Buenos Aires tratar¨¢ con Londres sobre las Malvinas, pero s¨®lo si se discute la soberan¨ªa
Argentina est¨¢ dispuesta a negociar con el Reino Unido sin condiciones previas, "pero si Londres no est¨¢ dispuesto a hablar de la soberan¨ªa de las islas, para nosotros no tiene ning¨²n inter¨¦s sentamos a la mesa de negociaciones", ha declarado el presidente de la Comisi¨®n de Exteriores de? Senado, Adolfo Gass. Por otra parte, portavoces del Ministerio de Asuntos Exteriores de este pa¨ªs reputaron ayer de falsas las especulaciones del Financial Times de Londres sobre una posible conversaci¨®n telef¨®nica entre el presidente Ra¨²l Alfons¨ªn y Margaret Thatcher.
No obstante, con la mediaci¨®n oficiosa de Estados Unidos se est¨¢n dando pasos significativos para recomponer en breve alguna suerte de di¨¢logo. Ya el jueves pasado el Gobierno argentino entreg¨® una nota al Foreign Office, por intermedio de la embajada brasile?a en Londres, en la que propuso la reanudaci¨®n de negociaciones bilaterales sobre el futuro de las islas Malvinas en conversaciones globales que incluyeran el tema de la soberan¨ªa, pero sin otorgarle prioridad.Tras la propuesta argentina de sustituir las fuerzas brit¨¢nicas en las Malvinas por un destacamento de las Naciones Unidas (oferta rechazada en¨¦rgicamente por el Reino Unido), esto es lo m¨¢s lejos que puede llegar el Gobierno de Ra¨²l Alfons¨ªn: empezar a negociar teniendo la soberan¨ªa de las islas en la agenda de las conversaciones, pero sin dar al espinoso problema un tratamiento de prioridad en el tiempo.
Toda la estrategia de la diplomacia radical conduce a retrotraer el conflicto a lo establecido en la resoluci¨®n 505 de las Naciones Unidas, que urg¨ªa a ambas partes a reiniciar el di¨¢logo; y todos los pasos de la diplomacia argentina tienden a retomar las cosas tal como estaban antes del comienzo de las hostilidades en el Atl¨¢ntico sur. Hay que entender que para los argentinos la guerra fue un error y la ¨²ltima demencia de una Junta Militar presidida por orates alcoholizados. El pueblo argentino est¨¢ altamente sensibilizado respecto a las Malvinas, en un grado infinitamente superior -valga el ejemplo- al del pueblo espa?ol respecto de Gibraltar. Ningun Gobierno argentino dejar¨ªa de negociar la soberan¨ªa de las islas sin enajenarse el favor de la poblaci¨®n.
Muy probablemenbte en esta misma semana, y para acallar los rumores de diplomacia secreta, el presidente Alfons¨ªn dirigir¨¢ un mensaje a la naci¨®n explicando los alcances de las ofertas argentinas al Reino Unido. En cualquier caso, todo lo que no sea devolver el conflicto al 1 de abril de 1982, con reanudaci¨®n de relaciones diplom¨¢ticas, parece aqu¨ª tener escaso sentido pr¨¢ctico.
Detenido el almirante Chamorro
Diplom¨¢ticos argentinos estiman como muy favorable la mediaci¨®n oficiosa estadounidense, que est¨¢ presionando con fuerza en Londres para que la primera ministra reduzca su intransigencia. Otro factor de gran importancia es la actitud del pueblo argentino en la posguerra hacia los brit¨¢nicos: no hay odio, no hay rencor, la colonia brit¨¢nica hace su vida en paz y se relaciona abiertamente con los argentinos; el director del minoritario pero prestigioso Buenos Aires Herald es Ingl¨¦s, est¨¢ casado con una argentina, tiene hijos criollos y dirige todos los d¨ªas su peri¨®dico.
En la madrugada del domingo al lunes, el contralmirante retirado Rub¨¦n Chamorro arrib¨® a Argentina desde Sur¨¢frica y fue detenido inmediatamente en el aeropuerto de Ezeiza. En en apostadero naval del R¨ªo de la Plata espera su comparecencia ante el Consejo Supremo de las Fuerzas Armadas. El alto tribunal militar le hab¨ªa dado 10 d¨ªas de plazo para regresar al pa¨ªs y responder de los cargos que le involucran en la tortura y desaparici¨®n de al menos 4.000 personas en la Escuela de Mec¨¢nica de la Armada, en el centro de Buenos Aires, de la que fue director durante los peores a?os de la represi¨®n. Junto con el general Ram¨®n Carnps, Chamorro es uno de los exponentes principales y directos de la violaci¨®n de los derechos humanos en Argentina. Su regreso no tiene nada de heroico: si no hubiera vuelto voluntariamente, se hubiera solicitado su extradici¨®n a Sur¨¢frica.
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