Nakasone, en Pek¨ªn
DURANTE su reciente viaje a China, el Primer Ministro japon¨¦s, Yasuhiro Nakasone, declar¨® solemnemente que jam¨¢s se repetir¨ªa una guerra entre China y Jap¨®n: no pretend¨ªa s¨®lo enterrar los recuerdos de los a?os 30, sino m¨¢s bien anunciar un nuevo curso en las relaciones entre los dos pa¨ªses, vecinos, y a la vez tan dispares; Jap¨®n en la vanguardia del progreso cient¨ªfico y tecnol¨®gico; China, con sus mil millones de habitantes (un cuarto de la humanidad) en graves condiciones de atraso. Los factores que empujan a la intensificaci¨®n de las relaciones son de diversa ¨ªndole: China tiene hoy una exigencia prioritaria que determina su actitud en todos los terrenos: modernizar su sistema productivo. Y quiere realizarlo saltando las etapas en todo lo posible; necesita para ello cr¨¦ditos y tecnolog¨ªas del mundo industrializa do. Su intercambio con el Jap¨®n representa ya el 25% de su comercio exterior; es para ella decisivo, entre otras razones para no depender en grado excesivo de ayudas o suministros de EE UU. En el pr¨®ximo mes de abril, el Presidente norteamericano Ronald Reagan va a realizar un viaje a China; se est¨¢n preparando con ese motivo acuerdos comerciales y econ¨®micos; pero no sin dificultades; las exportaciones de EE UU a China han sufrido un descenso bastante acusado en 1983. El viaje de Nakasone ha servido para formalizar un pr¨¦stamo japon¨¦s a China de unos dos mil millones de d¨®lares, a bajo inter¨¦s, que ser¨¢ dedicado a la adquisici¨®n de equipamientos nipones para siete grandes construcciones, unas de transporte (ferroviarias y portuarias), otras hidroel¨¦ctricas. Otras inversiones japonesas han sido preparadas, entre otras de material nuclear para usos pac¨ªficos, tema particularmente conflictivo con EE UU. La otra vertiente es la estrat¨¦gica: el reforzamiento del dispositivo militar sovi¨¦tico en Extremo Oriente, con la instalaci¨®n incluso de unos 135 misiles SS.20, empuja a una coincidencia objetiva de China y el Jap¨®n frente a la amenaza que se puede derivar de esa situaci¨®n. Sor prende que la diplomacia sovi¨¦tica no perciba hasta que punto ciertas actitudes de la URSS est¨¢n creando las condiciones de su propio aislamiento. Las conversaciones entre Mosc¨² y Pek¨ªn contin¨²an; acaba de concluirse una nueva fase que se ha desarrollado en Mosc¨²; pero chocan con tres obst¨¢culos que los sovi¨¦ticos no se deciden a resolver: las concentraciones militares en la frontera siberiana, la ocupaci¨®n de Afganist¨¢n, el apoyo al Vietnam en su ocupaci¨®n de Camboya. En ese marco, la visita de Nakasone ha servido para que China muestre cierta comprensi¨®n hacia la pol¨ªtica que ¨¦l representa en orden a reforzar las defensas del Jap¨®n. Ha servido tambi¨¦n para explorar las posibilidades de un esfuerzo concertado de China y Jap¨®n para descongestionar las tensiones entre las dos Coreas e intentar abrir v¨ªas de di¨¢logo. ?Est¨¢ surgiendo un nuevo polo de la pol¨ªtica mundial? Ser¨ªa excesivo, err¨®neo, afirmarlo. Ni uno ni otro pa¨ªs enfoca en esa clave el futuro de sus relaciones. La preocupaci¨®n del Jap¨®n (y m¨¢s concretamente del gobierno conservador de Nakasone), es anclar en lo posible la pol¨ªtica china en lo que se llama mundo occidental, trascendiendo en este caso el significado geogr¨¢fico del t¨¦rmino. Recordemos que Nakasone es el campe¨®n, frente a fuertes oposiciones parlamentarias y populares, de una pol¨ªtica de rearme nip¨®n estrechamente vincula da con EE UU. China tiene una visi¨®n diferente, m¨¢s amplia y m¨¢s flexible; pone el acento en la comunidad de civilizaci¨®n que une a China y Jap¨®n; destaca sobre todo el papel estabilizador que pueden desempe?ar ambos pa¨ªses, con pol¨ªticas concertadas, en Extremo Oriente, en el marco de un mundo m¨¢s plural, menos supeditado a la bipolaridad sovi¨¦tico-norteamericana.
En el viaje de Nakasone se han dado rasgos desacostumbrados en el protocolo de los viajes de Estado a Pek¨ªn; la invitaci¨®n, por ejemplo, a una comida familiar, en casa de Hu Yaobang, Secretario General del PC Chino, de Nakasone, su mujer, su hijo y su nuera. An¨¦cdotas de este g¨¦nero indican una clara voluntad pol¨ªtica de abrir una nueva p¨¢gina en esas relaciones, tan conflictivas en otras ¨¦pocas. Lo confirma la creaci¨®n de una comisi¨®n especial, encargada de estudiar el desarrollo de las relaciones amistosas entre China y Jap¨®n a largo plazo, de cara al siglo XXI, en los terrenos econ¨®mico, pol¨ªtico, cient¨ªfico, tecnol¨®gico, cultural. Lo que en otros lugares emprenden grupos de cient¨ªficos o pensadores, se va a estructurar en este caso a nivel de relaciones entre Estados. No es una originalidad artificial; parece m¨¢s bien una se?al de sabidur¨ªa asi¨¢tica y quiz¨¢ no nos vendr¨ªa mal a los europeos tenerla en cuenta. La imposibilidad de resolver muchos problemas concretos, en el cambiante mundo en que vivimos, se debe en no pocos casos a la ausencia de una perspectiva de futuro. Ese techo intelectual es el que quieren vencer China y Jap¨®n, al intentar enmarcar sus relaciones actuales en una proyecci¨®n de futuro, en el horizonte del siglo XXI.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.