Homenaje en el ICI a los escritores muertos en el accidente del avi¨®n de Avianca
Un homenaje conmovido a los escritores latinoamericanos fallecidos en el accidente a¨¦reo ocurrido a un avi¨®n de la compa?¨ªa colombiana en Madrid el pasado 27 de noviembre tuvo efecto anteayer y ayer en el Instituto de Cooperaci¨®n Iberoamericana. Han sido dos mesas redondas en torno a la obra de los citados escritores, que fueron Jorge Ibarg¨¹engoitia, Manuel Scorza, Angel Rama y Marta Traba. De ellos hablaron J. J. Armas Marcelo, Lourdes Ortiz, Arturo Azuela, Rafael Humberto Moreno Dur¨¢n, Armando Rojas, Jos¨¦ Caballero Bonald y Abel Posse.
En el atardecer enrojecido de la madrile?a Ciudad Universitaria, entre el clamor del tr¨¢fico endiablado, los no demasiado numerosos asistentes al homenaje se miraban con desolaci¨®n: poco antes, su 23 de febrero hab¨ªa sido zarandeado por una nueva muerte. Poco despu¨¦s, en la sala, los participantes en el acto pidieron un minuto de silencio por Enrique Casas. "Hab¨ªamos venido aqu¨ª a recordar a unos compa?eros muertos", dir¨ªa Armas Marcelo, "y nos encontramos con alguien m¨¢s a quien llorar".Cada cual habl¨® de quien m¨¢s conoc¨ªa, manteniendo todos el afecto por todos. Armando Rojas, poeta peruano, habl¨® del aspecto po¨¦tico de su compatriota Manuel Scorza, de quien record¨® la ¨²ltima ocasi¨®n en que estuvieron juntos, su silencio, "que a m¨ª no me result¨® extra?o, porque Scorza proced¨ªa de un pa¨ªs donde el silencio es, probablemente, uno de los valores po¨¦ticos". Se lament¨® Rojas de que se tiende a olvidar la poes¨ªa de Scorza en beneficio de su narrativa, y dedic¨® palabras de elogio a Los adioses y Desenga?os de un mago. Destac¨® tambi¨¦n lo que llam¨® "la b¨²squeda de la ingenuidad" en la poes¨ªa del escritor fallecido.
A continuaci¨®n, el mexicano Arturo Azuela traz¨® una vibrante semblanza de Jorge lbarg¨¹engoitia, "que fue siempre fiel a su quehacer literario, que desde el principio sigui¨® la l¨ªnea del continuo riesgo, que afront¨® siempre, en m¨²ltiples temas, el desaf¨ªo literario". Dijo tambi¨¦n que fue fiel a la m¨¢s pura tradici¨®n narrativa mexicana, pero que tambi¨¦n aport¨® su propia voz, su tono, su huella original: "En este aspecto fue ¨²nico. Como lo fue por su humor mexicano de m¨²ltiples espejos".
Para Lourdes Ortiz, los cuatro escritores desaparecidos nunca fueron una presencia cercana m¨¢s que por su lectura. Y, en ese sentido, su intervenci¨®n tuvo que ver con el testimonio que una escritora como ella puede ofrecer acerca de la influencia que ejercieron sobre su generaci¨®n: "De repente, descubrimos que hab¨ªa unos temas y una forma de utilizar el idioma que no hab¨ªamos heredado de la literatura espa?ola, por lo menos de alguna". Se refiri¨® despu¨¦s a Manuel Scorza, y dijo que su muerte la hab¨ªa golpeado doblemente pues present¨ªa que Scorza se estaba acercando por momentos a su gran obra maestra.
El escritor colombiano Rafael Humberto Moreno Dur¨¢n habl¨® entra?ablemente, por su parte, de Marta Traba y ?ngel Rama, de la excepcional vitalidad de la primera, de su brillantez e inteligencia, y de la sensibilidad del segundo, y de c¨®mo el trabajo de ambos, cada uno en su estilo, marc¨® un momento culminante para la cultura en Am¨¦rica Latina.
Fue Abel Posse, quiz¨¢, el m¨¢s conmovido y conmovedor, cuando, tras referirse a los cuatro escritores desaparecidos, centr¨® su charla en su amigo Scorza: "Siempre, cuando te enteras de la muerte de alguien, te produce el desgarro de su ausencia; en este caso, te consuelas pensando que te queda su literatura". De Scorza habl¨® reivindicando al hombre contradictorio, nunca en paz consigo mismo, identificado con el medio ind¨ªgena "que se resiste a desaparecer y no acepta la cultura del colonizador y que, ya en Par¨ªs y disfrutando del ¨¦xito, se puso siempre en cuesti¨®n y se neg¨® la paz para poder seguirse siendo fiel". Un escritor cholo, como lo fueron Arguedas y C¨¦sar Vallejo. "Manuel Scorza ha sido uno de los mayores escritores del Per¨², de la sierra, del mundo americano en rebeli¨®n permanente".
Por su parte, Caballero Bonald habl¨® de Angel Rama, de la revista Mito, en la que trabajaron juntos en Colombia, y de Marta Traba, a quien conoci¨® en la Universidad de aquel pa¨ªs: "Entonces ella estaba metida en arte; mucho m¨¢s tarde, ya en Espa?a, la conoc¨ª como novelista, y no me sorprendi¨® que fuera tan buena".
Babelia
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