Lo nuevo del 'afterpunk'
Seg¨²n ?ngeles,Garc¨ªa y Santiago Lanchares, en carta dirigida a su peri¨®dico, la m¨²sica afterpunk no ofrece ninguna novedad importan te, puesto que "no introduce t¨¦cnicas ni procedimientos nuevos" ni generaliza lo que ellos consideran fundamental para que se registre un giro en el concepto hist¨®rico de obra de arte: un nuevo lenguaje. Tampoco, desde su punto de vista, se verifica alguna "relaci¨®n entre el nuevo concepto de obra de arte que surge debido a la aparici¨®n de nuevas t¨¦cnicas y la m¨²sica afterpunk". No les falta raz¨®n (sobre todo de esa, con may¨²scula, que habita el epicentro de los grandes discursos de la modernidad) para pensar as¨ª: en efecto, el afterpunk no constituye un lenguaje nuevo. S¨®lo que eso, precisamente, hace del afterpunk un ejemplar s¨ªntoma de la condici¨®n posmoderna de la comunicaci¨®n art¨ªstica. Si el afterpunk intentara presentarse como un nuevo lenguaje -cosa que, como ellos apuntan, no sucede habr¨ªa que buscarle un lugar no en la posmodernidad, sino en la cadena evolutiva de los lenguajes art¨ªsticos pensada por la tradici¨®n moderna del darwinismo ling¨¹¨ªstico (dentro de la que resultar¨ªa un hito -o ismo- m¨¢s). El afterpunk, en cambio, se limita a explorar las libertades enunciativas que lenguajes ya dados ofrecen al usuario audaz. M¨¢s que generalizar nuevos lenguajes -eso se qued¨® para los vanguardistas, para las corrientes experimentalistas-, el afterpunk ensaya producir hablas, usos, juegos de lenguajes diferenciales (a veces, ciertamente, tan monstruosos, h¨ªbridos o distorsionados como los personajillos que tanta gracia parecen hacerle a M¨¢ximo) desde los que no pretende otra legitimidad hist¨®rica que la puntual ni otro alcance p¨²blico que el microgrupal.Pero no creo que les asista ning¨²n tipo de raz¨®n para negar la relaci¨®n que existe entre un nuevo concepto de obra de arte, debido a la generalizaci¨®n de nuevas tecnolog¨ªas comunicativas, y la producci¨®n musical posterior al punk. Si el afterpunk asume y promueve su destino efimero, su car¨¢cter de intervenci¨®n puntual e intensiva en la comunicaci¨®n de formas de sensibilidad -en medio de un campo sobrecargado de circulaciones-, su capacidad de producci¨®n discursiva limitada a la generalizaci¨®n de efectos de sentido fragmentarios y en superficie, su nula vocaci¨®n de implantaci¨®n macrogrupal, todo ello no puede deberse sino a una adaptaci¨®n milim¨¦trica a la nueva condici¨®n de la comunicaci¨®n art¨ªstica originada por el desarrollo de las nuevas tecnolog¨ªas de difusi¨®n y recepci¨®n p¨²blica. El afterpunk, en efecto, condiciona su modulaci¨®n de la producci¨®n de calidades musicales al nuevo dise?o de la red comunicativa en la que acontece hoy -a una velocidad y en una cantidad a?os luz superior a la propia de los per¨ªodos cl¨¢sico o moderno- la interacci¨®n social. Y es esa misma redefinici¨®n del ret¨ªculo comunicativo -deudora, desde luego, del desarrollo de nuevas tecnolog¨ªas la que origina un nuevo concepto y una nueva funci¨®n social de la obra de arte. Por ello, no creo que sea "poco serio" tomar la musicalidad afterpunk como paradigm¨¢tica de la condici¨®n posmoderna de la comunicaci¨®n est¨¦tica. /
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