El Vaticano y el Kremlin intensifican sus contactos para preparar una posible visita del Papa a la Uni¨®n Sovi¨¦tica
El Kremlin y el Vaticano vienen manteniendo contactos desde hace m¨¢s de un a?o para preparar la posible visita del papa Juan Pablo II a la Uni¨®n Sovi¨¦tica. C¨ªrculos diplom¨¢ticos occidentales en Mosc¨² afirman que estos contactos empezaron a ser especialmente intensos despu¨¦s del segundo viaje realizado por el Pont¨ªfice a Polonia, a finales de la pasada primavera.
La URSS y el Vaticano no mantienen relaciones diplom¨¢ticas, por lo que el di¨¢logo entre ambos transcurre de forma indirecta, sin que en ¨¦l intervenga ning¨²n otro pa¨ªs. El secretario de Estado (ministro de Asuntos Exteriores) de la Iglesia cat¨®lica, Agostino Casaroli, estar¨ªa interviniendo personalmente en el asunto.Casaroli fue, hace a?os, el primer dirigente vaticano que visit¨® la URSS, adonde acudi¨® para firmar el tratado de no proliferaci¨®n de armas nucleares. Juan Pablo II ha mostrado en diversas ocasiones sus deseos de viajar a la Uni¨®n Sovi¨¦tica. Precisamente en su viaje a Espa?a -hace m¨¢s de un a?o- cit¨® a la Virgen de Ostrabrama durante un discurso pronunciado en Santiago de Compostela. La Virgen de Ostrabrama es venerada en la Rep¨²blica cat¨®lica de Lituania (en la costa b¨¢ltica de la URSS).
Adem¨¢s de en Lituania, la Uni¨®n Sovi¨¦tica tiene minor¨ªas cat¨®licas en diversos lugares de su geograf¨ªa, as¨ª como otras de diversas nacionalidades -polacos y alemanes, fundamentalmente- que profesan esta religi¨®n. En total, los creyentes cat¨®licos de la URSS alcanzar¨ªan a ser unos tres millones.
Sin que nadie se atreva a adelantar una posible fecha para la visita papal, en los ambientes diplom¨¢ticos que conocen las negociaciones Vaticano-Kremlin se valoran ¨¦stas de modo especial por el solo hecho de que existan, y no se descarta que se llegue a un acuerdo. En el pr¨®ximo a?o de 1984, el Papa tiene pensado ir a Hungr¨ªa y Yugoslavia. Al no tener relaciones diplom¨¢ticas el Vaticano con la URSS, el viaje del Papa ser¨ªa una visita pastoral y no una visita de Estado. No obstante, este no es gran problema: lo mismo sucedi¨® en M¨¦xico, y a tan viajero Pont¨ªfice no parecen importarle tales sutilezas diplom¨¢ticas.
Juan Pablo II tiene una gran sensibilidad por el mundo eslavo, del que procede, y a principios de este a?o nombr¨® cardenal al let¨®n Julian Vaivods, primer purpurado del pa¨ªs de los soviets.
De llegarse a un acuerdo, el Papa no tendr¨ªa forzosamente que visitar Mosc¨², pudiendo dirigirse directamente a una de las 15 rep¨²blicas sovi¨¦ticas, Lituania -con mayor¨ªa cat¨®lica-, extendiendo eventualmente el viaje a otras dos, como Letonia o Bielorrusia, en las que existe un buen n¨²mero de cat¨®licos.
Si bien es completamente improbable que el Vaticano y el Kremlin entablen relaciones diplom¨¢ticas, podr¨ªa, en caso de acuerdo, llegarse a una soluci¨®n de compromiso, como ser¨ªa que el patriarcado de Mosc¨² (Iglesia ortodoxa rusa) abriera representaci¨®n oficial ante la Iglesia cat¨®lica. En los contactos entre ambos Estados existen ventajas e inconvenientes que los sovi¨¦ticos deben ir sopesando. El Kremlin, por principio, acostumbra a no cerrar ning¨²n resquicio diplom¨¢tico, y por ello estar¨ªa dialogando con la Iglesia cat¨®lica. Adem¨¢s, la URSS podr¨ªa tratar de capitalizar cualquier pronunciamiento del Papa en favor de la paz, que es uno de los temas favoritos de sus discursos.
En cambio, existen diversos problemas: la Iglesia cat¨®lica lituana ha tenido graves fricciones con el Estado sovi¨¦tico, y adem¨¢s, manifestaciones a favor de la disidencia polaca ser¨ªan mal vistas por Mosc¨². Sin embargo, la Iglesia cat¨®lica carece en la URSS del aparato que controla en Polonia, por lo que la libre movilizaci¨®n de los fieles ser¨ªa mucho m¨¢s dif¨ªcil. Hay adem¨¢s otros problemas, como el de los llamados greco-cat¨®licos (cat¨®licos de rito griego que volvieron a la Iglesia de Roma y fueron reconvertidos forzosamente a la ortodoxia por Jos¨¦ Stalin).
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