La baja del d¨®lar
TRAS UNA espectacular alza en los dos ¨²ltimos. a?os, el d¨®lar est¨¢ experimentando desde hace algunas semanas una de sus m¨¢s fuertes ca¨ªdas en la pr¨¢ctica totalidad de los mercados internacionales. la moneda espa?ola ha logrado bajar esta misma semana de la barrera, ya casi olvidada, de las 150 pesetas respecto al d¨®lar, coloc¨¢ndose en la mejor situaci¨®n desde octubre pasado. Y una apreciaci¨®n parecida -y en algunos casos con m¨¢s intensidad- ha experimentado la mayor¨ªa de las divisas fuertes.Tan s¨®lo el yen ha registrado una recuperaci¨®n menor, a ra¨ªz del recrudecimiento del conflicto irano-ir¨¢qu¨ª y la amenaza de cierre del estrecho de Ormuz, lo que, de concretarse, encarecer¨ªa notablemente los suministros petrol¨ªferos del pa¨ªs nip¨®n, fuertemente dependiente de las importaciones de esa zona.
Esta p¨¦rdida de fortaleza del d¨®lar se ha visto adobada adem¨¢s con el anuncio de las cifras de la balanza comercial de Estados Unidos en el mes de enero, que arroja un d¨¦ficit hist¨®rico de 9.470 millones de d¨®lares (casi un bill¨®n y medio de pesetas), m¨¢s de un 13% superior al ¨²ltimo r¨¦cord registrado en octubre del pasado a?o, y unas previsiones para fin de a?o peores en un 40% a las de 1983. Adem¨¢s, las cifras de precios en enero, con un aumento del 0,7%, permiten suponer que habr¨¢ dificultades para situar la inflaci¨®n a final del a?o en la cota del 5% marcada por las previsiones oficiales. Junto a todo esto, las expectativas oficiales del d¨¦ficit p¨²blico anunciadas por la Casa Blanca para el presente ejercicio - 192.000 millones de d¨®lares- y sus planes para recortarlo, que no han satisfecho ni siquiera a parte del propio equipo econ¨®mico del presidente Reagan, han provocado de nuevo serias dudas de que pueda consolidarse la recuperaci¨®n norteamericana y, como consecuencia l¨®gica, la de los dem¨¢s pa¨ªses industrializados.
Ante este panorama, es obligatorio preguntarse cu¨¢les son las causas de este vuelco de la moneda norteamericana y si esta situaci¨®n es algo m¨¢s que coyuntural.
La mayor¨ªa de los expertos, tanto norteamericanos como europeos, est¨¢ de acuerdo en subrayar que el gigantesco d¨¦ficit p¨²blico norteamericano, engrosado fuertemente en los ¨²ltimos a?os y con m¨ªnimas perspectivas de recorte real a causa de la intensiva pol¨ªtica de gastos militares de Reagan, es el principal causante de este cambio de conducta. del d¨®lar en los mercados internacionales. La primera reacci¨®n ya la ha dado la Bolsa neoyorquina en estas ¨²ltimas semanas, en las que se han perdido casi 150 puntos en el ¨ªndice Dow Jones, con una salida progresiva de las inversiones productivas, es decir, en acciones de sociedades, hacia las emisiones del Estado, cada vez m¨¢s rentables, como consecuencia de la necesidad de sufragar el d¨¦ficit p¨²blico.
Esta se?al de aviso por parte del mejor term¨®metro financiero del pa¨ªs no ha sido, sin embargo, atendida por el presidente Reagan, que se?alaba hace unos d¨ªas que no cre¨ªa que el d¨¦ficit fuese el causante de la ca¨ªda acusada por Wall Street. Reagan no ha escuchado tampoco las cr¨ªticas del propio jefe del equipo de asesores econ¨®micos de la Casa Blanca, Martin Feldstein, que ha insistido en que la pol¨ªtica fiscal del presidente y la progresiva escalada de gastos militares son las principales causantes del d¨¦ficit del Estado. "Y un fracaso en el recorte de ese d¨¦ficit provocar¨ªa un recrudecimiento de la inflaci¨®n y ocasionar¨ªa una dr¨¢stica ca¨ªda del d¨®lar", a?ad¨ªa. Tampoco parecen haber hecho demasiado efecto en el primer mandatario norteamericano las predicciones del presidente de la Reserva Federal, Paul Volcker, quien subrayaba hace pocos d¨ªas en el Congreso que Estados Unidos no puede depender mucho tiempo, como ha sucedido hasta ahora, de la entrada de capital extranjero para sufragar artificialmente el d¨¦ficit del pa¨ªs porque, entre otros efectos, provocar¨ªa un progresivo aumento del d¨¦ficit comercial. Volcker afirm¨® que hasta ahora Estados Unidos ha sido un lugar atractivo para invertir. Pero parte de esa atracci¨®n para invertir en d¨®lares se ha debido esencialmente a los altos tipos de inter¨¦s con los que se remuneraban, d¨®lares que han servido para ayudar a financiar el d¨¦ficit americano y a evitar presiones en el mercado de capitales. Ese flujo de fondos externos hizo elevarse el d¨®lar incluso a costa de un mayor d¨¦ficit comercial. Pero esta situaci¨®n no se puede mantener.
Desde principios de a?o, las cosan han variado sensiblemente en una naci¨®n que, siendo la m¨¢s rica del mundo, puede convertirse a partir de este a?o en deudora, pues s¨®lo en 1984 va a necesitar pr¨¦stamos financieros por mas del 2% de su producto nacional bruto para hacer frente a sus necesidades. La entrada de capital extranjero ha experimentado una fuerte recesi¨®n, y tanto este motivo como la imperiosa necesidad de sufragar el d¨¦ficit p¨²blico est¨¢n provocando en estos momentos una situaci¨®n parad¨®jica, con un d¨®lar d¨¦bil -o menos fuerte- y unos tipos de inter¨¦s que siguen muy altos y con tendencia a elevarse todav¨ªa m¨¢s. El deseo de la Casa Blanca de ofrecer atractivos adicionales, v¨ªa remuneraci¨®n, a los capitales extranjeros para que sigan manteniendo sus inversiones en Estados Unidos y la pretensi¨®n de colocar entre los inversores nacionales activos estatales est¨¢n dificultando una recuperaci¨®n de las dem¨¢s econom¨ªas. Volcker tambi¨¦n lo ha se?alado: "No podemos depender del incremento de ahorro extranjero para ayudar a financiar nuestra econom¨ªa. Si la recuperaci¨®n se consolida, otros pa¨ªses necesitar¨¢n cada vez m¨¢s sus propios ahorros para llevarla a cabo".
Reagan necesita presentar en un a?o electoral unos resultados convincentes en el control del d¨¦ficit presupuestario, aunque sin variar su pol¨ªtica global. Por el momento, su pretendido recorte de 100.000 millones de d¨®lares en los pr¨®ximos tres a?os no ha convencido a casi nadie, y la propia Reserva Federal lo ha considerado inadecuado e insuficiente. Una subida de impuestos no ser¨ªa popular en un a?o con elecciones, y tampoco el presidente parece dispuesto a recortar sus gastos militares. El d¨¦ficit, por tanto, tiene visos de seguir creciendo, y tan s¨®lo la efectiva recuperaci¨®n de la econom¨ªa interna norteamericana -con perspectivas de crecimiento para este a?o del 4,5%,- podr¨ªa parar un mayor desplome del d¨®lar.
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