El cine espa?ol comienza a liberarse de sus ataduras
Cr¨®nica de la guerra civil, relato de escritores, an¨¢lisis de un suceso, historias de travestidos, entre los temas de los estrenos
Hoy se estrenan en Madrid cinco pel¨ªculas espa?olas: El caso Almer¨ªa, de Pedro Costa Must¨¦, Las bicicletas son para el verano, de Jaime Ch¨¢varri, La l¨ªnea del cielo, de Fernando Colomo, Vestida de azul, de Antonio Gim¨¦nez Rico y La mujer del juez, de Francico Lara Polop, que unidas a Ep¨ªlogo, de Gonzalo Su¨¢rez, y La conquista de Albania, de Alfonso Ungr¨ªa. Alguna ya ha sido presentada en otras ciudades y las restantes ser¨¢n exhibidas inmediatamente en toda Espa?a. En pr¨®ximas fechas, esa lista se ver¨¢ incrementada por Victoria!, de Antoni Ribas, Akelarre, de Pedro Olea, La muerte de Mikel, de Imanol Uribe, El seifor Gal¨ªndez, de Rodolfo Kuhn, y Sal Gorda, de Fernando Trueba, ¨²ltima producci¨®n del autor de Opera prima. En estas p¨¢ginas se analizan las claves de esa avalancha cinematogr¨¢fica.
Tras la presentaci¨®n de Ep¨ªlogo, la ¨²ltima pel¨ªcula de Gonzalo Su¨¢rez, que cuenta en sus primeras semanas de exhibici¨®n con un notable ¨¦xito de p¨²blico, y de La conquista de Albania, de Alfonso Ungr¨ªa, presentada el pasado martes, los cinco estrenos simult¨¢neos de pel¨ªculas espa?olas que tienen lugar hoy en Madrid -inmediatamente se presentar¨¢n en toda Espa?a- indican el buen momento de una cinematograf¨ªa que parece liberarse de sus viejas ataduras.Cinco pel¨ªculas, por otra parte, bien distintas entre s¨ª: Vestida de azul, de Antonio Gim¨¦nez -es una cr¨®nica directa, no dramatizada, de la vida actual de seis travestidos; Las bicicletas son para el verano, de Jaime Ch¨¢varri -de la que ya se habl¨® ampliamente en las ediciones de EL PA?S de 27 de agosto de 1983 y 14 de enero de este a?o-, incide en los recuerdos de la guerra civil inspir¨¢ndose en la obra teatral de Fernando Fern¨¢n-G¨®mez; por su parte, El caso Almer¨ªa, de Pedro Costa Must¨¦, entiende la cr¨®nica hist¨®rica relatando hechos m¨¢s recientes: la oscura historia protagonizada por un grupo de guardias civiles que cost¨® la vida a tres inocentes muchachos, confundidos con terroristas; La l¨ªnea del cielo, de Fernando Colomo, ¨²nica comedia del grupo, en la que el autor filma sus personales aventuras en Nueva York, y, finalmente, La mujer del juez, de Francisco Lara Polop, que se introduce por los designios del drama er¨®tico para mayor lucimiento de la bailarina Norma Duval.
Una variedad tem¨¢tica y estil¨ªstica que se ver¨¢ enriquecida durante las pr¨®ximas semanas con nuevos t¨ªtulos de reciente producci¨®n: Salgorda, de Fernando Trueba, una nueva comedia del autor de ?pera prima; Akelarre, de Pedro Olea, que supone su regreso al cine tras varios a?os de inactividad: en ella narra la h¨¢bil utilizaci¨®n que de la supercher¨ªa popular hicieron los se?ores feudales navarros del siglo XVI para eliminar a sus enemigos pol¨ªticos, y La muerte de Mikel, de Imanol Uribe, en la que se exponen las duras circunstancias que rodean a un ciudadano vasco tentado por la homosexualidad.
Feroz, de Manuel Guti¨¦rrez Arag¨®n; R¨ªo abajo, de Jos¨¦ Luis Borau; Los santos inocentes, de Mario Camus; Cuerpo a cuerpo, de Paulino Viota; ?ltimas tardes con Teresa, de Gonzalo Herralde; El se?or Gal¨ªndez, de Rodolfo Kuhn; Victoria, de Antoni Ribas; Pan de ¨¢ngel, de Francesc Bellmunt, y Pr¨®tesis, de Vicente Aranda, son otros de los t¨ªtulos esperados para fechas inmediatas, al margen de los que recientemente recibieron el premio de Nuevos Realizadores de la Direcci¨®n General de Cinematograf¨ªa: Casas Viejas, de Jos¨¦ Luis - L¨®pez del R¨ªo; Gritos sordos, de Ra¨²l Contel, y Vivir ma?ana, de Nino Quevedo, junto a Katy, de Santiago y Jos¨¦ Luis Moro, y Los motivos de Berta, de Jos¨¦ Luis Carroggio Guer¨ªn. Se?alamos hace tiempo en estas p¨¢ginas ese fervor creativo del buen cine espa?ol, que se orienta, al margen de modas, por caminos muy dispares.
Ya no es posible encontrar puntos de contacto entre los cineastas, tal como pod¨ªa ocurrir en los a?os sesenta con la eclosi¨®n del llamado nuevo cine espa?ol, que l¨®gicamente pon¨ªa en primer lugar la denuncia de ciertas realidades y en un tono obligado por la omnipresente censura. Cab¨ªa entonces englobar generacionalmente a los cineastas, portavoces interrumpidos de cuanto nos inquietaba. Huboentonces notables obras maestras, pero sin disponer de la libertad que hubiera permitido exponer a cada autor su visi¨®n m¨¢s personal: Carlos Saura es, al margen de su talento, una excepci¨®n, siquiera sea por la continuidad de su filmografia. La novedad de los ¨²ltimos a?os, y muy especialmente de la d¨¦cada presente, es, por ello, la imposibilidad de prever el camino de un nuevo filme.Perspectiva irrepetible
Sin contactos entre Carlos Saura y Pedro Almod¨®var, Imanol Uribe y Gim¨¦nez Rico, Fernando Colomo y Guti¨¦rrez Arag¨®n, Pedro Olea y Eloy de la Iglesia, Jos¨¦ Luis Garci y V¨ªctor Erice, cada director inicia su pel¨ªcula desde una perspectiva irrepetible. Realmente, seguir hablando del cine espa?ol en t¨¦rminos generales ha dejado de tener sentido en sus aspectos est¨¦ticos: el com¨²n denominador s¨®lo es v¨¢lido en las circunstancias industriales que le suelen rodear, aunque algunas notas s¨ª pueden ser se?aladas. Me refiero a la frecuente calidad de los t¨¦cnicos, directores de fotograf¨ªa y montaje, especialmente.
En aquella ¨¦poca, s¨®lo el desaparecido Luis Cuadrado obtuvo la fama que merec¨ªa; posteriormente fue su ayudante, Teo Escamilla, quien continu¨® aquel estilo que intentaba respetar la personalidad de cada filme por encima de los gustos propios del fot¨®grafo. Ahora, la n¨®mina de operadores que se responsabilizan del cine espa?ol es tan amplia como excelente.
Sin embargo, se sigue rodando en poco tiempo y con escaso dinero. Comparar las cifras de una pel¨ªcula espa?ola con cualquier otra de Europa, sin necesidad de remitirse a las norteamericanas,
suele ser irrisorio. Es probable que el reciente nuevo decreto-ley que regula la protecci¨®n al cine espa?ol alimente en los responsables econ¨®micos de cada pel¨ªcula la ambici¨®n por un cine a¨²n m¨¢s cuidado. Al margen de la posible precipitaci¨®n de algunos directores, capaces de dar por buenos guiones que a¨²n precisar¨ªan de mayor estudio, en Espa?a se rueda contra reloj, aunque buena parte de su producci¨®n se limite a ¨¢mbitos urbanos, cuando no estrictamente caseros.
Hace ya tiempo que desaparecieron de nuestras pantallas las pel¨ªculas que se ambientaban en escenarios reales. El coste de su producci¨®n desanim¨® a productores y guionistas, aunque es probable que en ello influyera tambi¨¦n un esp¨ªritu, puramente clasista. Basta observar algunas de las j¨®venes comedias del ¨²ltimo cine espa?ol, absortas en su propio ombligo, para entender que a los problemas econ¨®micos se a?adieron opciones personales.
En cualquier caso, es probable que el cine espa?ol no haya conocido antes una perspectiva tan estimulante como la actual, independientemente- del resultado concreto de cada filme. En una diversidad como la de esta amplia lista, es l¨®gico que cada espectador encuentre distintos motivos para la admiraci¨®n y el rechazo, aunque si ello, claro est¨¢, se traduce en oportunidades iguales para todos los filmes.
Si de las cinco pel¨ªculas espa?olas que hoy se estrenan, algunas de ellas lo hacen en circuitos extra?os o de segunda fila, habr¨¢ que entender que tal avalancha no s¨®lo se debe a la demanda de los espectadores, dado el buen ¨¦xito de los t¨ªtulos espaffloles presentados el pasado oto?o (Soldados de plomo, Truhanes, Entre tinieblas, El arreglo y El pico), sino tambi¨¦n a los intereses de las distribuidoras extranjeras, dispuestas a cubrir ahora, con precipitaci¨®n, la obligada cuota de pantalla, reservando as¨ª los pr¨®ximos meses para las pel¨ªculas que se preseleccionen para los oscars de Hollywood.
Eliminarse entre s¨ª
Los breves contratos por los que estas pel¨ªculas aparecen en los locales de estreno no son precisamente una ayuda al cine espa?ol. No hablemos ya de ayudas: se trata de una l¨®gica del mercado, de un derecho, al que suelen resistirse algunos distribuidores y exhibidores. Citemos como ejemplo el extra?o caso que une y separa a las pel¨ªculas Ep¨ªlogo, ya estrenada, y Akelarre, que representar¨¢ al cine espa?ol en el pr¨®ximo festival de Berl¨ªn.
El estreno madrile?o de ¨¦sta se prev¨¦ para el mismo local en que ahora Ep¨ªlogo se dibuja como un ¨¦xito. Seg¨²n eso, deber¨¢n eliminarse entre s¨ª las pel¨ªculas espa?olas para que se cumplan las leyes que obligan a exhibir cine espa?ol. Por otra parte, no ser¨ªa imaginable que una pel¨ªcula norteamericana se estrenara, como Ep¨ªlogo, sin previa publicidad y contra reloj.
Son problemas a resolver por los propios interesados. Ser¨ªa absurdo que una situaci¨®n tan creativa como la que hoy nos presentan quedara arruinada por el cansancio que les invade al concluir un filme: para otras cinematograf¨ªas es entonces cuando comienza el trabajo m¨¢s arduo.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.