Manuel M¨²jica La¨ªnez dej¨® en su mesa de trabajo el original inconcluso de una novela p¨®stuma
El escritor argentino Manuel Mujica L¨¢inez muri¨® ayer a los 73 a?os a consecuencia de un edema pulmonar en su residencia El Para¨ªso, situada en la localidad de La Cumbre, provincia de C¨®rdoba, 700 kil¨®metros al oeste de Buenos Aires. El autor de Bomarzo, la novela que fuera tomada por el compositor tambi¨¦n argentino Alberto Ginastera como base argumental de su c¨¦lebre ¨®pera, fue internado en estado de coma hace poco m¨¢s de un mes en una cl¨ªnica privada, pero hab¨ªa logrado recuperarse y hasta pudo viajar hace 15 d¨ªas a Buenos Aires donde fue condecorado por el Gobierno argentino.
Sobre su mesa de trabajo en El Para¨ªso, la se?orial residencia en la que hab¨ªa decidido recluirse desde hace unos a?os, quedaron los originales inconclusos de Los libres del sur, la que ser¨ªa su pr¨®xima novela. En la Feria Internacional del Libro que se realiza en Buenos Aires se hab¨ªa presentado Un novelista en el Museo del Prado. En esa ocasi¨®n el Gobierno lo distingui¨® por decreto, con una medalla de oro y el alcalde de la ciudad lo nombr¨® "ciudadano ilustre de Buenos Aires".Manuel Mujica L¨¢inez era hijo de una familia tradicional de la sociedad argentina y el ambiente de su infancia tuvo una influencia decisiva en toda su obra. ?l mismo lo de se?al¨® en una entrevista: "A los cuatro a?os tuve un accidente y sufr¨ª quemaduras graves, que me tuvieron casi un a?o postrado en la cama. Mis padres y mis t¨ªas me sobrecargaron de cuidados y afecto, ante el temor de que pudiera morir, como un hermano mayor que tuve, al que no conoc¨ª, que tambi¨¦n se llamaba Manuel. Entre cari?os y atenciones me le¨ªan cuentos, relatos, historias fant¨¢sticas que me impresionaron much¨ªsimo, yo creo que all¨ª naci¨® el escritor".
Wilde, Proust, Shakespeare
Su residencia posterior en Par¨ªs, donde curs¨® sus estudios primarios, y en Londres, le permitieron hacer aun m¨¢s s¨®lida su formaci¨®n intelectual. Ley¨® a los cl¨¢sicos en su idioma original e incluso tradujo varios poemas de William Shakespeare -se acerc¨® mucho, al universo de Oscar Wilde y al de Marcel Proust- y no estuvo muy de acuerdo con su familia cuando esta decidi¨® regresar a Buenos Aires. Por entonces ya hab¨ªa escrito en franc¨¦s una biograf¨ªa novelada de Luis XVII, guiado en el trabajo por su madre, una t¨ªmida novelista, autora adem¨¢s de algunas obras teatrales, una de las cuales dirigi¨® Jacinto Benavente.
Ambig¨¹edad y superstici¨®n
La ambig¨¹edad y la superstici¨®n, seg¨²n su propia confesi¨®n, fueron las constantes de su obra. "La superstici¨®n es el primer pelda?o hacia el misticismo", gustaba decir. Su vast¨ªsima cultura y su incontenible deseo de explorar en el pasado de los grandes personajes de la historia europea ten¨ªan mucho que ver con su propia realidad. Mujica L¨¢inez vivi¨® la decadencia de su noble familia, que ¨¦l hab¨ªa imaginado comparable a la de los poderosos reyes, emperadores, duques y arist¨®cratas de los que conoc¨ªa los momentos de esplendor y de miseria. Vivi¨® permanentemente repartiendo su tiempo entre la Europa que le serv¨ªa como fuente constante de inspiraci¨®n, la Buenos Aires de la que amaba en especial su pasado de esplendores y leyendas y una Cordoba solariega que fue valorando cada vez m¨¢s con el correr del tiempo.
Hablar de Bomarzo, su obra capital, era para ¨¦l una obsesi¨®n y no disimulaba la vanidad que le produc¨ªa. "Yo sent¨ªa que hab¨ªa sido ese personaje y por eso lo convert¨ª en inmortal". No fue, a pesar suyo, un miembro de la nobleza europea, a la que admiraba. Le fastidiaban los nombres plebeyos en su pa¨ªs. Un narcisismo indisimulado lo llevaba a recordar a sus ascendientes aristocr¨¢ticos, cuyos nombres hoy pueden leerse en muchas calles de Buenos Aires. Nunca, al menos p¨²blicamente, dej¨® de elogiar la obra de su contempor¨¢neo Jorge Luis Borges, aunque entre l¨ªneas haya destilado una cierta envidia. "A m¨ª me juzgar¨¢ la posteridad".
Espetaba la respuesta de un futuro que a la vez despreciaba. "El pasado tiene una perfecci¨®n casi mineral, de la que carece el presente y, por supuesto, el futuro. Siempre quise que mis obras tuvieran esa solidez de lo que est¨¢ completamente acabado".
Los restos del escritor son velados en su residencia de El Para¨ªso, donde muri6 ayer a las 2.30 de la madrugada, y ser¨¢n inhumados en el cementerio de Los Cocos, de una localidad vecina a su residencia.
Su casa, en medio de las serran¨ªas cordobesas, era el refugio donde sol¨ªa pasar largas temporadas de descanso, escap¨¢ndose de la farragosa Buenos Aires, ciudad a la que amaba y dominaba.
Babelia
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.