El Real Madrid, con 10 jugadores por expulsi¨®n de San Jos¨¦, venci¨® en vano en San Mam¨¦s
Final ¨¦pico en San Mam¨¦s. Hasta la hez apuraron los espectadores la copa de la emoci¨®n y la del desgaste hasta la extenuaci¨®n los jugadores. La expulsi¨®n de San Jos¨¦ fue clave en el resultado, obligando al Madrid a jugar durante 75 minutos -incluyendo los 30 de la pr¨®rroga- con un pe¨®n menos.El Madrid, un Madrid transformado, jug¨® muy seguro en defensa, con un Stielike enorme y un Miguel ?ngel a la misma altura y con gran listeza para el desmarque en los contragolpes. Jug¨® bien, anoche, el equipo de Di Stefano y venci¨® merecidamente por 1-0 en el tiempo reglamentario. Ya en la pr¨®rroga, el Athl¨¦tic, jugando con mucha garra, fue superior y la suerte -m¨¢s el acierto de Zubi- le favoreci¨® en los penaltis.
Alfredo di Stefano logr¨® s¨®lo a medias sus prop¨®sitos. Su equipo forz¨® la pr¨®rroga y desgast¨® al m¨¢ximo a su principal rival en la Liga, pero no consigui¨® cantar las cuarenta en copas. De salida, el Madrid, moviendo muy bien la pelota, par¨¢ndola con sentido y lanzando bien a sus puntas y a Pineda, en particular, domin¨® el encuentro, aunque el Athl¨¦tic, con un desarrollo m¨¢s elemental, se acerc¨® m¨¢s veces al marco rival.
En la primera media hora, el Athl¨¦tic, aun dominado, rob¨® muchos balones en la zona ancha, sobre todo por parte de Urtubi y tambi¨¦n de De Andr¨¦s, saliendo los centrocampistas bilba¨ªnos con rapidez en numerosas ocasiones. Pero, al llegar al ¨¢rea, hab¨ªa demasiada parsimonia. Dani es m¨¢s h¨¢bil que r¨¢pido y Endika m¨¢s precipitado que veloz. Y en esa fase perdi¨® el Athl¨¦tic varias ocasiones de dejar resuelta la eliminatoria.
Clemente renunci¨® de entrada a Sarabia, prefiriendo al joven Endika, encargado, seg¨²n el mister rojiblanco, de evitar las subidas al ataque de Stielike. El tanque alem¨¢n apenas dej¨® tocar bola al 9 rojiblanco y, en su primera excursi¨®n al campo enemigo, a los 36 minutos, agarr¨® un trallazo impresionante al que respondi¨® bien Zubi. Ocho minutos despu¨¦s, Enr¨ªquez Negreira sancion¨® con libre directo una entrada de De Andr¨¦s, a un metro fuera del ¨¢rea. Juanito amag¨® el disparo, pero cedi¨® inteligentemente a la izquierda, donde recogi¨® Camacho, que centr¨® sobre puerta por raso. Tapon¨® hueco, pero tropez¨® y cay¨® con el bal¨®n entre las piernas. Lleg¨® Liceranzu para proteger la pelota, esperando que acudiera Zubizarreta, parado a un paso de distancia, para recogerla. El portero se qued¨® inm¨®vil, mientras Goikoetxea pugnaba por levantarse. En esto, lleg¨® Pineda y empuj¨® el bal¨®n a la red. Un gol tonto que igualaba la eliminatoria.
Por una manzana
Nada m¨¢s iniciarse la segunda mitad, se produjo una ocasi¨®n del Gallego bilba¨ªno, al que hab¨ªa dejado solo una fallida maniobra de la defensa blanca, pero Miguel ?ngel sali¨® con fuerza del ¨¢rea, chocando con aqu¨¦l, que qued¨® lesionado. Fue entonces cuando el p¨²blico o un sector de ¨¦l, muy nervioso, comenz¨® a arrojar objetos al c¨¦sped. Poco despu¨¦s, cuando Stielike se dirig¨ªa a recoger un bal¨®n perdido por la l¨ªnea de fondo, fue alcanzado por un proyectil. En el revuelo consiguiente, San Jos¨¦ lanz¨® con rabia contra el grader¨ªo una manzana que cosech¨® de entre la hierba y alcanz¨® a un espectador. La tarjeta roja dej¨® a los madrile?os en inferioridad a partir de ese momento.
Crecido frente a la adversidad, el Madrid despleg¨®, justamente entonces, su mejor juego. Luego, en la pr¨®rroga, Miguel ?ngel se erigi¨® en un gigante. As¨ª se lleg¨® a la suerte suprema de los penaltis. Zubizarreta tuvo mucho m¨¦rito al detener el lanzado por Camacho, que abr¨ªa la cuenta. Ah¨ª se decidi¨® todo.
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