Casarse por 20.000 pesetas
Espectacular aumento de las agencias matrimoniales en los ¨²ltimos meses
Carmen R., de 23 a?os, termin¨® el curso pasado en la universidad de Madrid sus estudios de Psicolog¨ªa. No ha encontrado trabajo todav¨ªa, pero su situaci¨®n econ¨®mica le permite pagar en tres plazos las 20.000 pesetas para que le abran una ficha en una de las 10 agencias matrimoniales que existen en Madrid. Su padre es abogado del Estado, y su madre, ama de casa. Domina el ingl¨¦s. Busca, con fines matrimoniales, un universitario alto, entre 25 y 30 a?os, y pone una condici¨®n: que no sea extranjero. No le importa que est¨¦ soltero, viudo o separado. Ha mantenido hasta ahora cinco encuentros, todos ellos fallidos. ?Habr¨¢ que buscar una de las causas de este fracaso en el hecho de que mida 1,80 de estatura, bastante m¨¢s que la media de las mujeres espa?olas? Por lo dem¨¢s, tiene el aspecto de una chica normal, atractiva, pelo y ojos casta?os, seg¨²n propia descripci¨®n. Es cat¨®lica, pero no practicante.El caso de C. R. no es paradigm¨¢tico para describir el perfil del cliente medio de las m¨¢s de 20 agencias matrimoniales que en la actualidad existen en Espa?a, con nombres como Scorpio, Aries, G¨¦minis, La Familia, Icrom, Tiempos Nuevos, La Pareja, La Uni¨®n, Amanecer..., pero tiene algunos rasgos que se acercan a las caracter¨ªsticas se?aladas por algunos responsables de estas agencias. La mayor parte de estas agencias est¨¢n situadas en grandes ciudades como Madrid y Barcelona, y dentro de las mismas, en el n¨²cleo urbano.
En contra de lo que podr¨ªa pensarse, a este tipo de centros acuden con mucha frecuencia personas j¨®venes -entre 23 y 45 a?os-, m¨¢s hombres que mujeres (aunque existe ¨²ltimamente una tendencia a igualarse), con estudios medios o superiores, con un nivel adquisitivo medio y alto, que deriva del propio patrimonio y del de su familia, tolerantes en lo religioso y con una cierta tendencia hacia la depresi¨®n. En este segmento se encuentran desde empleados de banca hasta peque?os empresarios, m¨¦dicos, farmac¨¦uticos, periodistas, abogados, funcionarios...
El cliente medio de estos centros desea encontrar amigos, emparejarse o sencillamente casarse.
Es frecuente que estas personas sean viudos o viudas, aunque tambi¨¦n abundan los divorciados/ divorciadas. Tanto ellos como ellas dan importancia al aspecto f¨ªsico, pero esto no quiere decir que esta caracter¨ªstica se presente como fundamental. Ellos quieren que su futura compa?era sea inteligente, sencilla, cari?osa, amante del hogar y de hacer el bien. Ellas quieren que sea culto, universitario, agradable, sincero... Las demandas de encuentros aumentan en per¨ªodos vacacionales y previos a los fines de semana.
Casarse por 20.000 pesetas
Viene de la p¨¢gina anteriorEste caso puede indicar tambi¨¦n que las agencias matrimoniales ya no s¨®lo comienzan a ser un negocio boyante en Espa?a -de ah¨ª su proliferaci¨®n en los ¨²ltimos meses-, sino que, adem¨¢s, est¨¢n perdiendo esa atm¨®sfera de miedo y secretismo, morboso en algunos casos, detectivesco en otros, y de mofa en la mayor¨ªa de ellos.
"Los primeros a?os", explica el economista y experto en relaciones p¨²blicas Luis Sans, que lleva 18 a?os al frente de una de las agencias m¨¢s antiguas de este pa¨ªs, instalada en la calle Doctor Fleming, "eran muy duros. Estos servicios han sido muy mal entendidos en Espa?a cuando en otros pa¨ªses se desenvolv¨ªan con perfecta normalidad. La gente confund¨ªa las cosas. Incluso ped¨ªan se?oritas de compa?¨ªa. En los ¨²ltimos tiempos las cosas han cambiado y la gente sabe a lo que viene. Esto no es un juego de ni?os ni de adolescentes. Vienen a encontrar una pareja estable. Antes hab¨ªa matrimonios rotos que ten¨ªan miedo en reconocer su situaci¨®n ante otras personas. Ahora ya no existe ese miedo".
De acuerdo con un reciente estudio elaborado por el departamento de estad¨ªstica que dirige Luis Sans, a pesar de la aparente artificialidad de las relaciones a trav¨¦s de las agencias matrimoniales, tiende a reducirse en matrimonio de conveniencia, aumenta el n¨²mero de personas que anteponen los valores humanos a valores f¨ªsicos o materiales, se registra una tendencia a la desaparici¨®n del matrimonio como soluci¨®n econ¨®mica o familiar y aumentan las exigencias de los requisitos que debe reunir la pareja.
Otro de los factores que puede estar contribuyendo a la desmitificaci¨®n de las agencias es la progresiva transparencia de estas empresas, montadas generalmente con pocos medios materiales y humanos y que tan s¨®lo necesitan para funcionar figurar en el Registro Mercantil y obtener un n¨²mero de licencia fiscal. Antonia Aranda, 29 a?os, licenciada en Derecho, quiere llevar esa transparencia incluso al ¨¢mbito material de la agencia ("mejor que la llamemos empresa de relaciones p¨²blicas") que se dispone a inaugurar en un edificio de la plaza de Espa?a. "Por eso he elegido un piso con mucha luz y una decoraci¨®n con plantas y muebles, que hagan m¨¢s agradable y desinhibido el ambiente".
Antonia Aranda, que lleva tambi¨¦n varios a?os trabajando en agencias matrimoniales, mantiene que no son necesarios conocimientos especializados para atender a las personas que buscan relacionarse. "Es un trabajo de relaciones p¨²blicas, en el que es fundamental dominar un buen vocabulario y saber escuchar. Se trata de facilitar un primer encuentro. El. resto lo ponen las personas que quieren relacionarse. Hay que romper el ambiente de misterio que rodea en muchos casos a las sedes de las agencias. La gente, en general acude a informarse o al primer encuentro en un manifiesto estado de nerviosismo".
Matrimonios por ordenador
La creaci¨®n de una agencia no se puede imaginar hoy d¨ªa sin la incorporaci¨®n de un ordenador como instrumento de racionalizaci¨®n del trabajo de valoraci¨®n. La selecci¨®n de las caracter¨ªsticas de cada cliente que quedan aparcadas en la memoria y que pueden ser llamadas en cualquier momento, seg¨²n las exigencias de otro nuevo, es b¨¢sica para estas agencias. Algunos directores califican estos centros como desaf¨ªos a la suerte o al azar en las pretensiones de encontrar pareja. "Nosotros", dicen, "le damos la oportunidad de escoger, entre un gran c¨ªrculo de personas, aquellas cuyas caracter¨ªsticas puedan cuadrar mejor con las suyas. De esa forma no deja su felicidad futura en manos de la suerte".
Pero el ordenador tambi¨¦n introduce un factor de riesgo para los clientes muy celosos en conservar Su intimidad y los secretos de sus datos econ¨®micos -hasta si tienen o no yate-, la estatura, el color de su pelo y de los ojos, sus gustos personales, su religi¨®n, sus preferencias pol¨ªticas, la profesi¨®n de sus padres e incluso si es capaz de procrear.
Estos y otros datos de car¨¢cter personal, f¨ªsico, familiar y de gustos quedan registrados en el ordenador a partir de una ficha exhaustiva, que rellena el cliente cuando formaliza su primer contacto con la agencia. Las agencias matrimoniales modernas son, desde el punto de vista de la inform¨¢tica, bancos de datos que deber¨¢n protegerse espec¨ªficamente de determinados departamentos de los poderes p¨²blicos.
Sobre la base de estas fichas y otros estudios simplificados de personalidad, que cada cliente rellena al hacer su primer desembolso econ¨®mico, se programan los encuentros. Cada cliente tiene la posibilidad de solicitar todos los encuentros que desee si no ha llegado a emparejarse con los anteriores. Los resultados en orden a conseguir un matrimonio o un emparejamiento real son desiguales. Unas agencias dicen que consiguen muchos matrimonios; otras, que un n¨²mero razonable. Otras anuncian previamente al cliente que su sistema no obra milagros.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.