la Galicia interior, ha estado vertebrada por el autodidactismo y un consciente rechazo de cualquier disciplina acad¨¦mica. "En realidad", explica, "yo empec¨¦ a pintar seriamente a los 16 a?os, en Argentina, aunque ya de rapaz hac¨ªa dibujos con un palo en la tierra mientras cuidaba las vacas de la casa. Pintaba en Buenos Aires las cosas de cada d¨ªa: mi madre, las mujeres comprando en el mercado... simplemente porque me gustaba. Entre mis proyectos no figuraba entonces el dedicarme a la pintura, sino escribir una novela, una historia muy curiosa que tratar¨ªa de un vagabundo que abandona Galicia y, ya en el extranjero, la recuerda...".
No perder el tiempo en las academias
Entre la novela que nunca lleg¨® a escribir y su regreso a Galicia, a los 25 a?os, hay en la biograf¨ªa de Colmeiro un tiempo decisivo en el que opta definitivamente por la pintura, incitado "por gente que vio mis dibujos". El obligado paso por la academia de Bellas Artes no dura, sin embargo, m¨¢s all¨¢ de un a?o y medio, que Colmeiro recuerda con gesto de cansancio: "Me sal¨ª, no me quedaba otro remedio, porque la verdad es que no ten¨ªa ganas de perder el tiempo. En las academias no se aprende absolutamente nada".Es, pese a todo, en Buenos Aires donde adquiere un primer conocimiento del expresionismo alem¨¢n, que marcar¨ªa sustancialmente el desarrollo de buena parte de su obra posterior. "Fue algo del todo casual y, por supuesto, al margen de las ense?anzas de la academia. Mi marchand en Argentina era un alem¨¢n llamado Muller que organizaba con cierta frecuencia exposiciones de pintores de su pa¨ªs. Por medio de ¨¦l y de pintores amigos pude consultar una biblioteca muy importante sobre pintura alemana, aunque debo decir que no me considero un expresionista, por m¨¢s que en Francia me hayan situado siempre dentro de esa corriente. El expresionismo llevado al l¨ªmite es una pintura brutal, y yo he luchado siempre contra la facilidad y los impulsos. Creo que soy un pintor muy controlado".
A?os para seguir aprendiendo
De su ¨²nica d¨¦cada de residencia continuada en Espa?a, adonde lleg¨® "para seguir aprendiendo", recuerda tan s¨®lo su relaci¨®n con la inteligencia galleguista del momento -particularmente Alfonso Castelao y Anxel Casal- y sus primeros tanteos en el campo del arte abstracto, del que luego renegar¨ªa mediante un acto radical: la quema de todos sus cuadros de esta tendencia."Yo ve¨ªa", dice Colmeiro, "al principio en el abstracto algo realmente muy serio, la libertad de la pintura. Pero un d¨ªa del a?o 1935 llegu¨¦, de manera casi repentina, a la conclusi¨®n de que aquello era una preocupaci¨®n puramente intelectual que no iba conmigo, y decid¨ª quemar todo lo que hab¨ªa hecho, excepto un cuadro que mi mujer insisti¨® en que le regalase".
Un a?o despu¨¦s, el comienzo de la guerra civil fuerza a Colmeiro, hombre de s¨®lidas convicciones marxistas mantenidas hasta hoy, a una precipitada huida por la frontera portuguesa.
Reinstalado en Buenos Aires, donde permanecer¨¢ hasta su definitivo traslado a Par¨ªs en 1948, Colmeiro sigue pintando casi obsesivamente la Galicia de la que ha estado separado la mayor parte de su vida. "Siempre, en el fondo, mi preocupaci¨®n ha sido este pa¨ªs, Galicia, al que amo, como tambi¨¦n amo a Espa?a, quiz¨¢ porque me march¨¦ de aqu¨ª a los 12 o 13 a?os y conserv¨¦ siempre el recuerdo de la infancia. De ah¨ª que los temas constantes de mi pintura sean la Galicia rural y la marinera".
No cree que el entorno de Par¨ªs, su definitivo asentamiento, haya influido particularmente en su obra, tal vez porque no ve en las tendencias pict¨®ricas algo sustantivo.
"Ni siquiera soy partidario del realismo socialista, entre otras cosas porque las obras que he visto de esta corriente no responden a sus planteamientos te¨®ricos. Lo que cuenta es la pintura, no las ideas ni las tendencias ni nada de eso. En el fondo, un pintor hace casi siempre el mismo cuadro, aunque lo vaya matizando, retocando, cambiando a lo largo de su vida. Se presenta cada vez un problema distinto que es, en realidad, siempre el mismo".
La exposici¨®n de Madrid, prevista en principio para el mes de mayo y aplazada varias veces, es una oportunidad excepcional para obtener la visi¨®n de conjunto de una obra construida crom¨¢ticamente con los verdes, blancos y ocres que han servido a Colmeiro para pintar una y otra vez Galicia, su ¨²nico cuadro.
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