Corbal¨¢n, magistral director del Madrid ante el CAI Zaragoza
El concierto de a?o nuevo se adelant¨® en casi 15 d¨ªas, por decisi¨®n propia del equipo de baloncesto del Real Madrid. Con Juan Antonio Corbal¨¢n como gran director, interpret¨® de la manera m¨¢s brillante que uno se pueda imaginar, una obra tan complicad¨ªsima como lo es la Caja de Ahorros Inmaculada de Zaragoza, recientemente condecorada con la Copa de Su Majestad el Rey. Y realmente la virginal obra son¨® de manera celestial.El auditorio, con capacidad para unas 5.000 personas, se llen¨® a rebosar, incluidos pasillos, con un millar de aficionados m¨¢s de lo reglamentado. Curiosamente no se agot¨® el papel. Y comenz¨® el preludio con algo de desconcierto. Algunos de los violines blancos estaban desafinados, concretamente los adquiridos en tierras americanas. Lo dificil de la obra era, sin duda, el motivo de este titubeante comienzo que poco a poco fue enton¨¢ndose. Pero el director Corbal¨¢n comez¨® a reposar con su batuta a la orquesta y a los 11 minutos de obra por primera vez se dominaba la situaci¨®n y el luminoso indicaba un 26-24, con lo que las cosas se iniciaban a entonar.
Los zaragocistas nada pod¨ªan oponer al dominio de Corbal¨¢n sobre todos los papeles, nada a la media e incluso larga distancia de Jackson y las galopadas de Iturriaga, magistralmente guiados por su maestro. Los violines extranjeros se hab¨ªan afinado y sonaban como los ¨¢ngeles. Por contra, los angelitos negros de la Inmaculada comenzaron a oscurecerse hasta perderse en el parqu¨¦ del auditorio. 50-41 a los 20 minutos y tras el en treacto, de nuevo se inici¨® la m¨²sica.
El gran maestro supo superar todos los altibajos de quienes a punto estuvieron de estropear el concierto, y a los 38 linutos de interpretaci¨®n se alcanzaba la nota m¨¢s alta, en voz de uno de los reservas, Rafael Rull¨¢n, que en magistral bandeja colocaba un 100-76 apote¨®sico. El delirio estall¨® cuando don Juan Antonio se retiraba agotado y dejaba la batuta en manos de su joven aprendiz, Francisco Velasco.
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