El control de armamento
Gary Hart, senador por Colorado, expone en este art¨ªculo su teor¨ªa sobre todo cuanto se refiere al control de armamentos y la pol¨ªtica que, a su entender, deber¨ªa llevar a cabo la Administraci¨®n norteamericana, caso de que fuera nombrado candidato dem¨®crata y llegara a ocupar la presidencia. "Como presidente", dice Hart, "buscar¨ªa una congelaci¨®n mutua y verificable de la producci¨®n, pruebas y despliegue del armamento nuclear con la Uni¨®n Sovi¨¦tica". Para Hart, esta premisa incluir¨ªa un tratado global de prohibici¨®n de pruebas nucleares y un tratado antisat¨¦lites. El senador por Colorado, partidario de la modernizaci¨®n de las fuerzas nucleares de su pa¨ªs, entiende que la clave de este presupuesto est¨¢ en concretar qu¨¦ sistemas hay que elegir y en qu¨¦ cantidad. Y, al respecto, afirma: "Eliminar¨¦ los que est¨¢n pensados principalmente para una guerra nuclear y los que generan tensiones desestabilizadoras o est¨¢n de m¨¢s". "De igual manera", a?ade, "tratar¨¦ de crear una estructura militar norteamericana m¨¢s eficaz, con m¨¢s fuerzas convencionales". Hart estima tambi¨¦n que los sistemas antisat¨¦lites y sistemas de defensa mediante misiles bal¨ªsticos instalados en el espacio, "no pueden m¨¢s que poner nuestra seguridad en peligro, dando lugar a una in¨²til y cara carrera de armamentos en el espacio y desarrollando una generaci¨®n totalmente nueva de armas que restar¨ªa fuerza a la disuasi¨®n y a la estabilidad". Finalmente, aboga por la limitaci¨®n de exportaci¨®n de tecnolog¨ªas nucleares, avisa sobre los peligros de las armas qu¨ªmicas y, sobre las negociaciones con la Uni¨®n Sovi¨¦tica acerca del control de armamentos, expone que "el ¨²nico enfoque realista ser¨¢ un sistema de inspecci¨®n directa". Este art¨ªculo ha aparecido recientemente en la revista Arms control today, de la Asociaci¨®n para el Control de Armas.
La primera prueba de seguridad para Norteam¨¦rica y sus aliados, en realidad la ¨²nica prueba, debe ser la paralizaci¨®n posterior marcha atr¨¢s de la carrera de armamento nuclear. Tenemos que pensar en nuevas medidas para impedir la posibilidad de una guerra nuclear por error y planificar una labor de conjunto que impida a los terroristas la utilizaci¨®n de armas nucleares. La continua animosidad y las profundamente arraigadas incompatibilidades pol¨ªticas e ideol¨®gicas entre Estados Unidos y la Uni¨®n Sovi¨¦tica son los obst¨¢culos m¨¢s claros a una r¨¢pida resoluci¨®n de la carrera de armamento. El desaf¨ªo principal en los pr¨®ximos a?os ser¨¢ nuestra habilidad para dirigir las relaciones con la Uni¨®n Sovi¨¦tica, de tal forma que ninguno de los dos pa¨ªses sea una amenaza para la seguridad del otro. Como presidente, buscar¨ªa una congelaci¨®n mutua y verificable de la producci¨®n, pruebas y despliegue del armamento nuclear con la Uni¨®n Sovi¨¦tica. Esto incluir¨ªa un tratado global de prohibici¨®n de pruebas nucleares y un tratado antisat¨¦lites. Y s¨®lo yo he pedido de manera urgente un nuevo enfoque, el comienzo de unas conversaciones estrat¨¦gicas sobre prevenci¨®n (STOP) con los sovi¨¦ticos para impedir el empleo de armas nucleares por accidente o error. Adem¨¢s, tornar¨ªa las siguientes medidas:- Solicitar de manera urgente e inmediata la ratificaci¨®n del Tratado SALT II, como la forma m¨¢s eficaz de tener un mayor control en la carrera de armamento.
- Perseguir la creaci¨®n de un centro de control de crisis conjunto sovi¨¦tico-norteamericano para impedir el estallido de una guerra nuclear por accidente o error.
- Negociar una reducci¨®n sustancial de los actuales efectivos nucleares, cuyo objetivo es la desestabilizaci¨®n de los sistemas de ambos bandos.
- Perseguir un acuerdo general sobre las fuerzas de: alcance intermedio (INF), combinando estas negociaciones con las conversaciones START, y proponiendo la inclusi¨®n en las discusiones de los sistemas nucleares brit¨¢nico y franc¨¦s.
- Dar un ¨¦nfasis especial al control de la exportaci¨®n de tecnolog¨ªa nuclear a fin de impedir la proliferaci¨®n del armamento nuclear y la posibilidad de que los terroristas obtuvieran material nuclear.
- La creaci¨®n de tina agencia de control de armamento y desarme independiente, poniendo al frente a un director aut¨¦nticamente dedicado al control de armamento y que cuente con mi confianza personal.
Asimismo, acabar¨ªa con la idea, cara y desprovista de sentido, de construcci¨®n de sistemas como "fichas de negociaci¨®n", que, seg¨²n ha demostrado la historia de las negociaciones, se convierten en cuestiones electorales con las que resulta imposible regatear. No creo necesarios, por ejemplo, los bombarderos B-1 o los misiles MX, caros y estrat¨¦gicamente anticuados, y en el caso de los MX, b¨¢sicamente desestabilizadores del equilibrio estrat¨¦gico. Como senador y defensor del movimiento de congelaci¨®n nuclear, comprendo plenamente la necesidad de contar con el apoyo popular para la pol¨ªtica nacional de defensa, as¨ª como la necesidad de participaci¨®n del Congreso. En lo relativo al control de armamento, esta Administraci¨®n sigue sin tener en cuenta a la opini¨®n p¨²blica, hablando un tanto irresponsablemente de "guerra nuclear ganable" y apresur¨¢ndose a desplegar sistemas desestabilizadores como los MX.
Creo en el sentido com¨²n del pueblo norteamericano. Creo que sabe que una Norteam¨¦rica segura supone algo m¨¢s que ser la mayor potencia militar. Creo que tienen una visi¨®n de una Norteam¨¦rica segura m¨¢s all¨¢ de la pesadilla nuclear, una Norteam¨¦rica en paz consigo misma y con el resto del mundo.
La modernizaci¨®n de la fuerza nuclear
La modernizaci¨®n de nuestras fuerzas nucleares es necesaria y sigue adelante. La cuesti¨®n es qu¨¦ sistemas hay que elegir y en qu¨¦ cantidad. Durante a?os, el debate sobre la defensa ha estado dividido entre los halcones, que quieren m¨¢s fondos para la defensa, y las palomas, que quieren menos. Cada uno de ellos asegura que su postura en el tema de defensa es "la mejor". En mi opini¨®n, m¨¢s no quiere decir mejor; ni menos; s¨®lo "mejor" es lo mejor.
Para subrayar esta postura he preparado un presupuesto de defensa alternativo, haciendo hincapi¨¦ en la reforma militar. He pedido de forma urgente la eliminaci¨®n de una serie de sistemas, entre ellos, el bombardero B-1, los misiles bal¨ªsticos intercontinentales MX y la bomba de neutrones. Lo he pedido no porque sean armas nucleares o porque sean caras, sino por que son o anticuadas, o desestabilizadoras o ineficaces.
Como presidente, har¨¦ una reevaluaci¨®n, sistema por sistema, de las actuales fuerzas nucleares norteamericanas y de los cambios en proyecto. Har¨¦ hincapi¨¦ en los que son estabilizadores y no suponen la aniquilaci¨®n total. Y eliminar¨¦ los que est¨¢n pensados principalmente para una guerra nuclear y los que generan tensiones desestabilizadoras o est¨¢n de m¨¢s. Creo que un bombardero moderno, con una tecnolog¨ªa avanzada, podr¨ªa ser un elemento eficaz y estabilizador de nuestra fuerza estrat¨¦gica de disuasi¨®n. Igualmente, creo que cualquier sustituto de los misiles bal¨ªsticos intercontinentales deber¨ªa portar una ¨²nica cabeza nuclear y ser m¨®vil, para impedir la idea desestabilizadora de la capacidad de asestar un primer golpe con la que se relacionan los misiles MX. Tal arma podr¨ªa ser el misil de crucero, y su lenta velocidad le resta a¨²n m¨¢s probabilidades como arma para un primer golpe. Sin embargo, su peque?o tama?o y gran movilidad podr¨ªa presentar problemas de verificaci¨®n. Consecuentemente, nuestro programa de misiles de crucero debe llevarse con precauci¨®n, de tal manera que este tipo de misiles, como cualquier otro misil, pueda incluirse en un tratado de congelamiento verificable.
De igual manera, tratar¨¦ de crear una estructura militar norteamericana m¨¢s eficaz, con m¨¢s fuerzas convencionales. Esta estructura militar reformada, equipada con armamento m¨¢s eficaz y preparada para resaltar su potencia de fuego y de maniobra en lugar de las actuales t¨¢cticas de guerra de agotamiento, elevar¨¢ el umbral nuclear. Nuestros militares deben ser lo suficientemente fuertes como para que cualquier recurso a las armas nucleares sea claramente un recurso de ¨²ltima instancia.
La guerra espacial
Es una burla cruel y peligrosa que esta Administraci¨®n prometa aumentar la seguridad de Norteam¨¦rica mediante armas de La guerra de las galaxias, tales como sistemas antisat¨¦lites y sistemas de defensa mediante misiles bal¨ªsticos instalados en el espacio. Tales sistemas no pueden m¨¢s que poner nuestra seguridad en peligro, dando lugar a una in¨²til y cara carrera de armamentos en el espacio y desarrollando una generaci¨®n totalmente nueva de armas que restar¨ªa fuerza a la disuasi¨®n y a la estabilidad. Debemos negociar un tratado de misiles antibal¨ªsticos fuerte que proh¨ªba de una manera m¨¢s clara la defensa mediante misiles instalados en el espacio, y deber¨ªamos aprovecharnos del hecho de que est¨¢ todav¨ªa por probar la eficacia de las armas antisat¨¦lites para negociar una prohibici¨®n de este tipo de armas.
La propuesta, al estilo de La guerra de las galaxias, hecha por el presidente Reagan de una defensa de misiles bal¨ªsticos instalados en el espacio es t¨¦cnicamente inoperable y estrat¨¦gicamente poco prudente. Cualquier sistema de este tipo podr¨ªa ser contrarrestado f¨¢cilmente y a bajo costo por ulteriores despliegues sovi¨¦ticos; si podemos derribar 1.000 misiles, entonces no tienen m¨¢s que construir 2.000 o m¨¢s. Adem¨¢s, cualquier sistema de energ¨ªa por rayos instalado en el espacio no puede operar contra bombarderos y misiles de crucero volando en la parte inferior de la atm¨®sfera. Igualmente, se podr¨ªa atacar y destruir un sistema defensivo instalado en el espacio por una serie de medios determinados, o se le podr¨ªa eludir por medio de se?uelos o cualquier otro tipo de medidas contrarrestantes. Y, en general, los problemas t¨¦cnicos de un sistema de defensa instalado en el espacio son sencillamente impresionantes.
Richard Delauer, subsecretario de Defensa para Investigaci¨®n, declar¨® recientemente ante el Congreso que el sistema de defensa propuesto por Reagan presenta ocho graves problemas t¨¦cnicos, cada uno de los cuales necesitar¨ªa un esfuerzo de la escala del proyecto Apolo o del proyecto Manhattan para su soluci¨®n, si es que la tienen. Puesto que las armas nucleares son enormemente destructoras, este sistema, t¨¦cnicamente complejo, tendr¨ªa que ser eficaz al ciento por ciento, lo cual, a efectos pr¨¢cticos, es imposible.
Un sistema eficaz de baja altura contra sat¨¦lites es t¨¦cnicamente posible; sin embargo, estrat¨¦gicamente es tan poco acertado como la defensa espacial. Los sat¨¦lites amenazados son cruciales para obtener la informaci¨®n secreta y las comunicaciones necesarias para disuadir a un atacante de la guerra nuclear e impedir cualquier accidente nuclear. Puede que tengamos actualmente la mejor oportunidad que tendremos jam¨¢s para prohibir las armas antisat¨¦lites. En cuanto nuestro peque?o sistema antisat¨¦lites, ASAT, se pruebe con blancos en el espacio, resultar¨¢ tremendamente dif¨ªcil la verificaci¨®n. Es m¨¢s f¨¢cil prohibir las armas en la mesa de dise?o que en los arsenales. A tal efecto, he presentado, conjuntamente con los senadores Hatfield y Tsongas, una resoluci¨®n mediante la que se solicita a la Administraci¨®n que negocie una prohibici¨®n de las armas ASAT y que impida una carrera de armamento en el espacio. Mal nos podemos permitir gastar dinero en armas espaciales desestabilizadoras cuando nuestras fuerzas de defensa estabilizadoras en la Tierra necesitan nuestra continua ayuda.
La proliferaci¨®n nuclear
Hace tiempo que tengo como un objetivo personal un tratado global de prohibici¨®n de pruebas (CTB). Podr¨ªa servir de precursor al objetivo ¨²ltimo de una congelaci¨®n de la producci¨®n y despliegue de armas nucleares, as¨ª como de sus pruebas. Ya no hay ni necesidad pol¨ªtica ni t¨¦cnica alguna para seguir adelante con las pruebas; la necesidad de asegurarnos el funcionamiento de nuestras armas ha sido obviada por los cientos de pruebas anteriores con ¨¦xito. Realizar pruebas por s¨ª mismas es una pol¨ªtica de ceguera deliberada. Consecuentemente, un tratado
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