Otra vez elecciones en El Salvador / 1
o.
IGNACIO ELLACUR?AYa se ha dado la se?al de partida para las pr¨®ximas elecciones en El Salvador, previstas para marzo de 1984, elecciones que, en opini¨®n del autor de este trabajo, no ser¨¢n m¨¢s que un bal¨®n de ox¨ªgeno que perpetuar¨¢ la agon¨ªa en la que se debate el pa¨ªs, tan irregulares y corrompidas como las que se celebraron en 1982, en plena guerra civil, sin registros electorales, con limitaci¨®n de partidos y con una escalofriante inflaci¨®n de papeletas de voto.
El domingo 18 de diciembre se dio la salida real para las elecciones presidenciales que se celebrar¨¢n en El Salvador el pr¨®ximo 25 de marzo.Ese d¨ªa qued¨® proclamado candidato presidencial por Arena (Alianza Republicana Nacionalista) el partido de extrema derecha del mayor. D'Aubuisson, a quien pocos d¨ªas antes la Casa Blanca hab¨ªa denegado el visado de entrada en Estados Unidos.
Aunque el Partido Dem¨®crata Cristiano (PDC) ya lo hab¨ªa proclamado, ese mismo d¨ªa tuvo convenci¨®n nacional para lanzar a Duarte, miembro principal de la Junta de Gobierno rectora del pa¨ªs hasta marzo de 1982. El Partido de Conciliaci¨®n Nacional (PCN) tambi¨¦n hab¨ªa nominado anteriormente a Francisco Jos¨¦ Guerrero, actual ministro de la Presidencia.
Otros dos partidos menores nominaron el mismo domingo a sus candidatos. S¨®lo Acci¨®n Democr¨¢tica (AD) no lo ha hecho todav¨ªa, en espera de decidir si se presenta o no a unas elecciones que teme puedan resultar otra vez irregulares.
?Qu¨¦ se pretende con estas elecciones? ?Qu¨¦ se puede esperar de ellas? Estas son las dos preguntas fundamentales, cuando las elecciones acaban de ponerse en marcha.
Nueva Constituci¨®n
Estas elecciones responden al proceso que se inici¨® el 24 de marzo de 1982 con la elecci¨®n de diputados (60) para una asamblea constituyente, cuya labor termin¨® el 15 de diciembre con la aprobaci¨®n de la nueva Constituci¨®n. Aquella asamblea eligi¨® tambi¨¦n un presidente provisional, ?lvaro Maga?a. Se trata ahora de elegir presidente y vicepresidente constitucionales, mientras la actual asamblea se ha premiado a s¨ª misma convirti¨¦ndose en legislativa. Con el proceso electoral que termin¨® su primera etapa en marzo de 1982 se pretend¨ªa avanzar en la soluci¨®n de los problemas que est¨¢n haciendo de El Salvador uno de los pueblos m¨¢s atormentados y de la regi¨®n centroamericana un polvor¨ªn, cuyo estallido final amenaza producirse si no se encuentran soluciones razonables.
Esos problemas pueden sintetizarse as¨ª: 1) guerra civil, que dura ya tres a?os, entre quienes quieren llevar adelante la revoluci¨®n y los que no quieren que el poder caiga total o parcialmente en manos de quienes estiman ser comunistas, esa guerra hab¨ªa causado hasta marzo de 1982 m¨¢s de 20.000 asesinatos atribuidos a fuerzas pro gubernamentales, mientras que los ca¨ªdos en combate podr¨ªan haber llegado en aquella fecha a unos 2.500 (la poblaci¨®n de El Salvador no alcanza los cinco millones); 2) creciente deterioro del poder del Estado, carente de autoridad para dirigir la guerra, la econom¨ªa, la marcha pol¨ªtica, sin posibilidad real de controlar el terrible deterioro social, uno de cuyos signos m¨¢s escalofriantes es la sistem¨¢tica violaci¨®n de los derechos humanos; 3) econom¨ªa en la que el PNB hab¨ªa descendido en un 20%; 4) creciente polarizaci¨®n y antagonismo, no s¨®lo entre las fuerzas gubernamentales y antigubernamentales, sino de aqu¨¦llas entre s¨ª; 5) debilitamiento de las instituciones p¨²blicas, entre otras las hospitalarias y educativas, hasta extremos inimaginables; 6) creciente intervencionismo de Estados Unidos, que reduc¨ªa al m¨¢ximo la soberan¨ªa nacional en la conducci¨®n pol¨ªtica y militar del pa¨ªs, as¨ª como en sus relaciones internacionales.
Problemas sin resolver
?Se ha resuelto alguno de estos problemas tras casi dos a?os en que un presidente capaz ha presidido un Gobierno de unidad nacional? La respuesta es fundamentalmente negativa.
Nunca hasta ahora el FMLN ha estado tan fuerte en lo militar como en estos ¨²ltimos meses del a?o 1983, de modo que el propio Gobierno de San Salvador se ha visto forzado a reconocer que, de marzo de 1982 hasta diciembre de 1983, las bajas del Ej¨¦rcito han alcanzado la cifra de 5.000, lo cual supone m¨¢s del 15% de sus actuales efectivos; los propios asesores norteamericanos (56) reconocen que, lejos de avanzar en la guerra ' se ha retrocedido y que no se puede pensar en un triunfo militar antes de cuatro a?os.
Por lo que respecta a los asesinatos en este mismo per¨ªodo, se pueden calcular por encima de 15.000, de modo que el presidente norteamericano Ronald Reagan se ha visto forzado a vetar el mandato del Congreso que le obligaba a certificar alguna mejor¨ªa en el respeto a los derechos humanos, cosa que ya no pod¨ªa hacer sin manifiesto enga?o; en vez de ello, el embajador Pickering y el vicepresidente Bush han tenido que amenazar con la supresi¨®n de la ayuda militar y econ¨®mica si no se acaba con los escuadrones de la muerte, que las autoridades norteamericanas consideran est¨¢n relacionados con el aparato militar.
Quiz¨¢ en los ¨²ltimos meses se ha frenado el ritmo de deterioro de la econom¨ªa y se ha logrado una Constituci¨®n consensuada. Pero sigue sin darse un poder del Estado con autoridad que gobierne el pa¨ªs y sigue la intervenci¨®n norteamericana, que en un momento dado pudiera convertirse en invasi¨®n militar.
Un bal¨®n de ox¨ªgeno
Hace falta, por tanto, un nuevo bal¨®n de ox¨ªgeno que permita continuar la guerra y posibilite al presidente Reagan obtener del Congreso una ayuda militar anual superior a los 100 millones de d¨®lares.
Hace falta tambi¨¦n ofrecer alguna novedad pol¨ªtica y con ella alguna nueva ilusi¨®n de que es factible salir de la agon¨ªa en que se debate el pa¨ªs. Y este nuevo bal¨®n de ox¨ªgeno son las elecciones. Hasta marzo de 1984 se dar¨¢ una gran movilizaci¨®n pol¨ªtica y despu¨¦s se podr¨¢ esperar otro a?o para volver a comprobar entonces que nada sustancial habr¨¢ cambiado.
Porque, ?en virtud de qu¨¦ van a cambiar las cosas? Si estas nuevas elecciones no aportan nada distinto a las de 1982, que no arreglaron nada sustancial? Aqu¨¦llas se realizaron en plena guerra civil, en un ambiente generalizado de terror, y ¨¦stas se realizar¨¢n en peores condiciones, hasta el punto de que no se considera que haya la seguridad necesaria para un normal desarollo de la campa?a.
Aquellos comicios se realizaron sin registro electoral, de modo que cada cual echaba su papeleta en la urna que le pareciera con la presentaci¨®n de su c¨¦dula y sin comprobaci¨®n de lista alguna, y ¨¦stas se realizar¨¢n de la misma forma, s¨®lo que ahora al votante le pintar¨¢n con tinta indeleble (?). En aqu¨¦llas s¨®lo se presentaron partidos que iban del centro derecha a la extrema derecha, y en ¨¦stas suceder¨¢ lo mismo, lo cual equivale a que en Espa?a s¨®lo pudieran ir a las urnas desde la democracia cristiana hasta Fuerza Nueva, sin posibilidad para el Partido Socialista Obrero Espa?ol, ya que su hom¨®logo en El Salvador, el Movimiento Nacional Revolucionario (MNR) no puede tener a sus dirigentes en El Salvador, porque desaparecen, son apresados o tienen que ser sacados por alguna embajada fuera del pa¨ªs.
Para los actuales comicios, a pesar de que ya comenz¨® la campa?a, no hay todav¨ªa ley electoral. Un partido tan moderado como AD (equivalente, tal vez, al Reformista que se est¨¢ lanzando en Espa?a), despu¨¦s de afirmar que las elecciones de 1982 fueron de las m¨¢s irregulares de la historia de El Salvador, entre otras razones por la inflaci¨®n masiva y fraudulenta de votos, piensa que las circunstancias actuales predicen que las de 1984 ser¨¢n todav¨ªa m¨¢s irregulares.
Ignacio Ellacur¨ªa es rector de la universidad Centroamericana de San Salvador.
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