Una larga ma?ana llena de tensi¨®n, rumores, sospechas e incertidumbre

Cuando a las 14.30 horas de ayer (12.30, hora peninsular) el presentador de televisi¨®n Igor Kirilov, un hombre de gafas y mediana edad, apareci¨® vestido de negro en la pantalla y anunci¨® con gesto solemne que el m¨¢ximo dirigente de la URSS, Yuri VIadimirov Andropov, hab¨ªa fallecido a las 16.50 horas del d¨ªa anterior, quedaba atr¨¢s una larga ma?ana llena de tensi¨®n e incertidumbre en la capital sovi¨¦tica, donde nev¨® por primera vez en muchos d¨ªas y la temperatura era de 10 grados bajo cero.Las sospechas de que algo muy grave hab¨ªa sucedido comenzaron temprano, cuando la emisora moscovita Maiak (Faro) suprimi¨® su programa humor¨ªstico matutino de las 7.05 horas para dar en su lugar m¨²sica cl¨¢sica.

A lo largo de la ma?ana, los f¨²nebres acordes de Chopin, Chaikovski, Sibelius y Rachmaninov, entre otros, acompa?aron las sospechas y las alimentaron hasta la certeza. Un importante dirigente sovi¨¦tico hab¨ªa muerto, pero todav¨ªa no se sab¨ªa qui¨¦n.

El hecho de que el ministro de Defensa y miembro del Politbur¨®, Dimitri Ustinov, de 75 a?os, hubiera aplazado repentinamente un viaje a la India hac¨ªa dudar sobre la identidad del fallecido, pese a la larga enfermedad de Andropov.

A la caza del indicio

Los c¨ªrculos diplom¨¢ticos occidentales permanec¨ªan pendientes del tel¨¦fono tratando de captar indicios que permitieran la plena identificaci¨®n del fallecido. Mientras Maiak informaba sobre la aventura espacial de los tres cosmonautas embarcados en el Soiuz T-10, o atacaba la pol¨ªtica de Ronald Reagan en L¨ªbano y Centroam¨¦rica, la agencia Tass transmit¨ªa su bolet¨ªn de noticias en el que se destacaban las medidas para atender mejor las necesidades de la poblaci¨®n. La televisi¨®n hab¨ªa mencionado incluso a Andropov en la madrugada al referirse a las elecciones para el Soviet Suprerno del 4 de marzo, para las que Andropov era candidato.

La televisi¨®n informaba de la marcha de los Juegos Ol¨ªmpicos de Invierno, en Sarajevo, a lo largo de la ma?ana, hasta que empez¨® a pasar documentales. Un programa de poemas de Pushkin fue sustituido por un concierto sinf¨®nico. A las 14.30 horas en punto, la televisi¨®n, la radio y la agencia Tass desvelaron el misterio, que ya hab¨ªa sido aclarado poco antes en Bruselas por el ministro del Exterior franc¨¦s, Claude Cheysson. El muerto era Andropov, tras "larga enfermedad".

La foto del dirigente, de paisano, con una corbata a rayas y una medalla en la chaqueta, apareci¨® unos segundos en pantalla entre dos comunicados iguales le¨ªdos por el mismo locutor. Despu¨¦s, apareci¨® una panor¨¢mica del Kremlin. Sigui¨®, a media luz, un concierto de Chopin, interpretado en un piano Bluthner. A las tres de la tarde concluy¨® la m¨²sica f¨²nebre, y en el receptor apareci¨® un documental sobre S¨ªberia. Tass segu¨ªa enviando noticias de remotos lugares del planeta, lejanas capitales africanas, como si la muerte de Andropov nada hubiera alterado en la escena informativa mundial.