Recuperaci¨®n y renovaci¨®n en el PCE / y 2
El Partido Comunista de Espa?a ha empezado a dar muestras de recuperaci¨®n, seg¨²n expresa su secretario general en este segundo art¨ªculo. El primero fue publicado el mi¨¦rcoles, d¨ªa 7. Hay que seguir, en su opini¨®n, en la l¨ªnea de integraci¨®n, cambios y renovaci¨®n, con unidad de acci¨®n basada en el marxismo revolucionario.
Lo cierto es que tras la conferencia nacional de diciembre pasado, un mensaje integrador de renuncia a las medidas administrativas, de autocr¨ªtica, de puertas abiertas todos los comunistas, fue suficiente para que el partido comenzara a expresar signos de recuperaci¨®n. ?No era ya ¨¦sta una pista para saber por d¨®nde caminar?Hoy m¨¢s que ayer no ofrece dudas que la recuperaci¨®n del PCE exige sostener una pol¨ªtica de integraci¨®n, de cambios y renovaci¨®n del partido y su pr¨¢ctica pol¨ªtica. Y, desde luego, para m¨ª es incuestionable la reafirmaci¨®n del partido laico, de masas, democr¨¢tico, de lucha y de gobierno, que mantiene el principio de unidad de acci¨®n y que se basa en el marxismo revolucionario y en las experiencias de lucha del movimiento obrero y popular.
No es volviendo a retomar conceptos superados por la realidad como vamos a recuperar el PCE, sino asumiendo el reto de un contexto internacional muy dif¨ªcil, manteniendo una posici¨®n ofensiva, comprendiendo que la historia de nuestro partido se ha desenvuelto en condiciones excepcionales, lo que indudablemente le hace portador de elementos culturales y h¨¢bitos que dificultan su verdadera renovaci¨®n. M¨¢xime cuando esta renovaci¨®n hemos de abordarla en medio de una crisis profunda de modelo de vida que afecta al mismo sistema de partidos.
Hemos de partir por tanto de que no ser¨¢ posible impulsar con ¨¦xito la renovaci¨®n y recuperaci¨®n del PCE si no se tiene en cuenta que hoy la articulaci¨®n de la sociedad se presenta mucho m¨¢s compleja que en el pasado, lo que est¨¢ en la base de la aparici¨®n de nuevos movimientos sociales. En este contexto, en el que a¨²n no tenemos respuestas a muchos fen¨®menos nuevos, es en el que hemos de intentar explicar y aplicar los conceptos con los que corresponde caracterizar hoy al partido comunista. Lo lograremos mejor si no somos prisioneros de supuestos principios ideol¨®gicos inalterables.
La laicidad del partido, la libertad de cr¨ªtica, la democracia interna hasta el extremo que permita la unidad de acci¨®n, son, en mi opini¨®n, condiciones imprescindibles para un partido de masas, capaz de librar una verdadera batalla cultural, ideol¨®gica, en el contexto de esta sociedad tan compleja, en profunda crisis. Lo que ocurre es que hoy est¨¢n a debate en el PCE conceptos introducidos en nuestros documentos desde hace mucho tiempo porque ¨¦stos fueron aceptados a golpe de autoridad, sin el necesario debate.
En el Documento Pol¨ªtico al XI Congreso se dice: "La m¨¢s amplia democracia interna, el permanente debate de las ideas dentro del partido y ante la sociedad, nacen como una exigencia del nuevo partido de masas para una v¨ªa democr¨¢tica al socialismo, de revoluci¨®n de la mayor¨ªa, en las condiciones cambiantes de nuestra sociedad. El debate y la discrepancia no son un mal inevitable, sino una necesidad para una lucha cultural e ideol¨®gica por la hegemon¨ªa". Y el primer problema que se nos plantea es de orden cultural, son los h¨¢bitos, las ataduras a supuestos principios inamovibles; son los sentimientos patrimoniales del partido. Es la necesidad de normalizar la discrepancia en el partido. O sea, no es s¨®lo una cuesti¨®n de normas democr¨¢ticas. ?Qu¨¦ expresa sino cultura dogm¨¢tica, falta de talante democr¨¢tico, el f¨¢cil recurso a las descalificaciones que se sigue produciendo en el PCE?
Por ello nos hemos propuesto librar una verdadera batalla cultural interna para superar esta situaci¨®n, sabiendo que no adecuaremos el partido a la estrategia de revoluci¨®n de la mayor¨ªa, mientras ¨¦ste no sea un verdadero centro promotor del debate de las ideas, dentro y hacia la sociedad, puesto que el partido no puede elaborar en recinto cerrado sus propuestas. Ha de ser capaz de someterlas a debate en colectivos o plataformas, no necesariamente partidarias, promoviendo un gran debate te¨®rico en la izquierda sobre un proyecto de nuevo modelo de vida.
Esta batalla en el seno del partido, rompiendo conceptos dogm¨¢ticos, superando h¨¢bitos y m¨¦todos paralizantes, para avanzar en la construcci¨®n de un verdadero partido de masas, hay que ligarla a un trabajo de formaci¨®n pol¨ªtica que suponga sobre todo debate, educaci¨®n de nuestros militantes en un esp¨ªritu rebelde de b¨²squeda, de interrogaci¨®n e inquietud. Tambi¨¦n nos proponemos introducir medidas normativas, como se hace en la reforma de estatutos propuesta por el comit¨¦ central, que ayuden a romper h¨¢bitos y mitos. Por ejemplo, yo quiero salir en defensa de la renovaci¨®n del cargo de secretario general cada tres congresos. ?Qu¨¦ virtualidad tiene esta propuesta? Sobre todo desmitificar. El papel de un secretario general de un partido que quiere ser de masas es importante pero lo es sobre todo el de un colectivo, de muchos colectivos.
Se nos plantea el tema de los miles de comunistas que han abandonado el partido. Desde mi punto de vista es impensable la consecuci¨®n de un proyecto de partido que suponga de verdad un reequilibrio dentro de la izquierda e influya en una alternativa de progreso real sin contar con esa masa de ex militantes que siguen siendo comunistas. Y ello por razones cuantitativas y cualitativas, pero, adem¨¢s, tambi¨¦n por razones pol¨ªticas. Nos dirigimos, pues, a todos ellos para que se incorporen al PCE en un marco de libre debate.
El ¨¦xito de una pol¨ªtica de afiliaci¨®n en los sectores de trabajadores, mujeres, profesionales e intelectuales y, sobre todo, la juventud, va unido a otros factores de la pol¨ªtica general del partido: al nivel de organizaci¨®n y actividad de nuestras organizaciones en los centros de trabajo; al estilo de trabajo y sensibilidad hacia nuevos valores culturales de la juventud; a una mayor comprensi¨®n y preocupaci¨®n sobre la problem¨¢tica de la mujer, a una mayor toma de conciencia sobre el "papel de los intelectuales en su doble vertiente de sectores influyentes en los aparatos ideol¨®gicos de la sociedad y el Estado", y como aportaci¨®n cient¨ªfica a la necesaria capacidad de elaboraci¨®n del partido.
Por ¨²ltimo, un tema que me parece fundamental: lo que mejor tiene que caracterizar hoy a un partido comunista es su relaci¨®n con la sociedad, su pr¨¢ctica pol¨ªtica hacia ¨¦sta, hacia los movimientos de masas; una relaci¨®n abierta, que estimule la organizaci¨®n y movilizaci¨®n social, que respete escrupulosamente la independencia de aqu¨¦lla. Se trata de asumir que el partido no es el ¨²nico sujeto de las transformaciones sociales, el ordenador supremo de todas las ideas pol¨ªticas. Los movimientos sociales no son simples sujetos subsidiarios de las transformaciones sociales. Y ello no est¨¢ en contradicci¨®n con que los militantes comunistas deben de defender y propagar dentro de esos movimientos nuestras ideas y propuestas.
He aqu¨ª algunas ideas que expresan la filosof¨ªa de renovaci¨®n del PCE sustentada por su comit¨¦ central. Una filosof¨ªa que guarda fidelidad a un partido de tradici¨®n marxista, a su historia de lucha y a un proyecto de verdaderas transformaciones sociales hacia el socialismo en libertad y el comunismo, metas irrenunciables del PCE.
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