Una propuesta para la izquierda / 1
Comienza a dibujarse una nueva situaci¨®n pol¨ªtica en Espa?a, o cuando menos ¨¦sta presenta rasgos inequ¨ªvocamente novedosos, opina Gerardo Iglesias. El secretario general del Partido Comunista de Espa?a reflexiona en este art¨ªculo sobre el impacto de las elecciones al Parlamento catal¨¢n en la vida pol¨ªtica de todo el pa¨ªs.
Todos los partidos y fuerzas pol¨ªticas han hecho una lectura propia de las elecciones catalanas. El presidente del Gobierno habl¨® inmediatamente de abrir las compuertas a un centro, pensando probablemente en un centro a su medida; Segurado, aprovech¨® la ocasi¨®n para cuestionar el liderazgo de Fraga; ?scar Alzaga, guardando todav¨ªa en cierta medida las formas y cuid¨¢ndose de posibles riesgos, ha marcado distancias con el que es hoy todav¨ªa el gran jefe de la derecha, y el Abc y Ferrer Salat, intentando levantar el techo de la derecha conservadora, presionan en favor de un entendimiento entre el centro y la derecha.Una lectura espa?ola de las elecciones catalanas sugiere principalmente que el bipartidismo -como tantas veces hemos afirmado los comunistas- no es una opci¨®n consolidada, sino forzosamente transitoria. El bipartidismo quiebra con el peso que en s¨ª adquieren en la pol¨ªtica espa?ola partidos nacionalistas como el PNV y CiU, pero, adem¨¢s, por la tendencia que se dibuja en las elecciones catalanas y que se proyecta hacia toda Espa?a acerca de la limitaci¨®n de las posibilidades de la derecha conservadora y de la p¨¦rdida de influencia del PSOE.
Las elecciones de Catalu?a vienen a profundizar en un proceso que ya estaba abierto por las masivas movilizaciones obreras y populares de los ¨²ltimos meses. ?stas supon¨ªan ya un serio golpe al equilibrio bipartidista. Y no pod¨ªa ser de otra manera. El triunfo socialista nac¨ªa cruzado de una enorme contradicci¨®n: la estrategia bipartidista defendida y aplicada a ultranza por el PSOE supon¨ªa de antemano la negaci¨®n misma de las aspiraciones de cambio que se concentraban en el ampl¨ªsimo bloque social que le daba el triunfo a este partido el 28 de octubre de 1982.
Diversos procesos Sociales y pol¨ªticos trabajan en la direcci¨®n de una nueva redistribuci¨®n del mapa pol¨ªtico imprescindible para una perspectiva de progreso. A?adiendo a ello, como dato positivo, que en la nueva situaci¨®n comienzan a tener una gran audiencia las acciones protagonizadas por CC OO. Esto, unido al debilitamiento de AP, pone de manifiesto que sigue habiendo condiciones en esta sociedad para un proyecto de progreso.
La v¨ªa de la abstenci¨®n
Sin embargo, nadie puede asegurar que, aun cuando podamos estar en v¨ªa firme de una remodelaci¨®n del mapa pol¨ªtico, ¨¦sta no pueda producirse en contra de un proyecto de progreso, con un serio debilitamiento o frustraci¨®n de las expectativas transformadoras, pues el deterioro del PSOE y de su pol¨ªtica puede tornarse en descr¨¦dito de toda la izquierda. De continuar as¨ª la pol¨ªtica del Gobierno, muchos trabajadores optar¨¢n por la v¨ªa muerta de la abstenci¨®n ante la ausencia de opciones alternativas cre¨ªbles. Esta es tambi¨¦n una ense?anza de las elecciones catalanas.
Aqu¨ª es donde la izquierda real -principalmente el PCE- se ve confrontada con una gran responsabilidad. No podemos limitarnos a constatar las consecuencias nefastas de la pol¨ªtica y de la estrategia del PSOE haciendo de notarios p¨²blicos de sus errores. La cr¨ªtica rigurosa al Gobierno es necesaria y justa, y la prueba es que vienen participando de ella activamente muchos cientos de miles de trabajadores, de j¨®venes, de sectores sociales diversos. Pero no es suficiente con que ofrezcamos una cr¨ªtica rigurosa a esta pol¨ªtica. Tampoco basta a?adirle una permanente confrontaci¨®n con la derecha. Tenemos que ser capaces, adem¨¢s, de ofrecer alternativas de progreso.
Esta es la gran cuesti¨®n que tiene ante s¨ª en estos momentos la izquierda real: la de ofrecer un proyecto cre¨ªble, atractivo; no s¨®lo cr¨ªtico, sino alternativo. No contra el PSOE, sino para reorientar el rumbo general de la izquierda e impedir que se dilapide el enorme impulso de cambio que emergi¨® el 28 de octubre de 1982, en primer lugar fortaleciendo la articulaci¨®n civil de la sociedad. Hemos de lograr este objetivo porque es de prever que el PSOE seguir¨¢ instal¨¢ndose en esa pol¨ªtica de descr¨¦dito y de renuncia al cambio, entre otras razones porque la pol¨ªtica del PSOE se enmarca en la situaci¨®n que vive Europa y en la funci¨®n que est¨¢ asumiendo la socialdemocracia y los partidos socialistas.
El ajuste duro
Europa conoce hoy el agotamiento del modelo de acumulaci¨®n capitalista que emergi¨® al final de la segunda guerra mundial, y cualquier alternativa requiere cambios profundos en los aparatos b¨¢sicos de la estructura econ¨®mica que nos permitan abrir la esperanza de una salida progresista de la crisis. Pero es evidente que existe una estrategia coherente de los Gobiernos socialistas que consiste en instalarse en la actual crisis encajando la presi¨®n del d¨®lar y en la disponibilidad en realizar una pol¨ªtica de ajuste duro, de saneamiento tradicional de la situaci¨®n econ¨®mica, aplicando doctrinas monetaristas.
?sta es desde hace ya tiempo la pol¨ªtica econ¨®mica que practica en Portugal el Gobierno de Mario Soares, de acuerdo con el Fondo Monetario Internacional; la que desarrolla el Gobierno Craxi en Italia, y cuya manifestaci¨®n m¨¢s reciente ha sido el ataque a la escala m¨®vil; esta pol¨ªtica preside tambi¨¦n el giro en la pol¨ªtica econ¨®mica del Gobierno Mitterrand. A ello hemos de sumar la negativa influencia que ejerce en la situaci¨®n europea la din¨¢mica de bloques militares, que refuerza el statu quo, divide a la izquierda y permite la recuperaci¨®n ideol¨®gica de una opci¨®n liberal-conservadora que pretende un vuelco en la situaci¨®n europea, una vez que los partidos socialistas hayan saneado la crisis y el movimiento sindical se encuentre dividido y, por consiguiente, debilitado.
De no modificarse las tendencias de los ¨²ltimos a?os e incluso de los ¨²ltimos meses, Europa podr¨ªa conocer un aut¨¦ntico declive econ¨®mico, social, cultural y pol¨ªtico. Estos peligros son el resultado de la ofensiva desencadenada por la econom¨ªa y el d¨®lar norteamericanos por recuperar su hegemon¨ªa y alcanzar una posici¨®n de vanguardia en puertas de la revoluci¨®n tecnol¨®gica que conocen las econom¨ªas desarrolladas. Sin olvidarse de la evidente vertiente militar de esta presi¨®n norteamericana, que pretende reforzar, desde el punto pol¨ªtico y geoestrat¨¦gico, la Alianza Atl¨¢ntica, y de lo que se derivan las presiones hacia el Gobierno espa?ol para mantener nuestra presencia en la OTAN.
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