El l¨ªder sovi¨¦tico recibe pr¨¢cticamente el mismo legado exterior que Breznev entregara a Yuri Andropov
En un momento en que la URSS goza del mayor poder¨ªo militar -absoluto y relativo- de su historia, Constantin Chernienko hereda de Yuri Andropov una deteriorada posici¨®n sovi¨¦tica en el mundo, con las relaciones Este-Oeste en su punto m¨¢s bajo de los ¨²ltimos 20 a?os. El legado que recibe Chernienko es sensiblemente parecido al que Leonid Breznev entregara a Andropov hace 15 meses. Europa seguir¨¢ siendo la prioridad de Mosc¨².
Andropov intent¨® evitar a toda costa que comenzase el despliegue de los misiles de crucero y los Pershing 2 de EE UU en Europa occidental. El no conseguirlo fue su mayor fracaso. S¨ª logr¨®, sin embargo, sembrar de dudas a la OTAN y demostrar la divisibilidad interna de la Alianza Atl¨¢ntica, pues ¨¦sta, indudablemente, ha pagado un precio pol¨ªtico por mantener su unidad oficial.El di¨¢logo Este-Oeste est¨¢ empantanado, y muy especialmente en lo que se refiere al control de los armamentos, algo que interesa desbloquear, tanto a Mosc¨² como a Washington, para frenar la costosa carrera armamentista en el espacio. Las negociaciones de Ginebra sobre los euromisiles fueron bruscamente interrumpidas cuando se produjo el despliegue occidental. Las negociaciones START sobre armas estrat¨¦gicas han avanzado poco y no cuentan con nueva fecha de reanudaci¨®n.
Quedan, pues, la Conferencia sobre el Desarme en Europa, reunida en Estocolmo, y, naturalmente, las conversaciones multilaterales sobre reducci¨®n de tropas en el frente central europeo, que se reanudan el 16 de marzo en Viena.
Ahora quiz¨¢ lo m¨¢s dif¨ªcil para el nuevo equipo que gobierne en el Kremlin sea lo que ocurra en su propia zona de influencia. Mosc¨² no ha encontrado a¨²n una respuesta v¨¢lida a la herej¨ªa polaca ni al dilema de tener que subvencionar, a un alto coste, a Europa del este o permitir su dispersi¨®n. El hecho de que la cumbre del Comecon no pudiera ser convocada durante la jefatura de Andropov ilustra bien la situaci¨®n. Pero los problemas van mucho m¨¢s all¨¢ con la resistencia del Pacto de Varsovia a aprobar el despliegue de nuevos misiles de cierto alcance en la Rep¨²blica Democr¨¢tica Alemana y en Checoslovaquia. Los euromisiles parecen dividir tanto al Este como al Oeste.
Dificultades en el Tercer Mundo
En las, fronteras quedan problemas sin resolver. Mosc¨² padece la frustraci¨®n de los acontecimientos de Afganist¨¢n, donde la guerrilla sigue resistiendo tras la invasi¨®n sovi¨¦tica, en las Navidades de 1979, que enterr¨® la palabra distensi¨®n del vocabulario del Gobierno norteamericano. Esta invasi¨®n no fue bien acogida por el Tercer Mundo, donde la imagen sovi¨¦tica parece haberse oscurecido. Es un legado que pasa intacto a Chernienko 15 meses despu¨¦s de que lo recibiera Andropov.Mosc¨² da la impresi¨®n de no tener m¨¢s que una mercanc¨ªa que ofrecer: las armas. Y, sin embargo, estas armas no han servido para resolver la lucha contra la guerrilla en Etiop¨ªa ni para mejorar la situaci¨®n del Yemen del Sur. Y en las inmediaciones de la otra superpotencia, en Centroam¨¦rica, la situaci¨®n no es brillante.
Puede contar con Cuba y, si acaso, Nicaragua, pero se encuentra con un presidente norteamericano, Ronald Reagan, dispuesto a contestar con las armas a las armas. El caso de Angola tiene pocas probabilidades de repetirse en Am¨¦rica Central.
En su frontera sur, la situaci¨®n permanece incierta. Breznev, al final de su mandato, inaugur¨® el deshielo de sus relaciones con China. No es una casualidad el gran apret¨®n de manos con que recibi¨® Andropov al ministro chino de Asuntos Exteriores, Huang Hua (posteriormente, destituido), con ocasi¨®n de los funerales de Breznev. Poco ha ocurrido desde entonces.
Quiz¨¢ el lugar donde en estos momentos est¨¦ mejor situada la URSS sea en Oriente Pr¨®ximo, con la renovada fuerza de las milicias musulmanas y con el apoyo sirio. En Siria, la URSS, que se hab¨ªa quedado al margen del contencioso en la zona, ha invertido muchas armas y mucho tiempo. Con la retirada de las tropas norteamericanas, Mosc¨² vuelve a la escena, quiz¨¢ con un protagonismo sin precedentes desde la expulsi¨®n de los consejeros sovi¨¦ticos de Egipto. Pero, no lejos de all¨ª, la URSS se encuentra tan impotente como otros pa¨ªses para controlar la guerra Ir¨¢n-Irak.
El legado que recibe Chernienko es poco diferente, pues, del que recibi¨® en su d¨ªa Andropov. Sin embargo, ¨¦ste presidi¨®, dando su apoyo personal, el derribo, el 1 de septiembre de 1983, del Boeing surcoreano. Dej¨® as¨ª la reputaci¨®n sovi¨¦tica por los suelos. Aunque fuese un error. Pero reflej¨® la erosi¨®n del poder civil en la URSS.
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