Jordi Pujol mira al Gobierno del PSOE con m¨¢s recelos de los que ten¨ªa respecto a UCD
Existe en Catalu?a el sentimiento generalizado de que el tradicional recelo entre el Gobierno del Estado y el Gobierno de la Generalitat responde a causas superestructurales que desbordan, en realidad, las ideolog¨ªas concretas de los partidos que ostentan el poder en ambas instituciones. El peso pol¨ªtico del cuerpo de funcionarios, por ejemplo, as¨ª como la inexistencia de una definici¨®n ¨²nica e inequ¨ªvoca del concepto autonom¨ªa, y lo ambiguo del proyecto de desarrollo auton¨®mico, y las relaciones de pura conveniencia entre los partidos podr¨ªan ser razones m¨¢s profundas que explican el hecho.
Desde una ¨®ptica nacionalista enfocada en sentido amplio, tanto los dos Gobiernos de UCD como el actual del PSOE han aceptado el autogobierno catal¨¢n como un hecho inevitable en democracia pero intr¨ªnsecamente conflictivo por naturaleza. La prueba que sostendr¨ªa esta afirmaci¨®n lleg¨® el 31 de julio de 1981, cuando Leopoldo Calvo Sotelo, entonces presidente del Gobierno, y Felipe Gonz¨¢lez, en su condici¨®n de secretario general del PSOE, firmaron unos pactos auton¨®micos que crearon m¨²ltiples contradicciones internas en el seno de los centristas y socialistas catalanes.La fecha, sin embargo, permite se?alar el hito que separa las dos fases te¨®ricas de relaci¨®n pol¨ªtica con Madrid que ha vivido el Gobierno Pujol en los ¨²ltimos cuatro a?os. A ambas vertientes de esta cumbre auton¨®mica, en la que no participaron los partidos nacionalistas propiarmente dichos, el pragmatismo convergente parece haber aplicado id¨¦ntica filosof¨ªa, s¨®lo quebrada epis¨®dicamente en coyunturas electoralistas.
Los 'arreglos' Pujol-Su¨¢rez
La era Su¨¢rez, l¨ªder de una formaci¨®n doctrinalmente precaria, dio ocasi¨®n a Converg¨¨ncia para emprender una provechosa negociaci¨®n constantemente traducida en el intercambio de votos entre el Congreso de los Diputados y el Parlamento catal¨¢n. A t¨ªtulo de ejemplo, algunos diputados auton¨®micos de CC-UCD recuerdan a¨²n con bochorno c¨®mo tuvieron que cambiar de criterio en ¨²ltima instancia sobre el tema de los avales de la Generalitat tras un en¨¦rgico telefonazo desde Madrid. Por contra, muchos siguen criticando el apoyo de la Minor¨ªa Catalana a la ley de Centros Docentes, cuyo contenido consideran altamente antiauton¨®mico.En todo caso, el matrimonio de conveniencia vivido entre CDC y UCD se sald¨® con un nivel positivo de traspaso de competencias, aunque las materias afectadas fueran poco conflictivas. La luna de miel no pod¨ªa ser eterna. Fue el propio Adolfo Su¨¢rez, apoyado por Mart¨ªn Villa, quien, presionado por m¨²ltiples factores, estableci¨® el borrador de los pactos auton¨®micos. Est¨¢bamos a tres meses de su dimisi¨®n y de la accidentada elecci¨®n de Leopoldo Calvo Sotelo como presidente. Ser¨ªa a ¨¦ste, por lo tanto, a quien corresponder¨ªa el honor de pasar a la historia de los pactos, convenientemente fotografiado junto al l¨ªder de la oposici¨®n.
El peso de la LOAPA
El intento de golpe de Estado del 23 de febrero de 1981 sirvi¨®, por otra parte, para legitimar el intento de correcci¨®n del proceso auton¨®mico, tal vez inviable desde un punto de vista econ¨®mico, pero no imputable a las comunidades hist¨®ricas de Catalu?a y Euskadi, quienes jam¨¢s hab¨ªan reclamado la instauraci¨®n de otras 15.La crispaci¨®n provocada por la LOAPA, que fue avivada por episodios tan gratuitos como el protagonizado por Julio Feo en la inauguraci¨®n de la exposici¨®n antol¨®gica de Dal¨ª en Madrid, s¨®lo ceder¨ªa al conocerse la sentencia del Tribunal Constitucional, el d¨ªa 5 de agosto de 1983. La LOAPA lleg¨® a romper por primera vez la convivencia en Catalu?a. La convivencia entre partidos se entiende.
Di¨¢logo CiU-PSOE
Los acuerdos institucionales subsiguientes permitieron un nuevo clima de di¨¢logo, esta vez entre el PSOE y Converg¨¨ncia, que pronto dar¨ªa sus primeros frutos. Por una parte, la Minor¨ªa Catalana pactar¨ªa y apoyar¨ªa la pol¨¦mica LODE (ley org¨¢nica del Derecho a la Educaci¨®n), que tantas iras levant¨® en las filas fraguistas, y la ley de terceros canales de televisi¨®n, lo que desbloquear¨ªa el tema de TV-3. La contrapartida convergente pudiera haber consistido en la abstenci¨®n de sus diputados auton¨®micos ante la propuesta del PSUC para que el Parlamento catal¨¢n impugnara la ley de Presupuestos Generales del Estado de 1984.El conflictivo tema de las valoraciones de los traspasos ha permitido, en cambio, en opini¨®n de Converg¨¨ncia, "salvar la cara a todo el mundo", mientras que para los comunistas no ha sido m¨¢s que un nuevo apa?o que permite al Gobierno Pujol una cierta estabilidad econ¨®mica y demuestra la buena disposici¨®n del Gabinete Gonz¨¢lez hacia el actual titular de la Generalitat, por encima incluso de las aspiraciones del PSC en las pr¨®ximas elecciones. "Contribuci¨®n a la gobernabilidad del Estado" o "subordinaci¨®n al Gobierno del Estado", es como califican respectivamente a la figura convergentes y comunistas.
Con todo, es evidente que la mayor¨ªa m¨¢s que suficiente con que cuenta el PSOE en el Congreso le sit¨²a en una posici¨®n mucho m¨¢s fuerte que la de la UCD de Su¨¢rez, e infinitamente m¨¢s fuerte que la de Calvo Sotelo. ?sto, junto a que el PSC sea una aut¨¦ntica alternativa al Gobierno de CiU, como nunca lo fue Centristes-UCD, y sumado al federalismo doctrinal del PSOE, mucho m¨¢s temido por los nacionalistas que el propio centralismo liso y puro, hace que subsista un recelo te¨®ricamente superior al existente antes de la victoria socialista en octubre de 1982.
Esta imagen de conflicto se refuerza con la presencia de una serie de materias de traspaso sobre las que a¨²n no hay acuerdo y que afectan a temas de relieve. Entre ellas, cabe destacar el Instituto Nacional de Empleo, la Confederaci¨®n Hidrogr¨¢fica del Pirineo Oriental, la investigaci¨®n y la gesti¨®n del r¨¦gimen econ¨®mico de la Seguridad Social. De las leyes del Parlamento catal¨¢n impugnadas por el Gobierno del Estado que m¨¢s irritaci¨®n han provocado sobresale la ley de Normalizaci¨®n Ling¨¹¨ªstica, aprobada por unanimidad (con el voto, por lo tanto, de los diputados socialistas catalanes).
Se trata de una imagen de conflicto muy tentadora de cara a unas elecciones auton¨®micas cuyas encuestas siguen arrojando un resultado absolutamente incierto.
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