La radicalizaci¨®n / 2
La guerra fr¨ªa de este oto?o templado es la radicalizaci¨®n, ya lo dije aqu¨ª el otro d¨ªa, a m¨ª que no me vengan, y ahora tenemos a Ferrer-Salat, el se?or de las moscas (ve a los proletariats como moscas), dispuesto a radicalizarse a su manera, que no ha conseguido pasar de un liberalismo Jorba Preciados, en Barcelona, ni de una elegancia de tenista de los domingos barceloneses. Va, coge, agarra, pilla, llega y anuncia que va a fundar un partido dem¨®crata / conservador o liberal / conservador, no me acuerdo ni quiero levantarme a mirarlo. Qu¨¦ m¨¢s da, si ya sabemos lo que va a ser (tengo dicho, por otra parte, que si uno se levanta mucho a mirar cosas, durante el art¨ªculo, eso se nota, como me dice Miguel Delibes que se le notan las pausas de fumar al que fuma escribiendo, y uno escribe "vestido de rel¨¢mpago", como el Lautaro de Neruda). Lautaro de los empresarios espa?oles, perfil de rel¨¢mpago, Ferrer ha encontrado en seguida su ex¨¦geta en el se?or Ass¨ªa, que para eso est¨¢ el rojo, a mandar, un respeto, faltar¨ªa m¨¢s, se?orito, Franco / Franco / Franco, a ti te lo debemos (escribo mientras ella duerme: a las mujeres y a los gatos les adormece el runr¨²n de la prosa). "Con una inflaci¨®n que es, pese al progreso realizado, el doble de la de otras democracias europeas, con una revoluci¨®n industrial en marcha, pero contra corriente, en la que seguimos de lejos a Europa...". As¨ª eran los p¨¢rrafos, apocal¨ªpticos e integrados, que echaba por la radio el se?or Ferrer, el otro d¨ªa. El se?or Ferrer, que es listo (algo se le habr¨¢ pegado, digo yo, de cuando me invit¨® a cenar, me pidi¨® que le firmase mi premio Nadal y me llev¨® a casa escoltado), el se?or Ferrer ha encontrado el f¨¢cil recurso de comenzar una oraci¨®n positivamente, para tornarla catastrofista en el predicado. "Con una estructura econ¨®mica muy d¨¦bil, no tenemos otra soluci¨®n que la de incorporarnos a la Europa tradicionalmente democr¨¢tica". Esto dijo San Ferrer por la radio. Lo que pasa es que con la Europa tradicionalmente democr¨¢tica, que ¨¦l a?ora, tanto socialistas como conservadores se pegan unas ostraspedr¨ªn de garabatillo o de cocamacola, como ustedes prefieran, mientras que el se?or Ferrer auspicia la opci¨®n Fraga o cualquier otra opci¨®n presidencialista que le permita trabajar sin riesgo (las p¨¦rdidas para el Estado / INI). Eso no es capitalismo. Son tan ir¨®nicos que incluso han conseguido que uno se ponga a. defender el capitalismo arriesgado y cuatrero de Adam Smith y Keynes, que no es sino la ¨¦pica grandiosa y cruel del dinero (que viene a sustituir a la ¨¦pica del Poder, glosada c¨®smicamente por Shakespeare). Hablan- luego los se?ores Ferrer / Ass¨ªa de la uget¨¦ y la socialdemocracia residual, que hasta con eso quieren acabar. Son unos troncos. Pero cuando el se?or Ass¨ªa / Armesto, en su glosa, habla de "batirse el cobre", entramos ya en el reino espurio de la frase hecha y yo me retiro dignamente por una salida lateral, que el mundo del t¨®pico no es mi mundo literario; m¨¢s o menos, como me retiro del Casino de Madrid / Torrelodones, tras haber perdido 50.000 p¨²as en la ruleta, y me voy a la discoteca del Casino, esc¨¦ptico y cansado, a ver bailar el "Soldadito de N¨¢poles", versi¨®n tecno / pop.La radicalizaci¨®n de la derecha / derecha, en fin, comienza a tomar formas concretas por arriba y por abajo. Los ultras peatonales asesinan rojos de cera, en el Museo, y los empresarios / Ferrer deciden montarse un partido directamente, como si fuera un tren de laminaci¨®n (nos van a laminar a todos). Me parece obsceno. Krupp, por lo menos, encargaba de las guerras econ¨®micas (no hay otras) a sus abogados. Digamos que guardaba las formas. Digamos que Ferrer no es Krupp, en el capitalismo, ni Santana en el tenis. Ferrer es el hombre / domingo que quiere hacernos currar toda la semana.
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