Mensajes bajo la dinamita
Los atentados de Kuwait ocultan, bajo su apariencia trufada de p¨®lvora, varios mensajes. Sus autores quieren dejar claro que el enfrentamiento perenne contra Israel, y ahora contra Estados Unidos y Francia, no se circunscribe a los ardientes y castigados territorios de L¨ªbano. Hasta las mansas tierras del Golfo llegar¨¢ la metralla. Es el primer mensaje.El segundo mensaje tiene, quiz¨¢, m¨¢s alcance. La liquidaci¨®n de la resistencia palestina y la eliminaci¨®n militar y pol¨ªtica de Yasir Arafat, quien conserva a¨²n algunos de sus resortes diplom¨¢ticos, implican, entre otras muchas cosas, la quiebra de uno de los pocos fundentes que le quedaban al panarabismo: la causa palestina.
La lucha por la causa palestina all¨ª, que hab¨ªa sido en ocasiones transformada en un pretexto esgrimido por todo tipo de reg¨ªmenes ¨¢rabes para distraer sus muy graves conflictos internos, ha dejado de ser tal coartada. A partir de ahora, estos reg¨ªmenes, aliados del principal aliado de Israel, van a tener que encarar sin mecanismos de diversi¨®n sus problemas, sobre todo el de la participaci¨®n pol¨ªtica de sus pueblos.
El tercer mensaje es que la causa palestina en s¨ª, al haber sido hostigada exacerbadamente, algunos dir¨ªan que aniquilada, va a crear formas exacerbadas de lucha similares a las aplicadas por organizaciones del tipo de Septiembre Negro.
Ya estamos en los tiempos del terror ciego. Lo sucedido en Kuwait y en Beirut as¨ª lo muestra. No hay castigo posible contra el que est¨¢ dispuesto a dar su vida por su causa. Estadistas de Tel Aviv, de Washington y de Damasco van a arrepentirse de haber liquidado a Arafat.
Pero el mensaje m¨¢s importante de la nueva situaci¨®n es que emerge con toda su potencia el Islam, ¨²nica fuerza aglutinadora del poder, del esp¨ªritu y de la cultura del Oriente Pr¨®ximo. Es la m¨¢s poderosa se?a de identidad, supranacional, virgen a¨²n en esta zona del mundo.
Su fuerza de arrastre ha aflorado en Ir¨¢n. La invocaci¨®n de su nombre dar¨¢ sentido al martirio buscado por sus celosos y desesperados militantes.
El Islam est¨¢ ah¨ª, y se presenta como un mensaje de esperanza para los desesperados: un desaf¨ªo desconocido y temible, como el inextricable arabesco con el que se escribe el nombre de Al¨¢.
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