Despliegue de unidades neutrales del Ejercito en Beirut oeste con el acuerdo de los musulmanes
Anunciado a bombo y platillo por los jefes de las milicias musulmanas que conquistaron Beirut oeste hace ahora casi tres semanas, el despliegue en el sector occidental de la capital de las unidades del Ej¨¦rcito que renunciaron a defender al presidente Am¨ªn Gemayel tuvo ayer un car¨¢cter m¨¢s bien simb¨®lico, y al caer la noche, la ciudad segu¨ªa a¨²n en manos de los grupos armados chiita y druso.
Las caravanas de autoametralladoras blindadas del Ej¨¦rcito recorrieron algunas calles c¨¦ntricas en medio de los aplausos de los transe¨²ntes, que lanzaban granos de arroz sobre los soldados, algunos de los cuales hab¨ªan colocado claveles en los ca?ones de sus fusiles de asalto, como en los mejores tiempos de la revoluci¨®n portuguesa, y saludaban a la muchedumbre haciendo con los dedos la uve de la victoria.Pero en contra de lo anunciado la v¨ªspera por el jefe del movimiento pol¨ªtico-militar chiita Amal (Esperanza), Nabih Berri, las principales arterias de Beirut oeste estaban a¨²n bajo control de los milicianos, aunque la VI Brigada del coronel chiita Lofti Jaber hab¨ªa establecido algunas posiciones lejos de la l¨ªnea verde que separa los dos sectores de la ciudad, donde las tropas leales a Gemayel se enfrentan diariamente a los grupos antigubernamentales.
Hasta el ¨²ltimo momento, las milicias cristianas unificadas (fuerzas libanesas) se esforzaron por impedir el despliegue de los 2.500 soldados neutrales, que deber¨¢ estar acabado hoy, viernes, bombardeando, por ejemplo, el cuartel Henri Chehab, de la VI Brigada, y los ejes por los que ten¨ªa que desplazarse, causando la muerte de 15 personas e hiriendo a otras 70. Por primera vez desde la salida de L¨ªbano del contingente italiano de la fuerza m¨²ltinacional, el campamento de refugiados palestinos de Chatila, que est¨¢,bajo su custodia, fue tambi¨¦n bombardeado.
Una victoria para Berri
La conquista pac¨ªfica de la mayor¨ªa de la ciudad por las unidades del Ej¨¦rcito que se han declarado neutrales supondr¨ªa una victoria para Nabili Berri, que lograr¨ªa as¨ª demostrar a sus adversarios que el orden, y no la ley de la jungla, reina en Beirut oeste, e imponer a sus aliados drusos la presencia en las calles de una brigada que acogieron ayer con reticencias, porque la mayor¨ªa de sus oficiales es chiita. Esta brigada no deber¨¢, sin embargo, tomar posiciones a lo largo de la l¨ªnea de demarcaci¨®n, y no tendr¨¢, por tanto, que luchar contra las unidades del Ej¨¦rcito leales al j efe del Estado. En su deseo de evitar "el caos y la anarqu¨ªa", que seg¨²n los medios de comunicaci¨®n cristianos caracterizan la vida cotidiana en la ciudad, Berri consigui¨® reducir dr¨¢sticamente el n¨²mero de elementos armados que deambulan por las calles.
La desintegraci¨®n del Ej¨¦rcito regular, cuyas armas acaban revirtiendo a las milicias, motiv¨® el mi¨¦rcoles por la noche la suspensi¨®n por la Administraci¨®n norteamericana del env¨ªo al r¨¦gimen del presidente Am¨ªn Gemayel de m¨¢s carros de combate M-48 y de veh¨ªculos blindados Bradley, que el Gobierno liban¨¦s pagaba, sin embargo, religiosamente.
A ¨²ltima hora de la tarde no se hab¨ªan producido reacciones de un Ej¨¦rcito frecuentemente derrotado este mes por las milicias y que ha perdido entre un tercio y la mitad de sus efectivos. Brigadas enteras han renunciado a pelear, permaneciendo de brazos cruzados, y numerosos soldados han optado por desertar, march¨¢ndose a sus casas.
Despu¨¦s de la retirada de los marines del contingente norteamericano de la fuerza multinacional, el presidente Reagan asesta un segundo golpe con la suspensi¨®n de las entregas de armas al Ej¨¦rcito liban¨¦s.
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