G¨¹nter Kiessling un militar poco com¨²n
La suerte de Manfred Woerner, el ministro de Defensa que oblig¨® a dimitir al general de la RFA, est¨¢ echada
G¨¹nter Kiessling es un militar poco com¨²n, con su t¨ªtulo de doctor en Ciencias Econ¨®micas, su solter¨ªa a los 58 a?os, que hac¨ªa que su secretaria tuviera que encararse con el comandante en jefe de la OTAN, el general norteamericano Bernard Rogers. Cuando Rogers entraba en la sala de reuniones, Kiessling no acostumbraba a levantarse, lo que irritaba al general norteamericano que, por medio de su ayudante, expres¨® su desagrado a su colega alem¨¢n.La denuncia de un alto funcionario del Ministerio de Defensa hizo recaer sobre Kiessling la sospecha de homosexualidad. La mec¨¢nica de los Servicios Secretos del Ej¨¦rcito federal alem¨¢n, el Servicio de Contraespionaje Militar (MAD) se puso en marcha. Kiessling frecuentaba locales de homosexuales en Colonia y un m¨¦dico militar crey¨® descubrir que a?os atr¨¢s, durante un reconocimiento, el general se tocaba de forma sospechosa sus ¨®rganos genitales,
En una entrevista con el general inspector del Ej¨¦rcito, Wolfgang Altenburg, y en dos ocasiones, ante el mismo ministro de Defensa, el democristiano Manfed Woerner (CDU), Kiessling asegur¨® que no es homosexual y di¨® su palabra de honor de que no hab¨ªa frecuentado nunca locales de dudosa reputaci¨®n en Colonia.
Todo esto no le sirvi¨® de nada. De forma imprevista y en contra de lo acordado -baja por enfermedad y retiro anticipado el pr¨®ximo 31 de marzo-, el ministro Woerner decidi¨® sorpresivamente el cese inmediato del general, basado en los informes del MAD. El general Kiessling solicit¨® la apertura de un expediente disciplinario contra s¨ª mismo, para dejar en claro su honorabilidad.
Pronto trascendi¨® a los medios de comunicaci¨®n de la RFA que el motivo del cese del general era la acusaci¨®n de homosexualidad. En declaraciones a la Prensa, Kissling asegura que "nunca en mi vida tuve tendencias o relaciones homosexuales y nunca estuve en esos locales".
Testigos turbios
Los testigos de las andanzas del general por los locales de homosexuales son una serie de figuras turbias surgidas de la subcultura homosexual de Colonia: el due?o del bar Tom-Tom, gerente de una discoteca, buf¨®n carnavalero, productor de un disco, intermediario art¨ªstico y corredor de fincas, alcoh¨®lico y condenado a dos a?os por no pagar los Seguros Sociales; un camarero del Tom-Tom, un antiguo monje pasionista, expulsado de la orden por sus sospechas de homosexualidad, socio de quiebra fraudulenta del propietario de Tom-Tom, editor de una revista para homosexuales y fundador de un partido homosexual. El cuarto testigo del MAD es un vendedor de seguros, que en el pasado fue agente de los Servicios de Seguridad de la Rep¨²blica Democr¨¢tica Alemana (RDA), especializado en chantajes a homosexuales y condenado por sus actividades al pa sarse a Occidente.
El primer error de Manfred Woerner fue el cese de Kiessling uno de los tres generales de la RFA de cuatro estrellas, sobre la base de los informes del MAD que se apoy¨® en testimonios de estos cuatro turbios personajes.
Para colmo, apareci¨® un doble del general, y algunos de los testigos se vuelven atr¨¢s de su primera declaraci¨®n. La polic¨ªa esconde al doble en un pueblo cerca de Bonn y le hospeda, durante una semana, a cargo del erario p¨²blico para evitar que caiga en manos de la Prensa. Algunos de los potenciales testigos de la homosexualidad de Kiessling aseguran haber recibido ofertas de dinero si declaran en contra del general.
Sobre el caso empiezan a barajarse las hip¨®tesis m¨¢s diversas: desde una maniobra del presidente de Baviera, el socialcristiano Franz Josef Strauss (CSU), para asestar un golpe al Gobierno de Kohl y abrirse un puesto en el Gabinete por medio de una crisis ministerial, hasta los que quieren ver la mano de Estados Unidos y achacan a las discrepancias con Rogers la causa del cese de Kiessling.
El doble del general, J¨¹rgen Baum, que s¨ª frecuentaba los locales de Colonia y no ocultaba sus tendencias sexuales, est¨¢ convencido de que "todo fue una intriga y detr¨¢s de ella est¨¢n los americanos". En el cuartel general de la OTAN, Kiessling no ten¨ªa apenas nada que decir. Al lado de Rogers, el jefe supremo de la OTAN, su segundo alem¨¢n, es una pura figura decorativa.
Adem¨¢s de la animadversi¨®n personal, Kiessling discrepaba de la nueva estrategia militar norteamericana Air Land Battle 2000, que prev¨¦ el paso inmediato a la ofensiva en caso de guerra, con empleo no s¨®lo de armas convencionales, sino tambi¨¦n qu¨ªmicas y at¨®micas. Esta estrategia implica la defensa en el territorio contrario y fue muy criticada por los aliados europeos de la OTAN.
Desde el estacionamiento de los nuevo misiles en el suelo de la RFA, reina en el pa¨ªs una nueva sensaci¨®n de dependencia respecto al aliado del otro lado del Atl¨¢ntico y esto fomenta la creencia en versiones como la de una maniobra norteamericana contra Kiessling. "Somos la Rep¨²blica bananera m¨¢s rica", comenta sard¨®nicamente un alto funcionario del ministerio de Defensa en Bonn.
Cuando las pruebas contra
Kiessling se vienen abajo por falta de consistencia, Woerner act¨²a alocadamente y acepta recibir en Bonn al homosexual suizo Alexander Ziegler, apremiado por la necesidad urgente de dar consistencia a las acusaciones contra el general cesado. Ziegler asegura que tiene pruebas contra Kiessling y Woerner le recibe en el ministerio. Ziegler se distingui¨® en el pasado por sus acusaciones contra el ministro austr¨ªaco de Asuntos Extetiores, Wilibald Pahr, que hab¨ªa sido asaltado en Estrasburgo por dos j¨®venes, que se defendieron, al ser detenidos por la polic¨ªa, con la denuncia de que el pol¨ªtico hab¨ªa intentado aprovecharse de ellos sexualmente.
Woerner entra en contacto con Ziegler y tambi¨¦n con los testigos del grupo de Colonia, en vez de aclarar el caso directamente con Kiessling. Tras su entrevista con Woern¨¦r en el ministerio, Ziegler publica todo en el peri¨®dico amarillista de Zurich Brick. El peri¨®dico publica incluso el texto de una presunta cinta, en la que un prostituto de D¨¹sseldorff afirma que mantuvo relaciones sexuales con Kiessling, con preguntas incluso sobre el aspecto del pene del general.
Pocos d¨ªas m¨¢s tarde, Ziegler asegura que la cinta original la tir¨® a la basura el a?o 1979. El Ministerio de Defensa en Bonn se niega a dar detalles sobre la entrevista de Woerner con Ziegler, pero algunos aseguran que el homosexual suizo fue recogido en el aeropuerto por el ch¨®fer del ministro y que llegaron a comer juntos.
Un testigo 'mudo'
En la entrevista estuvo presente, "como testigo mudo", seg¨²n el portavoz del Gobierno de Bonn, el jefe de la Canciller¨ªa federal y hombre de confianza de Kohl, el secretario de Estado Waldemar Schreckenberger, conocido en Bonn como el tri¨¢ngulo de las Bermudas, porque dicen las malas lenguas que "papel que llega a sus manos 'desaparece sin dejar huella".
Las declaraciones de Ziegler y del grupo de Colonia no satisfacen a Sclireckenberger, que duda de la credibilidad de los testigos. La suerte de Woerner parece echada, pero su salida del. Gabinete obligar¨ªa de forma casi autom¨¢tica a plantearse el caso del ministro de Econom¨ªa, el liberal conde Otto Lambsdor (FDP). Los democristianos (CDU) aceptar¨ªan dif¨ªcilmente la salida de uno de los suyos, mientras un ministro del FDP, acusado ante la justicia de soborno, conserva su puesto. Strauss (CSU) habla y desmiente sobre la necesidad de una reorganizaci¨®n del Gabinete y de nuevo su sombra se cierne sobre Bonn. Esto puede provocar una movilizaci¨®n en su contra entre Kohl y su compa?ero de coalici¨®n, el ministro de Exteriores, Hans-Dietrich Genscher (FDP), que se mantuvo extremadamente silencioso durante todo el caso Kiessling.
Para complicar todav¨ªa m¨¢s el panorama, una revista radical de izquierda Pflasterstrand (Playa Adoquinada), editada por el ex l¨ªder estudiantil Daniel Cohn-Bendit, apareci¨® este fin de semana con una portada en la que muestra al ministro Manfred Woerner semidesnudo, con un taparrabos de cuero y en clara posici¨®n de homosexual. En la revista se menciona que hace a?os, antes de las elecciones de 1976, un grupo de oficiales hizo saber a los dirigentes democristianos que no estaban dispuestos a aceptar a Woerner como ministrode Defensa por su "inclinaci¨®n anormal". La revista lanza contra Woerner la misma acusaci¨®n que sirvi¨® de base al ministro para destituir al general Kiessling.
Un periodista, conocedor de las interioridades del Ministerio de Defensa, asegur¨® a EL PA?S que la acusaci¨®n contra Woerner carece de base, "se trata de un esteta, un amante de lo bello, que se siente feliz cuando le rodean personas hermosas". A su regreso a Bonn ma?ana, lunes, tras el viaje a Israel, el canciller Helmut Kohl se entrevistar¨¢, con su ministro Manfred Woerner, que ha anunciado que no tiene intenci¨®n de dimitir. Una comisi¨®n parlamentaria ha quedado constituida para investigar el caso Kiessling, que ya ha pasado a ser el "caso Woerner".
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