Paquito Fern¨¢ndez Ochoa, un espa?ol entre los grandes
Sapporo y Jap¨®n, por azares del destino y de la pol¨ªtica, sudaron sangre y m¨²ltiples negociaciones para poder cumplir su sue?o de organizar en el pa¨ªs del sol naciente unos Juegos de Invierno. Tokio, la capital, hab¨ªa conseguido ya los de verano, pero a¨²n le quedaba pendiente una deuda desde 1940. Se cumpli¨® en 1972, aunque tambi¨¦n estuvo a punto de producirse ya el primer gran boicoteo de la historia, sin pol¨ªtica esta vez por medio, por la protesta austr¨ªaca, y luego general, tras la descalificaci¨®n del esquiador Karl Schranz, acusado de cobrar dinero por anuncios. Todo se solucion¨®, al renunciar Schranz, y Espa?a, que, ausente de Melbourne-56 en protesta por la invasi¨®n sovi¨¦tica de Hungr¨ªa a?os antes, quiz¨¢ no hab¨ªa permitido ganar la ansiada medalla de oro al gimnasta Joaqu¨ªn Blume, lo fue a lograr gracias a Francisco Fern¨¢ndez Ochoa. Una figura espa?ola entre grandes de la ¨¦poca, como Anne Marie Proell, Rosi Mittermaier o Ingemar Stenmark, o los patinadores Eric Heiden e Irina Rodnina.
JUAN JOS? FERN?NDEZ, Sapporo-72 es un lugar y un a?o que quedar¨¢n grabados para siempre en el historial del deporte espa?ol. En las monta?as de la isla japonesa de Hokkaido se produjo una gesta m¨¢s, entre las importantes, del individualista deporte nacional. Francisco Fern¨¢ndez Ochoa, que con una calidad innata para el eslalon especial hab¨ªa logrado situarse entre la elite de los mejores esquiadores mundiales en su modalidad, tuvo el acierto y la fortuna de llegar en las mejores condiciones al d¨ªa concreto en que se dilucidaba una final ol¨ªmpica Se jug¨® todo a una carta en la primera manga, donde hizo un recorrido sensacional que le permiti¨® obtener el mejor tiempo, y tuvo despu¨¦s la suficiente sangre fr¨ªa para no perder la ventaja conseguida. Hab¨ªa hecho 55.36 en el primer recorrido y tuvo la suerte, con nervios incluidos, de conocer ya el resultado de sus m¨¢s directos rivales en la segunda al salir el pen¨²ltimo de la primera serie.
Hizo la carrera que le conven¨ªa, pero en realidad fue una sorpresa m¨¢s del esqu¨ª alpino en los Juegos japoneses, porque pocos pensaban que podr¨ªa resistir el ataque de los primos hermanos italianos Rolando y, sobre todo, Gustavo Thoeni vencedor ¨¦ste ya del gigante. Sin embargo lo consigui¨®, incluso con apreciable margen: 1.49.27, tras la suma de las dos mangas, por 1.50.28 de Gustavo Thoeni y 1.50.30 de Rolando. Gustavo hizo el mejor tiempo de la ¨²ltima manga, y el espa?ol, el segundo. Paquito, que ya es y ser¨¢ pr¨®ximamente en Sarajevo comentarista de lujo para RTVE, como un galard¨®n m¨¢s por un triunfo imborrable, tuvo el enorme m¨¦rito de ganar una carrera dificil¨ªsima, en la que fueron eliminados 35, casi la mitad de los 72 participantes. Tuvo 530 metros de recorrido y 228 metros de desnivel, con 71 puertas en la primera manga y 75 en la segunda.
Suiza, con. Bernard Rusi, ganador del descenso masculino, y Marie Therese Nadig, que se impuso en el gigante y el descenso femeninos, por delante de la ya impresionante austriaca Anne Marie Proell, domin¨® en conjunto el esqu¨ª alpino. La URSS, por su parte, como ya hab¨ªa hecho en hockey sobre hielo con Canad¨¢, Estados Unidos y Checoslovaquia, comenzaba a quitarle a Noruega, gran dominadora en Grenoble cuatro a?os antes, y al resto de los pa¨ªses n¨®rdicos, sil supremac¨ªa en el fondo. En Innsbruck- 76, y sobre todo en Lake Placid-80, lo iba a confirmar plenamente. La RDA, casi aplastante en luge y bobsleigh, comenzaba tambi¨¦n a Intercalarse, especialmente en biatlon.
Otra reina del patinaje
En patinaje art¨ªstico, una menuda patinadora rusa, de Mosc¨², Irina Rodnina, que formaba a¨²n pareja con Alexei Ulanov, ya imbatibles y campeones del mundo, se impuso por escaso margen a otra pareja sovi¨¦tica, de Leningrado, Ludmila Smirnova,y Andrei Suraikin. Poco tiempo despu¨¦s Ulanov y Smirnova se casaron. Irina Rodnina form¨® nueva pareja, y ya matrimonio, con Alexander Zaitsev. Sigui¨® ganando t¨ªtulos m¨¢s que ning¨²n otro patinador en la historia. Europeos, mundiales y los dos ¨²ltimos ol¨ªmpicos: Innsbruck-76 y Lake Placid-80. Ella era la gran estrella y se convirti¨® en la m¨¢xima figura de la especialidad de todos los tiempos. La pareja Ulanov-Smirnova no brill¨® nunca m¨¢s. Individualmente, el brit¨¢nico John Curry, vencedor en Innsbruck, dio un vuelco al patinaje con su nuevo estilo, incluso m¨¢s coreogr¨¢fico que atl¨¦tico.
En patinaje de velocidad, el holand¨¦s Ard Schenk, gran figura, logr¨® tres t¨ªtulos, pero iba a quedar peque?o, como todos los grandes nombres anteriores, con Eric Heiden, ganador de las cinco pruebas, tope ya alt¨ªsimo del programa (500, 1.000, 1.500, 5.000 y 10.000 metros), en la nueva y ¨²ltima cita de Lake Placid-80. Heiden es ahora ciclista, en uno de los trasvases curiosos y repetidos dentro del deporte. Su compatriota Sheila Young, por ejemplo, ha sido ya campeona mundial y ol¨ªmpica (1976) en las dos modalidades. Heiden fue la estrella en su pais, como el equipo norteamericano de hockey sobre hielo, sin profesionales, que logr¨® vencer a la URSS.
Si Heiden fue la figura en 1980, le acompa?aron ya con dos t¨ªtulos en esqu¨ª alpino los que ser¨¢n grandes ausentes en Sarajevo por su semiprofesionalismo: Hanni Wenzel, de Lietchenstein, y el sueco Ingemar Stenmark.
En Innsbruck-76, repetici¨®n del ¨¦xito de 1964, se repartieron los t¨ªtulos masculinos, pero la alemana occidental Rosi Mittermaier hizo lo mismo, y mejorado, que Wenzel y Stenmark: qued¨® al borde de igualar a Toni Sailer y Jean Claude Killy. Gan¨® el descenso y el eslaIon, y s¨®lo perdi¨® el gigante por 12 cent¨¦simas ante la canadiense Kathy Kreiner. Doce cent¨¦simas que nunca la permitir¨¢n pasar a la gran historia de los r¨¦cords absolutos.
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