Carmen Pichot, duquesa viuda de Carrero Blanco
Carmen Pichot Villa, de 74 a?os, viuda del ex presidente del Gobierno almirante Luis Carrero Blanco, asesinado por la organizaci¨®n terrorista ETA el 20 de diciembre de 1973 en Madrid, fue enterrada ayer, en la m¨¢s estricta intimidad, en el pante¨®n familiar del cementerio de El Pardo, donde tambi¨¦n reposan los restos de su marido. Muy pocas personas, entre ellas el tambi¨¦n ex presidente Carlos Arias, asistieron al sepelio.A Carmen Pichot se le atribuy¨® siempre una gran influencia -capaz de hacer y deshacer ministros y directores de Radiotelevisi¨®n- sobre el hombre que, a su vez, tuvo m¨¢s ascendiente sobre el anterior jefe del Estado, desde que ¨¦ste le convirtiera en el n¨²mero dos del r¨¦gimen.
La viuda del duque de Carrero Blanco (t¨ªtulo p¨®stumo que Franco concedi¨® al marino cuando a¨²n estaba de cuerpo presente en Castellana, 3) fue tambi¨¦n parcialmente responsable de la irresistible ascensi¨®n de un oscuro catedr¨¢tico de universidad, de nombre Laureano L¨®pez Rod¨®, un hombre que acumul¨® un poder sin precedentes durante casi tres lustros. La amistad de L¨®pez Rod¨® con los Carrero, y especialmente con Carmen Pichot, hab¨ªa evitado que el matrimonio se separase en los a?os cincuenta. La viuda del almirante estaba entonces disconforme con la obsesiva dedicaci¨®n de ¨¦ste a su trabajo pol¨ªtico y por la veneraci¨®n casi ciega que ten¨ªa hac¨ªa la figura del Caudillo. (Este hecho es negado sistem¨¢ticamente por L¨®pez Rod¨®).
Hab¨ªa contra¨ªdo matrimonio con Luis Carrero Blanco en 1934 y era madre de cinco hijos: los marinos Luis, Guillermo y Jos¨¦ Enrique y ?ngeles y Mar¨ªa del Carmen. Poco amiga del protocolo y de la parafernalia del anterior r¨¦gimen, procur¨® mantenerse a la sombra de su marido durante los 33 a?os de vida p¨²blica de ¨¦ste, incluso en los escasos actos oficiales a los que acostumbraba a acudir el almirante. Muchos espa?oles se fijaron por primera vez en su rostro en una imagen ofrecida por televisi¨®n (y publicada tambi¨¦n por los peri¨®dicos y las revistas) con motivo del funeral por su esposo. Era una escena pat¨¦tica: en el primer banco de la iglesia de San Francisco el Grande, de Madrid, el entonces jefe del Estado, general Francisco Franco, daba el p¨¦same a la viuda. Ambos lloraban abierta y amargamente.
A poco del asesinato de su esposo accedi¨® a conceder las ¨²nicas declaraciones de su vida al periodista Julio Merino (aparecidas en un libro sobre al almirante), en las que se extra?aba de las escasas medidas de seguridad que ten¨ªa su esposo y en las que insinuaba que se trataba de un crimen de Estado. Desde entonces, parangonada en esto con la viuda de Franco, mantuvo un silencio absoluto y una actitud de retiro total en su piso de la madrile?a calle de los Hermanos B¨¦cquer, n¨²mero 6, del que hab¨ªa salido por ¨²ltima vez el almirante el 20 de diciembre de 1973 para dirigirse a la misa de las nueve de la ma?ana en la cercana iglesia de los padres jesuitas.
Carmen Pichot le hab¨ªa dicho unas horas antes, mientras cenaban la noche anterior, que estaba, seriamente preocupada porque se preve¨ªan des¨®rdenes en Madrid con motivo del juicio de unos sindicalistas de Comisiones Obreras; a lo que el presidente del Gobierno le hab¨ªa contestado que estuviese tranquila, que el ministro de la Gobernaci¨®n (entonces Carlos Arias, que habr¨ªa de suceder a Carrero) le hab¨ªa dicho que la situaci¨®n estaba controlada.
Desde hac¨ªa varios a?os, la duquesa viuda de Carrero Blanco viv¨ªa postrada por completo en su domicilio, aquejada de falta de riego sangu¨ªneo y de problemas graves de motricidad, por lo que estaba atendida permanentemente por enfermeras particulares. La enfermedad le imped¨ªa mantener cualquier tipo de conversaci¨®n coherente. Conviv¨ªa ¨²nicamente con un ama de llaves, tambi¨¦n de edad avanzada, y ten¨ªa contratados a una doncella y a un mec¨¢nico conductor. ?nicamente sal¨ªa de su domicilio en contadas ocasiones, con grandes dificultades de movimientos, para dar paseos en coche por las cercan¨ªas de El Pardo, acompa?ada de estos dos empleados. Ten¨ªa dos pensiones del Estado: la de viuda de un ex presidente del Gobierno -con un incentivo por muerte en acto de servicio- y una extraordinaria que le concedi¨® Francisco Franco. En los ¨²ltimos tiempos recib¨ªa escasas visitas por parte de sus cinco hijos.
Antes del entierro de la duquesa viuda de Carrero Blanco, en el cementerio de El Pardo (Madrid), ayer se celebraron en tres iglesias madrile?as diversos funerales a uno de los cuales asisti¨® la se?ora de Meir¨¢s, viuda del general Francisco Franco.
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