Un triunvirato de herederos
Pedro Bala?¨¢ Forts recibi¨® las plazas Monumental y Las Arenas, de Barcelona, de su padre, Pedro Bala?¨¢ Espin¨®s. Los otros grandes empresarios, Manuel y Jes¨²s Mart¨ªnez Flamarique -llamados Chopera grandes- y los primos de ¨¦stos, Jos¨¦ Antonio y Javier Mart¨ªnez Uranga -llamados Chopera chicos-, recibieron plazas, ganader¨ªas, cuadra de caballos y m¨¢s negocios de sus respectivos padres, los hermanos Mart¨ªnez Elizondo. Otros que fueron poderosos empresarios hace muy pocos a?os, Fernando Jard¨®n y Francisco Javier Escanciano, recibieron tambi¨¦n de sus padres un imperio empresarial, cuyo centro era la plaza de Las Ventas.Pero no s¨®lo recibieron en herencia estos bienes materiales, sino tambi¨¦n una masa de afici¨®n entendida y fiel, que los fundadores de los respectivos imperios taurinos hab¨ªan sabido crear y consolidar. Los bienes materiales puede que contin¨²en en manos de los ricos herederos tal cual les llegaron, o mejorados, pero esa masa de afici¨®n es la que no han sabido mantener. Jard¨®n y Escanciano (hijos) hasta se quedaron sin Las Ventas y otras plazas.
Se queja Pedro Bala?¨¢ de que, en los ¨²ltimos a?os, ha perdido espectadores la plaza de Barcelona. No dice, en cambio, que, temporadas atr¨¢s, tuvo la infeliz ocurrencia de retirarles los abonos a los ejemplares aficionados del famoso tendido 5 de la Monumental, posiblemente porque exig¨ªan toro y seriedad en las corridas, y la reacci¨®n de ¨¦stos fue irse a casa para siempre, con lo cual destruy¨® la personalidad y el ambiente del coso. Le dio lo mismo entonces, y debi¨® creer que hab¨ªa hecho la jugada del siglo, pues por taquilla pasaban los turistas (qu¨¦ pagaban y no exig¨ªan ni toro ni seriedad), pero en cuanto empez¨® a retraerse el turismo se qued¨® sin clientela.
En cierta ocasi¨®n le o¨ªmos decir al ya desaparecido Livinio Stuick, que fue gerente de Las Ventas en la ¨¦poca de Jard¨®n y Escanciano (padres): "?Ojal¨¢ hubiera en el tendido muchos aficionados intransigentes como los de la andanada del 8!". Deseo que no fue compartido por la empresa sucesora, pues cuando Mart¨ªn Berrocal administr¨® durante un a?o este coso, maniobr¨® al estilo Bala?¨¢ para desbaratar, precisamente, la andanada del 8, y si sigue otra temporada m¨¢s, la desertiza de p¨²blico.
Del triunvirato de grandes -Bala?¨¢ y los Chopera-, es Manuel Chopera el de mayor prestigio, y en todos los estamentos taurinos, donde se le respeta, le tienen por duro negociador, fr¨ªo en el trato, h¨¢bil en la defensa de sus intereses. En ambientes empresariales se dice que el m¨¢ximo poder¨ªo econ¨®mico lo ostenta el triunviro catal¨¢n, el cual tambi¨¦n es duro, fr¨ªo y h¨¢bil, aunque goza de menor prestigio. Los Chopera chicos han extendido su ¨¢mbito de influencia a las exclusivas de toreros, y hubo temporadas en que no se pod¨ªa montar una feria completa sin contar con ellos, pues controlaban a las principales figuras.
Una coalici¨®n del triunvirato para promocionar el espect¨¢culo habr¨ªa sido deseable, pero no parecen dispuestos. O quiz¨¢ es que no se entienden. Las ideas de Manuel Chopera ser¨ªan realizables si tuvieran el consenso de los dem¨¢s empresarios, entre los cuales, obviamente, es fundamental Bala?¨¢. Sin embargo, Bala?¨¢ va por otros derroteros: no asiste a las corridas ni en sus propias plazas, no cree en los novilleros que salen de las escuelas taurinas, no se relaciona con apoderados, no recibe, periodistas. Ahora bien, cuando, por una vez en muchos a?os, los ha recibido, se ha despachado a gusto: "La Diputaci¨®n de Madrid le dio a Chopera la plaza a dedo". Eso ha dicho. Como puede apreciarse, en el triunvirato se tiran a dar. Pocos, y mal avenidos.
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