Una Postura alemana: s¨ª a la defensa, no a los Pershing
Hamburgo. Cualquiera que viva aqu¨ª tendr¨ªa problemas para descubrir alg¨²n tipo de preocupaci¨®n por la reunificaci¨®n. En el caso improbable de que Mosc¨² permitiera la reunificaci¨®n de las dos Alemanias, los alemanes, indudablemente, aprovechar¨ªan la oportunidad. Pero eso es algo que no les preocupa demasiado, porque saben que es algo que la URSS no se puede permitir en estos momentos. Lo que nos preocupa hoy d¨ªa no es si las dos partes del antiguo Reich seguir¨¢n divididas, sino si van a sobrevivir.La doctrina tradicional de la OTAN est¨¢ siendo visiblemente abandonada por el Pent¨¢gono de Caspar W. Wemberger.
El prop¨®sito original de la Alianza era disuadir un ataque contra los pa¨ªses europeos no ocupados por la Uni¨®n Sovi¨¦tica. Dentro de ¨¦se marco defensivo, el armamento nuclear ha tenido una significaci¨®n estrictamente limitada. La idea principal de la OTAN era la de control de la crisis, contener cualquier posible conflicto para evitar que se extendiera geogr¨¢ficamente y de que pudiera pasar a un nivel nuclear. Pero al Pent¨¢gono ya no parece bastarle con esto. A juzgar por los diversos comentarios p¨²blicos efectuados en los ¨²ltimos a?os, la estrategia defensiva de Occidente en la OTAN, Oriente Pr¨®ximo y Corea debe pasar de la simple negaci¨®n de la victoria para el otro bando a una clara (quiz¨¢ limitada) victoria del defensor.
Los principios fundacionales de la OTAN fueron trastocados cuando los partidarios de la l¨ªnea dura empezaron a dominar el pensamiento estrat¨¦gico norteamericano despu¨¦s de la ca¨ªda del sha de Ir¨¢n, en 1979. En vez de una contenci¨®n del conflicto, lo que tenemos ahora es una escalada horizontal: golpear al enemigo no en el punto original del conflicto, sino en otras zonas y con las armas elegidas por EE UU.
El informe de 1983 del secretario de Defensa al Congreso de Estados Unidos dice : "Nuestra contraofensiva... debe ser lanzada contra un territorio o contra objetivos que tengan para el enemigo una importancia comparable a la de los que son atacados". Se cita a Polonia como "uno de los puntos vulnerables del lado sovi¨¦tico que nuestros planes de guerra contraofensiva pueden tener en cuenta".
Las implicaciones de esto son mortales para las dos Alemanias. ?Qu¨¦ es lo que se supone, qu¨¦ significa esta estrategia de ampliaci¨®n de la guerra si no es la opci¨®n -y, para nosotros, la pesadilla- de movilizaci¨®n de la OTAN y la apertura de un segundo o tercer frente contra la Uni¨®n Sovi¨¦tica aqu¨ª, en Europa Central, en caso de conflicto entre las superpotencias en cualquier lugar comprendido. entre Kamtchaka y Beirut?
?No implica eso que Am¨¦rica est¨¢ dispuesta a desplegar sus misiles Pershing y Crucero y amenazar a los rusos con golpes nucleares limitados cada vez que Washington considere que sus intereses vitales se ven amenazados por Mosc¨² y sus sat¨¦lites en cualquier parte del globo?
La evidente intenci¨®n de la Administraci¨®n Reagan de utilizar ese armamento no s¨®lo para la defensa de Europa, sino para su pol¨ªtica global de fuerza, es la raz¨®n principal de nuestro miedo al despliegue de los misiles nucleares Pershing en Alemania Occidental, y es tambi¨¦n la raz¨®n de que sigamos tercamente insistiendo en que nos preocupan m¨¢s esas armas enviadas aqu¨ª, a un elevad¨ªsimo coste, por nuestros amigos americanos para defendemos, de lo que nos inquietan los monstruos aniquiladores que el imperio del Mal tiene apuntando hacia nosotros.Estrago pol¨ªtico
En el contexto estrictamente europeo, los nuevos misiles de EE UU no tienen mucho sentido militar. El ¨²nico impacto perceptible en tiempo de paz es el estrago pol¨ªtico que est¨¢n causando en la Alianza. Incluso en tiempo de paz, y no digamos en tiempo de crisis, tal potencial nuclear es autoperjudicial y suicida. Por eso no lo quiero en nuestro suelo, aun cuando soy amigo de Am¨¦rica, por lo menos as¨ª me considero. Quiero que mi pa¨ªs sea parte de una Alianza honestamente defensiva. No quiero que sea un componente sin inteligencia de un ordenador en un juego global de amenazas jugado seg¨²n las reglas de un Pent¨¢gono que est¨¢ perdiendo el control.
Ninguno de nosotros, los mayores, en Alemania ha olvidado ni pone en duda que hemos sido realmente liberados por los norteamericanos al final de la segunda guerra mundial. Cuando Robinson Crusoe salv¨® a Viernes de los can¨ªbales, Viernes se convirti¨® en una propiedad de Crusoe, para ser utilizado seg¨²n mejor le parec¨ªa al hombre blanco. Pero aun cuando la mayor¨ªa de nuestros pol¨ªticos sigue actuando como si fueran un Viernes en su sometimiento a Am¨¦rica, el destino de este personaje no puede seguir siendo para siempre el de esta naci¨®n liberada de los horrores de Hitler.
La Rep¨²blica Federal no puede seguir siendo durante mucho m¨¢s tiempo -debido, sobre todo, a la vulnerabilidad de Berl¨ªn Oeste- el ¨²nico pa¨ªs civilizado a quien se le deniegan sus instintos e intereses nacionales. El Reino Unido los utiliza en las Malvinas. Francia hace lo mismo con su fuerza nuclear independiente (y desestabilizadora).
Quiero recalcar que si la Uni¨®n Sovi¨¦tica, en contra de todo pron¨®stico, ofreciera una unificaci¨®n aut¨¦ntica. de las dos Alemanias -y no simplemente una confederaci¨®n-, nosotros, los alemanes occidentales, al igual que los alemanes de la Rep¨²blica Democr¨¢tica Alemana, responder¨ªamos a nuestro sumergido impulso nacional. De momento, el problema consiste en sobrevivir hasta que lleguemos a ese momento.
Los dos Estados alemanes tienen el inter¨¦s com¨²n de no ser incinerados en el altar de los sacrificios de las superpotencias. Ambos son conscientes de que EE UU y la URSS, Regado el peor de los casos de una confrontaci¨®n, tratar¨ªan instintivamente utilizar el suelo alem¨¢n como campo de batalla, en vez de implicar sus propios territorios de otra forma que no fuera m¨¢s que marginal. Y eso no va en inter¨¦s nuestro.
es editor de la revista Der Spiegel, de la Rep¨²blica Federal de Alemania.
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