La inseguridad de la Seguridad Social

Y si del campo de los aut¨®nomos pasamos a las delicias del r¨¦gimen general de la Seguridad Social en el aspecto de las pensiones, la situaci¨®n es todav¨ªa m¨¢s dram¨¢tica. Sencillamente, la Seguridad Social se ha transformado en la cosa m¨¢s insegura que existe. El primer punto de su tan debatida reforma podr¨ªa consistir en cambiarle el nombre.Ahora resulta que si usted ha pagado toda la vida una cantidad de acuerdo con su sueldo -cantidad religiosamente descontada no s¨®lo a usted, sino sobre todo a su empresa-, para tener una jubilaci¨®n de acuerdo tambi¨¦n con su sueldo, ha sido usted un iluso. Si usted cre¨ªa que el Estado le iba a garantizar lo que cualquier empresa mutual le garantizar¨ªa, lo ha seguido usted siendo. Esta querida Espa?a que somos todos se ha transformado en un pa¨ªs que no s¨®lo tiene sol, playas, buenos vinos, hermosas mujeres y hombres que saben mirar de frente, sino tambi¨¦n la mayor cantidad de ilusos por metro cuadrado que hay en Europa.

Seg¨²n las reglas de oro de contabilidad -y hasta de la decencia, por qu¨¦ no decirlo-, si la empresa mutual de marras no cumpl¨ªa sus compromisos, sus dirigentes sufr¨ªan todos los puyazos del C¨®digo de Comercio y los garrochazos del C¨®digo Penal, o sea, que pod¨ªan ir a la c¨¢rcel. En cambio, el Estado se desliga alegremente de ellos, rebaja las pensiones a un 65% de su valor prometido -y se supone que previamente calculado al fijar la cuota- y sigue pidiendo fe y credibilidad. Mejor para ellos que nuestros hombres p¨²blicos no cambien de oficio, porque en la empresa privada durar¨ªan poco.

24 de enero