La multiplicaci¨®n de los gastos militares mundiales se invierte en la sofisticaci¨®n de las armas
El mundo gasta cada vez m¨¢s dinero en armas, pero no puede hablarse de una carrera de armamentos porque estas fabulosas inversiones no permiten aumentar los arsenales, sino, en todo caso, mejorar su calidad. Esta es una de las conclusiones m¨¢s importantes del Balance militar 1983-1984 que ser¨¢ publicado hoy en Londres por el Instituto Internacional de Estudios Estrat¨¦gicos (IISS).
El informe de la prestigiosa instituci¨®n se?ala que en 1982 los Gobiernos de todo el mundo destinaron a gastos de defensa m¨¢s de 800.000 millones de d¨®lares (120 billones de pesetas), pero que en t¨¦rminos cuantitativos no hay evidencias que permitan denunciar una carrera armament¨ªstica. Bien al contrario, los datos econ¨®micos y la evoluci¨®n demogr¨¢fica hacen predecir que, en los pr¨®ximos 10 o 15 a?os, muchos pa¨ªses desarrollados encontrar¨¢n grandes dificultades para mantener el nivel de sus fuerzas armadas y de sus equipos.En algunos pa¨ªses se ha apreciado ya una disminuci¨®n de los arsenales, y, en otros, los recursos destinados a la defensa permanecen estabilizados. S¨®lo en el caso de las superpotencias puede hablarse de un incremento notable de las inversiones militares, pero incluso as¨ª estas inversiones no han hecho aumentar la cantidad, sino mejorar la calidad.
Oriente Pr¨®ximo es la otra excepci¨®n, ya que las guerras entre Ir¨¢n e Irak y la de L¨ªbano han contribuido, principalmente, a que esta regi¨®n haya registrado la tasa de crecimiento en los gastos militares m¨¢s elevada del mundo: el 35% para el periodo comprendido entre 1978 y 1982.
"El mundo encontrar¨¢ cada vez m¨¢s dificultad para dedicar una proporci¨®n a¨²n mayor de sus gastos y recursos a la defensa", afirm¨® el director del instituto, Robert O'Neill. "Creo que vamos a presenciar una sustancial reducci¨®n de armamentos, tanto en las superpotencias como en otros pa¨ªses, porque no veo c¨®mo estas sociedades, con un crecimiento econ¨®mico tan pobre, podr¨¢n mantener un nivel de gasto tan alto sin sufrir graves consecuencias en su estructura interna".
O'Ne¨ªll advirti¨®, sin embargo, contra la idea, que calific¨® de "peligrosa", de que es posible llevar a la Uni¨®n Sovi¨¦tica a un colapso econ¨®mico porque no podr¨¢ hacer frente a sus gastos militares. "La resistencia de la econom¨ªa sovi¨¦tica", explic¨®, "es todav¨ªa importante, tanto porque es una econom¨ªa centralizada como por la capacidad de sacrificio de su pueblo".
Equilibrio Este-Oeste
El informe anual del IISS dedica en esta ocasi¨®n una atenci¨®n preferente a la situaci¨®n econ¨®mica mundial, y se?ala que los gastos militares han seguido creciendo -sin traducci¨®n en cuanto a su n¨²mero- "pese a la importante disminuci¨®n en los ingresos nacionales de muchos pa¨ªses y pese a que se han reducido los gastos en casi todos los sectores p¨²blicos, incluidos los servicios sociales".En el caso concreto de la OTAN estima, sin embargo, que entre 1978 y 1982 las inversiones militares (excluidas las de Estados Unidos) han permanecido a un mismo nivel, en precios constantes. Si le suman los datos norteamericanos, la situaci¨®n es diferente porque los gastos de defensa aumentaron, en el mismo per¨ªodo, entre un 11% y un 12%. Lo mismo sucede en el caso del Pacto de Varsovia, en el que el papel de la URSS es dominante.
El Instituto Internacional de Estudios Estrat¨¦gicos estima que el balance militar entre los dos bloques sigue siendo suficiente como para que cualquier agresi¨®n militar pueda ser considerada como un "alto riesgo". "Las consecuencias de un ataque", explica, "ser¨ªan impredecibles y los riesgos, sobre todo de una escala nuclear, incalculables".
Sin embargo, es cierto que en los ¨²ltimos 20 a?os la balanza num¨¦rica ha cambiado a favor del Este, al mismo tiempo que el Oeste perd¨ªa parte de la supremac¨ªa tecnol¨®gica que hab¨ªa permitido a la OTAN creer que la calidad contrarrestaba la cantidad del Pacto de Varsovia. "No hay que llegar necesariamente a la conclusi¨®n de que la OTAN sufrir¨ªa ahora una derrota en caso de guerra, ni de que el Pacto de Varsovia pueda considerar su ventaja como suficiente para correr el riesgo de atacar, pero se puede concluir que hay suficiente peligro en la tendencia actual como para que la situaci¨®n requiera remedios".
Uno de los aspectos que precisar¨¢ m¨¢s atenci¨®n en los pr¨®ximos a?os es el envejecimiento de las flotas de gran n¨²mero de pa¨ªses. "Pocos pa¨ªses de la OTAN o del Pacto de Varsovia", explica el instituto, "han reemplazado sus barcos lo suficientemente deprisa como para que su fuerza naval est¨¦ al d¨ªa desde un punto de vista tecnol¨®gico. Las flotas se est¨¢n convirtiendo en peque?as y viejas".
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