Bellas y fr¨ªas estampas

Se proyect¨® esta pel¨ªcula en el ¨²ltimo festival de Cine Imaginario y de Ciencia-Ficci¨®n, de Madrid, y ya entonces se entendi¨® que hab¨ªa ca¨ªdo en la trampa de su propia ambici¨®n est¨¦tica. Supeditada a la belleza del encuadre, de la hora solar, de la localizaci¨®n exterior o de los simples trajes, Fuego y espada resultaba un producto fr¨ªo, ajeno, al que dif¨ªcilmente otorgaba inter¨¦s su protagonista aspecto formal.Trata, de nuevo, la leyenda de Trist¨¢n e Isolda, a la que se ha querido aplicar tambi¨¦n una teor¨ªa de la ¨²ltima descomposici¨®n del feudalismo, en base a una ambientaci¨®n hist¨®rica de segundo plano. Aunque probablemente ciertos, sus datos, sin embargo, no son trascendentes. La an¨¦cdota amorosa es seguida con atenci¨®n preferente y en su pretendida belleza se pierden los resultados del filme. Es tanta la concentraci¨®n del director en este objetivo central, que hasta los datos hist¨®ricos que rodean la historia quedan inconexos.

Veith von Furstenberg dirige aqu¨ª su primera pel¨ªcula. Hasta entonces hab¨ªa sido uno de los gestores, de la Filmverlag der Autoren, que tantas de sus producciones ha logrado distribuir en el mundo, y, posteriormente, productor en solitario. Tiene un claro inter¨¦s por la obra bien acabada, por la perfecci¨®n de su oferta, por la calidad de la imagen, pero no ha encontrado a¨²n su nervio narrativo o, quiz¨¢, el destino de su trabajo. Correcta, helada, bella e indiferente, Fuego y espada s¨®lo abre su propio camino.