El ocaso definitivo de la 'revoluci¨®n cultural'.
El partido comunista de la Rep¨²blica Popular China, el mayor del mundo, con m¨¢s militantes que la poblaci¨®n total de Espa?a, ha emprendido una limpieza casera -llamada eufem¨ªsticamente proceso de consolidaci¨®n- que llevar¨¢ a la expulsi¨®n de entre un 5% y un 10% de sus afiliados, un n¨²mero similar al de los habitantes de Madrid, durante los pr¨®ximos tres a?os. Esta purga reafirmar¨¢ a¨²n m¨¢s el liderazgo de Deng Xiaoping y supone el ocaso, aparentemente definitivo, del sector izquierdista o radical del partido que protagoniz¨® la llamada revoluci¨®n cultural. Es la "gran purga hacia adelante", necesaria para llevar a cabo las cuatro modernizaciones (industria, agricultura, ciencia y defensa) que practica Deng.
En muchas esquinas de Pek¨ªn grandes carteles, con fondo rojo y caracteres blancos, recuerdan a los transe¨²ntes los cuatro principios b¨¢sicos que gu¨ªan a la nueva sociedad instaurada por Mao Zedong hace 34 a?os: seguir el camino del socialismo, la dictadura democr¨¢tica del proletariado, el liderazgo del partido comunista y el pensamiento de Marx, Lenin y Mao.A partir de este tetr¨¢logo, que se considera indiscutible, el partido comunista chino (PCCH) llevar¨¢ a cabo su rectificaci¨®n. Esto supone examinar cuidadosamente uno por uno a todos los militantes, m¨¢s de 40 millones -entre ellos 9 millones de cuadros- y deshacerse de aqu¨¦llos que obstaculicen lo que el Diario del Pueblo, ¨®rgano oficial del partido, defin¨ªa como la ambiciosa meta de ¨¦ste: "Cuadruplicar el valor de la producci¨®n total de la agricultura y de la industria para finales de siglo y edificar un Estado socialista moderno, con altos niveles de civilizaci¨®n y democracia". Evidentemente, no se trata de una decisi¨®n espont¨¢nea o gratuita. La purga estaba anunciada desde mediados de 1981 y muchos de los rivales pol¨ªticos de Deng Xiaoping y su equipo de moderados han sido relevados ya de los puestos de importancia en el Gobierno o en el aparato del partido. Despu¨¦s del triunfo de Deng en el tercer pleno del und¨¦cimo comit¨¦ central del PCCH, en diciembre de 1978, sus m¨¢ximos oponentes, el general Wang Dongxing y el entonces alcalde de Pek¨ªn, Wu De, fueron apartados del bur¨® pol¨ªtico en febrero de 1980. Hua Guofeng, el sucesor designado por Mao, cesaba como primer ministro unos meses despu¨¦s, con lo que Deng ten¨ªa expedito el camino para realizar sus reformas y su pol¨ªtica de puertas abiertas hacia Occidente.
Pero, en cualquier caso, esta purga que ha comenzado a efectuarse hace unos d¨ªas es la primera que formalmente realiza el partido comunista chino desde 1942, cuando en las cuevas de Yenan, al norte del pa¨ªs, y todav¨ªa muy lejos de tomar el poder, se elimin¨® -f¨ªsicamente en muchos casos- a los disidentes o desviacionistas. Esta segunda purga oficial, que se anuncia incruenta, ha sido cuidadosamente preparada y est¨¢ dirigida, seg¨²n ese af¨¢n enumerativo que tienen los dirigentes chinos, a conseguir los siguientes objetivos: alcanzar la unidad ideol¨®gica en el partido, corregir su estilo de trabajo, fortalecer la disciplina y purificar la organizaci¨®n.
Al frente de esta operaci¨®n de limpieza interna est¨¢ Chen Yun, de 78 a?os, primer secretario de la comisi¨®n de disciplina del partido y uno de los hombres de confianza de Deng. Conocido economista y experto en temas militares, Chen Yun pertenece a la vieja guardia y tuvo mucho que ver con la purga de Yanan hace 41 a?os. Una de sus frases m¨¢s citadas es la siguiente: "El estilo de trabajo en el seno del partido es una cuesti¨®n que afecta a su supervivencia. Pese a sus v¨ªnculos con los moderados actualmente, en el poder, Chen no sufri¨® persecuci¨®n durante la revoluci¨®n cultural y conoce al detalle la compleja estructura y la divisi¨®n de fuerzas en el partido.
Seg¨²n fuentes occidentales, el n¨²mero de militantes que ser¨¢n expulsados de la organizaci¨®n rondar¨¢ los tres millones y la purga alcanzar¨¢ tambi¨¦n a muchos de los miembros de las fuerzas armadas que tiene carn¨¦ del partido y que constituyen un formidable grupo de presi¨®n.
En opini¨®n de algunos corresponsales extranjeros en Pek¨ªn, la magnitud de la purga demuestra la existencia de importantes bolsas de izquierdistas en las filas del PCCH que se oponen a la pol¨ªtica liberalizadora de Deng Xiaoping.
La revista te¨®rica Hongqi (Bandera Roja) comentaba recientemente en un editorial que la clave de esta campa?a de purificaci¨®n del partido consiste en deshacerse de los "malos elementos que son como serpientes en la hierba" y entre ellos citaba a los que "se resisten testarudamente a aceptar la l¨ªnea adoptada por el tercer pleno del und¨¦cimo Comit¨¦ Central, los que han cometido serios cr¨ªmenes econ¨®micos o de otra naturaleza y aquellos otros que violan gravemente la ley y la disciplina".
El Comit¨¦ Central del partido, compuesto por 201 miembros, hizo p¨²blico, el pasado d¨ªa 12 de
La 'gran purga hacia adelante' del PC chino
octubre, un documento de cuarenta p¨¢ginas en el que se anuncia el proceso de "consolidaci¨®n" del partido, a causa, entre otras cosas, de que "tendencias insanas y fen¨®menos decadentes est¨¢n saboteando seriamente la modernizaci¨®n socialista, da?ando la imagen del partido, debilitando la confianza de los militantes y de las masas en la superioridad del socialismo y el brillante futuro del comunismo, y minando el entusiasmo hacia el trabajo productivo, la pol¨ªtica y el estudio".Aunque reconoce que la mayor¨ªa de los militantes son honestos y disciplinados, el documento se refiere a tres clases de personas que ser¨¢n expulsadas de la organizaci¨®n: o los que llegaron a puestos de responsabilidad siguiendo a la banda de los cuatro (el grupo radical arrestado poco despu¨¦s de la muerte de Mao Zedong, en 1976) aquellos con graves tendencias fraccionalistas y los que se entregaron a la violencia y el pillaje durante la revoluci¨®n cultural.
En los ¨²ltimos d¨ªas, sin embargo, los ¨®rganos de Prensa oficiales han atacado tambi¨¦n a los sectores "liberales" o reformistas del PCCH, que aparentemente ser¨¢n incluidos tambi¨¦n en la purga, que afectar¨ªa as¨ª tanto a la derecha como a la izquierda del partido. En opini¨®n de observadores occidentales, este cambio supone una maniobra t¨¢ctica de Deng, bajo la presi¨®n de los depositarios de la ortodoxia mao¨ªsta, principalmente en el Ej¨¦rcito, que ve¨ªan con recelo una campa?a de rectificaci¨®n dirigida contra los radicales.
Wang Zhen, miembro del Buro Pol¨ªtico del PCCH, pidi¨® a mediados de esta semana que se desarrolle una lucha contra el "liberalismo burgu¨¦s" que afecta a sectores del partido, y el propio Deng Xiaoping se refiri¨® a la "poluci¨®n ideol¨®gica", t¨¦rmino con el que se alude aqu¨ª a la contaminaci¨®n de ideas occidentales consideradas perniciosas para el r¨¦gimen.
Experiencias piloto
Los ocho partidos pol¨ªticos llamados "democr¨¢ticos" (no comunistas), que cumplen una funci¨®n meramente decorativa en la gran Asamblea Nacional Popular (Parlamento) y que est¨¢n formados esencialmente por un pu?ado de intelectuales, dieron su aprobaci¨®n a la purga en el seno del PCCH. El pasado viernes, Hu Yaobang, secretario general del partido, dijo que este movimiento de "consolidaci¨®n" va dirigido ¨²nicamente al PCCH y. que las organizaciones "democr¨¢ticas" no tendr¨ªan necesidad de realizar una purga an¨¢loga en sus exiguas filas. De lo cuidadosamente preparada que est¨¢ la purga actualmente en curso da idea el hecho de que se hayan realizado pruebas piloto en varios lugares, principalmente en Shanghai, cuna de la banda de los cuatro. Las primeras expulsiones se han producido ya en esa ciudad, la m¨¢s poblada de China, y en ocho unidades del partido se examin¨® escrupulosamente a todos y cada uno de sus miembros.
En general, y siguiendo la pr¨¢ctica de los partidos leninistas de todo el mundo, se exigir¨¢n autocr¨ªticas, orales y por escrito, adem¨¢s de las cr¨ªticas y denuncias de otros militantes contra aquellos que consideren que se han desviado de la l¨ªnea correcta pol¨ªticamente, seg¨²n la Prensa oficial, a todos los examinados se les permitir¨¢ defenderse y sobre aquellos que existan dudas se les dar¨¢ un plazo de dos a?os para verificar su buena conducta.
Con el recuerdo todav¨ªa cercano de los horrores de la revoluci¨®n cultural, durante la que centenares de miles, e incluso millones, de personas fueron perseguidas, desterradas, encarceladas o asesinadas por la fracci¨®n m¨¢s radical del partido, los actuales dirigentes chinos -que, en su mayor¨ªa, como el propio Deng, sufrieron en sus carnes esa persecuci¨®n- se esfuerzan en que la purga actual no se asemeje a lo sucedido durante aquellos once a?os (1966-1976).
El documento del Comit¨¦ Central advierte claramente contra los excesos de ese tipo y condena la err¨®nea pr¨¢ctica (de enzarzarse en "luchas implacables y ataques despiadados, como sucedi¨® en el pasado". Los militantes que sean purgados perder¨¢n muchos de sus privilegios, desde coches oficiales a mejores viviendas, aunque se asegura que se les permitir¨¢ continuar en sus trabajos fuera del partido, incluso en puestos de responsabilidad.
Con vistas a la purga, los afiliados al partido tendr¨¢n que leer y comentar una serie de documentos y textos que fueron anunciados esta semana por la comisi¨®n encargada de la reforma y que, adem¨¢s de la nueva constituci¨®n de la Rep¨²blica Popular y de los reformados estatutos del partido, consisten en una serie de discursos de Deng Xiaoping y uno del secretario general del PCCH y hombre de confianza de aqu¨¦l, Hu Yaobang. Significativarnente, no hay un solo texto de Mao Zedong entre este material de lectura obligatoria para los militantes.
Los miembros del partido con los que tuvo ocasi¨®n de hablar EL PA?S, en tres ciudades de China, coincidieron en alabar esta decisi¨®n de "consolidar" al PCCH, e insistieron en que era algo necesario, porque algunos cuadros han cometido abusos, trabajado en su propio provecho y "perdido el contacto con las masas populares". Ninguno de ellos parec¨ªa nervioso o atemorizado ante la inminencia de la purga, posiblemente porque ellos, al estar entre los pocos a los que se les permite el contacto con la Prensa extranjera, gozan de la confianza de sus l¨ªderes, que consideran que se mueven en la l¨ªnea pol¨ªtica correcta.
"Tendremos una serie de reuniones en nuestra secci¨®n del partido, donde, como dicen ustedes en Occidente, nos lavar¨¢n el cerebro", coment¨® ir¨®nicamente uno de los militantes al ser preguntado sobre c¨®mo se desarrollar¨ªa la campa?a de consolidaci¨®n en su localidad.
Aunque entre los observadores occidentales nadie duda de que la purga va dirigida fundamentalmente contra los izquierdistas que a¨²n a?oran los tiempos de la revoluci¨®n cultural, existe la posibilidad de que la campa?a afecte de rebote a una serie de intelectuales, escritores y artistas sospechosos de poluci¨®n ideol¨®gica.
La ley del p¨¦ndulo
El diario oficial del partido, Renmin Ribao (Diario del Pueblo), se?alaba en un reciente editorial que "desde la primavera de 1979, un pu?ado de individuos han continuado oponi¨¦ndose y expresando dudas sobre los cuatro principios b¨¢sicos (del socialismo), han utilizado diferentes v¨ªas para expresar sus err¨®neos sentimientos Y puntos de vista. En asuntos ideol¨®gicos, particularmente en los carnpos de la teor¨ªa, el arte y la literatura, estos errores han causado confusi¨®n entre algunos j¨®venes. Otros camaradas han mantenido una actitud de laissez faire, que es contraria a la disciplina del partido. Esto es una causa importante de la poluci¨®n ¨¦tica y cultural que existe hoy d¨ªa en China".
El proceso iniciado este oto?o ser¨¢ largo y complejo, aunque la mayor¨ªa de las organizaciones del partido tiene ya detectados a los militantes que pueden ser objeto de expulsi¨®n. Pero nadie sabe a ciencia cierta que puede pasar en un partido tan numeroso y complicado, que ha oscilado como un p¨¦ndulo en muchas ocasiones durante sus 34 a?os en el poder.
Nadie sabe, por ejemplo, qu¨¦ podr¨ªa pasar si Deng, Xiaoping, que tiene 79 a?os, muere durante la campa?a.
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