Reagan aprovechar¨¢ el 'cambio' en Mosc¨² para intentar mejorar las relaciones mutuas
Paz, negociaci¨®n, cooperaci¨®n, acuerdos son las palabras repetidas en todas las declaraciones oficiales de altos miembros de la Administraci¨®n del presidente norteamericano, Ronald Reagan, a la hora de pronunciarse sobre el nuevo cambio de l¨ªder pol¨ªtico en la Uni¨®n Sovi¨¦tica, donde Constantin Chernienko sustituye al fallecido Yuri Andropov. En definitiva, la Administraci¨®n Reagan parece dispuesta a aprovechar el cambio en Mosc¨² para intentar mejorar las relaciones entre Estados Unidos y la URSS, sobre todo en materia de armas nucleares.
El presidente Reagan invit¨® al nuevo l¨ªder de la Uni¨®n Sovi¨¦tica, Chernienko, "a trabajar conjuntamente para establecer las bases destinadas a una cooperaci¨®n constructiva", manifest¨® ayer el portavoz de la Casa Blanca, Larry Speakes. Record¨® que el vicepresidente de EE UU, George Bush, "insistir¨¢ en nuestras intenciones de paz y, en particular, en la b¨²squeda de acuerdos que sean mutuamente aceptables". Speakes concluy¨®, en la primera reacci¨®n oficial de la Casa Blanca al nombramiento de Chernienko, que no estaba previsto un encuentro entre Bush y el nuevo mandatario sovi¨¦tico, pero que, en caso de celebrarse, "ser¨ªa bienvenido".?C¨®mo ser¨¢n las relaciones entre las dos superpotencias, tras la desaparici¨®n de Andropov y la llegada de Chernienko? Nadie espera cambios radicales en los pr¨®ximos meses, aunque en los medios pol¨ªticos norteamericanos s¨ª se cree que Reagan tiene una nueva oportunidad para intentar mejorar las fr¨ªas relaciones actuales entre Washington y Mosc¨².
"La burocracia sovi¨¦tica es tan pesada que es improbable que veamos cambios r¨¢pidos", dijo Lawrence Eagleburger, secretar¨ªo de Estado adjunto para Asuntos con Europa. Para Zbigniew Brzezinski, ex director del Consejo (le Seguridad de la Casa Blanca bajo la presidencia Carter, el nuevo inquilino del Kremlin "es un, hombre muy prudente, poco inclinado a las innovaciones".
Acuerdos ling¨¹¨ªsticos
Sin embargo, a pesar de que pocos esperan modificaciones significativas en las relaciones entre la Casa Blanca y el Kremlin, la llegada de Chernienko, junto al inicio de la campa?a presidencial en EE UU, pueden abrir nuevas v¨ªas de di¨¢logo. Acab¨®, por otra parte, la indecisi¨®n que cre¨® la larga enfermedad de Andropov en materia de contactos entre EE UU y la URSS.Las ofertas de coexistencia pac¨ªfica, pero nunca al precio de una superioridad militar, son palabras expresadas por Chernienko que reciben muy buena acogida en Washington. Parece haber acuerdo, al menos en el lenguaje, entre los l¨ªderes del Este y del Oeste. ?C¨®mo traducirlo en realidad, en un momento de paralizaci¨®n de todas las negociaciones bilaterales para reducci¨®n y control de armas, convencionales o estrat¨¦gicas? Es un problema a dilucidar por etapas.
Primero, depender¨¢ de si hay una entrevista de Chernienko con Bush, en Mosc¨², y del eventual contenido de la misma, para calibrar el deseo mutuo de un giro hacia la distensi¨®n en las relaciones entre los dos pa¨ªses. Un regreso a la mesa de negociaciones de Ginebra, para tratar de la reducci¨®n y el control de armas nucleares, ser¨ªa un segundo paso significativo, aunque dif¨ªcil de alcanzar tras la ruptura, a finales del pasado a?o, de las conversaciones sobre euromisiles y sobre armas nucleares estrat¨¦gicas. Un tercer eslab¨®n, de capital importancia, ser¨ªa el encuentro en la cumbre entre Reagan y Chernienko.
"Siempre estuvimos preparados para un encuentro en la cumbre si debe aportar mejoras importantes", precis¨® la embajadora de EE UU ante la ONU, Jeane Kirkpatrick. La idea de una reuni¨®n entre Reagan y Chernienko contin¨²a en el calendario pol¨ªtico de la Casa Blanca.
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