Un aviso para Thatcher
LAS ELECCIONES parciales que se han celebrado en el Reino Unido el pasado jueves son importantes porque, confirman una tendencia que ya se hab¨ªa manifestado en consultas anteriores: despu¨¦s de su victoria arrolladora en las elecciones al Parlamento, en junio del a?o pasado, los conservadores est¨¢n sufriendo una p¨¦rdida notable de su influencia. Por otro lado, han crecido los votos obtenidos por el tercer partido, la coalici¨®n liberal-socialdem¨®crata; y sobre todo, el Partido Laborista, desde que eligi¨® como nuevo l¨ªder al din¨¢mico y emprendedor Neil Kinnock, en lugar del respetado veterano Michael Foot, est¨¢ logrando una recuperaci¨®n de su influencia electoral, a la vez que sale de su anterior estado de enfrentamientos internos (que tanto contribuyeron a su derrota de 1983) y realiza cierta renovaci¨®n de sus posiciones pol¨ªticas en una serie de aspectos importantes. En las elecciones parciales del pasado jueves, m¨¢s significativos que los tres esca?os parlamentarios en juego han sido los resultados de las elecciones municipales en algunas de las principales ciudades (Londres no estaba afectado) y en numerosos distritos. En Birmingham, ciudad dirigida por los conservadores desde 1982 y presentada por ellos como el modelo de sus aciertos en el plano ciudadano, los laboristas han ganado y encabezar¨¢n la nueva municipalidad. Lo mismo ha ocurrido en Edimburgo. En Liverpool, donde hab¨ªa ya una mayor¨ªa laborista, las elecciones se convirtieron en un desaf¨ªo a las medidas del Gobierno conservador tendentes a reducir las competencias municipales, y los laboristas han ganado, ampliando su mayor¨ªa. En realidad, uno de los aspectos m¨¢s controvertidos en los ¨²ltimos tiempos -incluso dentro del propio Partido Conservador- de la pol¨ªtica de la se?ora Thatcher han sido sus medidas encaminadas a mutilar una autonom¨ªa municipal vigente desde hace 400 a?os, t¨ªpica del sistema administrativo brit¨¢nico. Es l¨®gico suponer, despu¨¦s de las recientes elecciones parciales, no s¨®lo que la oposici¨®n laborista se sentir¨¢ estimulada (Kinnock ha declarado: "A partir de ahora no vamos a dejarles respirar"), sino que tambi¨¦n se va a intensificar la rebeld¨ªa que se viene perfilando dentro del partido y de la minor¨ªa parlamentaria conservadora.Hace pocos d¨ªas, casi en v¨ªsperas de las recientes consultas electorales, la se?ora Thatcher declar¨® que aspiraba a ganar las futuras elecciones parlamentarias y a seguir ocupando la direcci¨®n del Gobierno en una tercera legislatura. Son ya cinco a?os los que lleva gobernando, plazo no peque?o, sobre todo en un per¨ªodo de crisis. Sin duda, el cansancio y el desaliento no son ragos salientes de su car¨¢cter; pero no cabe, duda de que esos proyectos de futuro aparecen m¨¢s problem¨¢ticos despu¨¦s del ¨²ltimo rev¨¦s sufrido por los conservadores en las urnas. Mucho depender¨¢, de cara al porvenir, de la evoluci¨®n de la situaci¨®n econ¨®mica, y en gran medida tambi¨¦n de la capacidad del Partido Laborista de ofrecer a los electores una alternativa realista, convincente, que responda a los problemas contempor¨¢neos. Conviene tener en cuenta, sobre todo, una nueva realidad que se ha ido instalando en la vida brit¨¢nica y que modifica el esquema t¨ªpico con el que se suele caracterizar al sistema pol¨ªtico ingl¨¦s: sin duda, el sistema bipartidista tradicional sigue funcionando, pero s¨®lo en el plano parlamentario. En cuanto a los votos de los electores, no hay ya bipartidismo: la coalici¨®n liberal-socialdem¨®crata es ya un tercer partido estable, con m¨¢s del 20% de los votos (mucho m¨¢s que el Partido Liberal de la Rep¨²blica Federal de Alemania, por invocar solamente un ejemplo). En el Parlamento de Westminster, sin embargo, ese tercer partido est¨¢ condenado a tener un n¨²mero escas¨ªsimo de diputados, como consecuencia del anacr¨®nico sistema electoral (un diputado por circunscripci¨®n y mayor¨ªa simple) que sigue vigente en el Reino Unido. Los conservadores gobiernan con una mayor¨ªa aplastante sobre todo porque no existe acuerdo posible (al menos por ahora) entre los laboristas y la coalici¨®n liberal-socialdem¨®crata. Es decir, que la posibilidad de un retorno, del laborismo al poder depende no ya de que quite votos a los conservadores, sino de que logre atraer suficientes votos digamos centristas, liberal-socialdem¨®cratas, para superar as¨ª a los conservadores. Esta situaci¨®n impulsa en el seno del Partido Laborista, y sobre todo de la nueva direcci¨®n, encabezada por Kinnock, un esfuerzo por asumir los problemas nuevos que se derivan de las transformaciones estructurales y culturales de la sociedad inglesa; por no limitarse a la defensa de los intereses de los obreros y de los sindicatos (aunque, con m¨¢s de tres millones de parados, ¨¦ste es, sin duda, el problema n¨²mero uno), y por dar mayor espacio a los intereses y preocupaciones de las nuevas capas de t¨¦cnicos y profesionales. En el pr¨®ximo mes de junio, las elecciones al Parlamento Europeo ser¨¢n un test, a nivel m¨¢s general, de los cambios que se est¨¢n produciendo entre los electores del Reino Unido.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.