La ruptura con Yamaha, causa de la definitiva retirada de Kenny Roberts
El piloto norteamericano Kenny Roberts, consecutivamente tres veces campe¨®n del mundo de la categor¨ªa de 500cc y, seguramente, el mejor de todos cuanto forman el Continental Circus, no volver¨¢ a correr. La marca japonesa Yamaha, para la que corr¨ªa el norteamericano, no ha aceptado las pretensiones econ¨®micas de Roberts, que exig¨ªa 200 millones de pesetas por la pr¨®xima temporada, y dedicarse exclusivamente a las carreras. Con su retirada, el mundial de motociclismo perder¨¢ uno de sus mayores alicientes.
No fue s¨®lo la derrota frente a Spencer lo que motiv¨® la retirada de Kenny Roberts. El princ¨ªpal motivo fue el alejamiento de sus hijos. El abandono de su mujer y la posterior demanda de divorcio dej¨® a Kenny sin sus tres hijos, que siempre le acompa?aban en su cami¨®n-vivienda. Por decisi¨®n judicial, los ni?os no deb¨ªan seguir la vida ambulante y bohemia del fen¨®meno norteamericano, sino estabilizarse en California. Alejado de sus hijos, sin poder verlos con la frecuencia que ¨¦l quer¨ªa ni tampoco seguir su educaci¨®n, Kenny Roberts opt¨® por el abandono de la competici¨®n. Hab¨ªa ganado suficiente dinero como para no necesitar m¨¢s y, cansado de la dureza y la entrega que exige este tipo de vida, prefiri¨® volverse a su tierra natal.Sin embargo, desde que anunci¨® su deseo de abandonar, las presiones para que siguierafueron enormes. En especial la de Yamaha que no quer¨ªa de ninguna manera perder a Roberts. Pero la oferta del Marciano era muy dura. Para reconsiderar su marcha, Kenny Roberts exigi¨® a la f¨¢brica japonesa un contrato por el que se le pagasen 200 mi llones de pesetas por la pr¨®xima temporada y, adem¨¢s, que se es pecificara el poder dedicarse ex clusivamente a las carreras, abandonando todo lo que supo ne las relaciones p¨²blicas -que f¨®rma una buena parte de las contrapartidas publicitarias que se le exigen a este tipo de figuras-.
De esta forma, Kenny Roberts tendr¨ªa bastante tiempo libre para poder estar en California, cerca de sus hijos. Con lo que percibir¨ªa de su equipo, m¨¢s otros contratos publicitarios, los premios por las victorias y las primas de salida en carreras al margen del campeonato, ganar¨ªa m¨¢s de 300 millones de pesetas el pr¨®ximo a?o. Demasiado para Yamaha.
La f¨¢brica japonesa acaba de anunciarle su imposibilidad de satisfacer sus demandas. Ante la negativa, Kenny Roberts abandona. Su impresionante estilo, con la pierna rozando el suelo en cada curva en unas inclinaciones asombrosas, ya no volver¨¢ a verse en las carreras del mundial.
Los chasis del norteamericano estaban fabricados especialmente para ¨¦l en Estados Unidos, con materiales ligeros y resistentes, de acuerdo con el tama?o y las caracter¨ªsticas del piloto. Los motores suministrados por Yamaha, antes de ser montados en esos chasis, pasaban por las manos de especialistas que eran capaces de sacarles un poco m¨¢s de potencia. Las ruedas, m¨¢s eficaces y adaptadas a la especial y espectacular¨ªsima forma de pilotar de Roberts, eran suministradas en exclusiva al fen¨®meno norteamericano.
Con esto y la incuestionable categor¨ªa del piloto, Kenny Roberts no pod¨ªa fracasar. Y no fracas¨®. Gan¨® m¨¢s dineyo del que nadie hab¨ªa logrado jam¨¢s. Las firmas publicitarias se disputaban un peque?o espacio en su mono donde poder anunciarse, a cambio de cifras astron¨®micas. Las organizaciones de todas las carreras quer¨ªan su presencia a cualquier precio, conscientes de que su presencia era garant¨ªa de ¨¦xito econ¨®mico.
Adem¨¢s de dinero, Roberts se gan¨® la admiraci¨®n de sus competidores y de los aficionados, y tres t¨ªtulos mundiales consecutivos en la categor¨ªa reina, la de 500cc -en 1978, 1979 y 1980-. Pero, tambi¨¦n, se gan¨® la antipat¨ªa de muchos y el apodo de El Marciano por su extra?o car¨¢cter. Roberts ganaba y, en ocasiones, humillaba a su rivales.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.