Los radicales re¨²nen en Buenos Aires cerca de un mill¨®n de personas en la mayor concentraci¨®n de la campa?a electoral
La Uni¨®n C¨ªvica Radical cerr¨® su campa?a en Buenos Aires en una de las mayores concentraciones humanas que recuerda esta ciudad, muy superior a la recepci¨®n brindada el a?o pasado a Juan Pablo II en plena batalla por las Malvinas. El mi¨¦rcoles, desde las cuatro de la tarde hasta pasadas las diez de la noche, cerca de un mill¨®n de personas paralizaron el centro Portillo, concentr¨¢ndose en la avenida del Nueve de Julio, alrededor del obelisco de la plaza de la Rep¨²blica, para escuchar un encendido discurso moralista y esperanzador del candidato presidencial Ra¨²l Alfons¨ªn.
Trescientos camilleros, 100 enfermeras, otro centenar de m¨¦dicos, 25 puestos sanitarios, numerosas ambulancias y hasta tres unidades coronarias m¨®viles, atendieron a una masa humana tocada con boinas blancas (distintivo radical) que la propia La Voz (Izquierda Peronista) eval¨²a en medio mill¨®n de personas. El peri¨®dico conservador Clarin (que se mantiene equidistante de los partidos en riza) estima en m¨¢s de 800.000 los asistentes al acto radical, y otros diarios disparan la concurrencia incluso muy por encima del mill¨®n de personas.Al margen de la guerra de las cifras, el dato significativo es que el radicalismo -que jam¨¢s en su historia, salvo en los sepelios de sus patriarcas, hab¨ªa reunido una muchedumbre- ya le disputa la calle al peronismo de poder a poder.
Ante las masas movilizadas por Ra¨²l Alfons¨ªn, la propaganda peronista ha tenido que poner sordina a su argumento favorito: reputar de grandes burgueses internacionalistas a los radicales.
Obreros, j¨®venes, viejos, empleados, parados, se?oras cubiertas de pieles y lumpen en alpargatas saltaron hasta la extenuaci¨®n coreando los p¨ªcaros esl¨®ganes de las manifestaciones argentinas. "?Bulo, bulo, bulo, ahora el peronazo se lo meten en el...!". "?Boromb¨®n, boromb¨®n, Herminio Iglesias, sos un ladr¨®n!". "?Si ¨¦ste no es el pueblo, el pueblo d¨®nde est¨¢!". "?Ya lo ve, ya lo ve, es para Lorenzo (Miguel), que lo mir¨¢ por tev¨¦"!, versiones alfonsinistas de Venceremos y de Guantanamera. Banderas espa?olas y latinoamericanas acompa?aron el bosque de ense?as argentinas y radicales.
Alfons¨ªn, desde un podio en mitad de la avenida pronunci¨® uno de sus m¨¢s breves discursos, constantemente interrumpido por el entusiasmo de la multitud. "Los justicialistas", dijo, "aseguran que ganar¨¢n con el general Per¨®n; si esto es as¨ª, yo me pregunto: ?qui¨¦n va a gobernar en Argentina?". (La muchedumbre: "?Per¨®n, Evita, a votar en Chacarita!"; el mayor cementerio porte?o.)
El l¨ªder radical articul¨® un discurso de Estado en el que reclam¨® "la unidad de la naci¨®n, la superaci¨®n de las diferencias y el final de las sectas, de los nenes de pap¨¢, de los uniformados, de los adivinos y los matones. Vamos a salir de esto, sepultaremos la decadencia y el reciente pasado nos parecer¨¢ una pesadilla. Estos d¨ªas son una bisagra sobre la que vamos a girar acabando con la desesperaci¨®n y la corrupci¨®n. Es la Argentina de la moralidad la que viene, para nosotros, para nuestros hijos, para todos los hombres que deseen habitar el suelo argentino...".
Un mensaje de esperanza y renovaci¨®n exactamente contrario al que transmite el peronismo con su obsesivo "volveremos" y su "vote por Per¨®n".
El justicialismo parece no haber entendido la profunda cri¨ªsis moral y hasta de identidad que sufre la sociedad argentina, que instintivamente no desea volver la vista atr¨¢s y que estaba necesitada de un mensaje regeneracionista ante sus m¨¢s recientes y sangrientas convulsiones.
Tras el acto radical, la unanimidad de las inviables encuestas que dan ventaja a los radicales sobre los peronistas, en dos o tres puntos, el conjunto de ambas campa?as y hasta el reciente de la calle puede preverse el triunfo muy ajustado de cualquiera de los dos antagonistas de la pol¨ªtica argentina.
Hoy, en el mismo escenario, los peronistas habr¨¢n puesto todo su empe?o para que en el cierre de su campa?a capitalina esta ciudad sea justicialista tal como el mi¨¦rcoles lo fue entusi¨¢sticamente radical.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.