La mano de la CIA
De la total incomprensi¨®n de la Administraci¨®n Reagan sobre los asuntos centroamericanos se han tenido suficientes datos en los pasados meses: en lugar de flotar sobre las iniciativas de di¨¢logo y de mediaci¨®n a trav¨¦s de los pa¨ªses moderados del grupo de Contadora, apoyados por la mayor¨ªa de los Estados de Europa occidental, Reagan se ha empleado en una pol¨ªtica de fuerza contra Nicaragua y a favor de la intervenci¨®n directa contra la guerrilla de El Salvador. Ahora la situaci¨®n es extrema, al dar v¨ªa libre a la Agencia Central de Inteligencia (CIA) para el minado de los puertos de Nicaragua, al mismo tiempo que Estados Unidos decide no respetar la autoridad moral del Tribunal Internacional de La Haya en cuanto afecte a los temas centroamericanos, lo que se interpreta como el preludio de una intensificaci¨®n de la intervenci¨®n directa norteamericana en el conflicto.Pero ?hasta d¨®nde va a llegar Reagan, sabiendo los riesgos que corre con esta pol¨ªtica? La presencia directa de la CIA en el minado de los puertos nicarag¨¹enses no se sabe a¨²n si es un encargo para una operaci¨®n encubierta de la Administraci¨®n de Estados Unidos o una extralimitaci¨®n de esa especie de poder paralelo que constituye la poderosa CIA. Pero, en cualquier caso, la intervenci¨®n debe ser capaz de irritar a unas C¨¢maras a las que se mantiene como puros convidados de piedra frente a los hechos consumados del Pent¨¢gono y la Casa Blanca. La reacci¨®n internacional ante este bloqueo ha sido de rechazo: Francia ha ofrecido barcos especiales a Nicaragua para eliminar las minas, mientras el Reino Unido, pese a contar con un Gobierno conservador, ha manifestado su profunda inquietud frente a la actitud de Reagan. (...)
Con todo, la actitud de Reagan revela un asombroso desconocimiento de las reglas internacionales, convierte su pol¨ªtica exterior en aventurista e impropia de la primera de las superpotencias, adem¨¢s de confirmar la peligrosa costumbre de la Casa Blanca de prescindir de las instituciones internacionales cuando sus pol¨ªticas no son agradables para la l¨ªnea oficial. En los ¨²ltimos meses, EE UU se ha separado de la Unesco, ahora lo hace del Tribunal Internacional de La Haya. No es extra?o que, por ese camino, termine tambi¨¦n por abandonar la ONU. En un a?o electoral en Estados Unidos, donde Reagan sabe que se puede jugar su prestigio en el terreno exterior, es de temer que se vea llamado a ofrecer alg¨²n golpe de efecto o acci¨®n espectacular de consecuencias tr¨¢gicas en Centroam¨¦rica. Una pol¨ªtica como la de la Casa Blanca no suscita el apoyo de las democracias occidentales. Reagan tan s¨®lo puede contar con la aquiescencia de los peores dictadores del hemisferio.
11 de abril
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