P¨¢cifismo y defensa / y 3
La defensa popular total, dentro de las formas alternativas de la defensa, es el tercer y ¨²ltimo supuesto analizado por el autor de este trabajo sobre el dilema entre paz y seguridad. Pero para ello hace falta un nivel de justicia y democracia muy elevado en el pa¨ªs que la adopte. Y por ¨²ltimo, en el caso espa?ol, el autor piensa que existen posibilidades de crear una defensa aut¨®noma y de bajo coste, que no contribuya a agravar las tensiones mundiales. Quiz¨¢ la m¨¢s importante condici¨®n b¨¢sica de todo sistema de defensa popular sea la voluntad de la poblaci¨®n para defenderse; esto es, la motivaci¨®n popular de la defensa. La motivaci¨®n depende, entre otras cosas, del nivel de justicia de la sociedad tal como es percibido por los ciudadanos. Cuando la defensa ante un agresor implica serias molestias, abnegaci¨®n y hasta sacrificio -lo que es evidente en todo tipo de defensa, y m¨¢s en ¨¦sta-, es preciso que la poblaci¨®n que los sufre sea consciente de que defiende algo que le merece la pena. La defensa ha de proteger los intereses de la mayor¨ªa, ha de ser esencialmente democr¨¢tica; si por ejemplo, en tiempo de paz, pero de crisis econ¨®mica, la pol¨ªtica adoptada consiste en hacer recaer las cargas extraordinarias sobre una parte s¨®lo de la poblaci¨®n, ser¨¢ imposible encontrar despu¨¦s, en tiempo de guerra, la motivaci¨®n general para defender una sociedad a la que amplios sectores con sideran injusta La motivaci¨®n requiere tambi¨¦n que la pol¨ªtica exterior y la pol¨ªtica de defensa no sean asunto restringido a exquisitos especialistas; si la poblaci¨®n ha de implicarse se riamente en la defensa del pa¨ªs, debe hacerlo en forma activa y ha de participar para ello en las discusiones y en la toma de decisiones relativas a la defensa. Ciertamente esto requiere un nivel eleva do de formaci¨®n popular, pero existen hoy d¨ªa profusamente los medios adecuados para conseguir lo. De forma resumida, una defensa basada en la participaci¨®n de la mayor parte de la poblaci¨®n exige el desarrollo de una democracia avanzada. a Contribuye tambi¨¦n a la motivaci¨®n el hecho de que la poblaci¨®n sepa que la pol¨ªtica exterior y la de defensa favorecen el desarrollo de la paz en el mundo, no contribuyen a aumentar las tensiones internacionales o, lo que es lo mismo, y utilizando palabras del pre¨¢mbulo de nuestra Constituci¨®n, "cooperan al fortalecimiento de unas relaciones pac¨ªficas y de eficaz cooperaci¨®n entre todos los pueblos de la Tierra".
Riesgo de militarizaci¨®n
No se nos oculta que en los sistemas de defensa con participaci¨®n extensiva de la poblaci¨®n existe el riesgo de. militarizaci¨®n de. la sociedad. Tambi¨¦n aqu¨ª el ejercicio libre y abierto de la democracia puede evitar el peligro. Para eso hay que ensanchar considerablemente el ejercicio de las libertades y derechos democr¨¢ticos en el seno de las fuerzas armadas que adoptan estos sistemas de defensa. El aspecto militar de la defensa, que no es en ellos preponderante, queda netamente subordinado al poder civil, en forma natural y no conflictiva, y ¨¦ste, a su vez, ha de contar permanentemente con la confianza de la poblaci¨®n en cuya voluntad descansa la motivaci¨®n de la defensa.
Las consideraciones desarrolladas en las tres. partes de este trabajo son de tipo general y contienen una anticipaci¨®n de los posibles modos de defensa que en el futuro permitan a la humanidad salir del laberinto en que la han encerrado las teor¨ªas de la disuasi¨®n por acumulaci¨®n de potencial destructivo, que la conducen insensiblemente hacia el holocausto nuclear. Al estudiar la aplicaci¨®n pr¨¢ctica de estos procedimientos, a cada pa¨ªs corresponde ensayar y aplicar sus propias f¨®rmulas; vemos as¨ª, por ejemplo, que la defensa yugoslava es distinta a la sueca, y aunque hay, entre ambas numerosos aspectos coincidentes, las dos intentan adaptarse a las circunstancias propias de cada pa¨ªs.
?Y respecto a Espa?a? Cuando en Espa?a se empiezan a tratar en p¨²blico algunos aspectos relativos a la defensa, conviene saber, con vistas al ma?ana, que hay muchas formas y posibilidades de organizarla. Conviene saber que el pueblo, al que casi todas las lenguas han pedido prestada la palabra guerrilla, pues demostr¨® c¨®mo combatir con ¨¦xito al m¨¢s moderno ej¨¦rcito invasor entonces existente, no necesitar¨ªa obligatoriamente aceptar sistemas de defensa impuestos por voluntades, for¨¢neas, por muy fuertes que ¨¦stas sean y por muy respaldadas que est¨¦n por otros argumentos econ¨®micos, pol¨ªticos, financieros, etc¨¦tera. Conviene tener presente que aunque es cierto que ya no existe la soberan¨ªa total como antes se conceb¨ªa y hay lazos de dependencia que la limitan considerablemente, pues no es necesario ocupar con tropas otro pa¨ªs, como h¨¢bilmente supo hacer Napole¨®n, para privarle de parcelas esenciales de su soberan¨ªa, sin embargo hay todav¨ªa formas de organizar una defensa aut¨®noma, de bajo coste, que no contribuya a agravar las tensiones entre las grandes potencias y que proporcione, no obstante, esa necesaria y m¨ªnima seguridad indispensable para el progreso de los pueblos.
Los sistemas de defensa no se improvisan; sus transformaciones son lentas, dif¨ªciles y costosas porque implican a casi todos los sectores de una naci¨®n, pero el pensamiento tiene obligaci¨®n de ir en vanguardia, reconociendo el terreno, explorando los obst¨¢culos y buscando las f¨®rmulas del futuro, no tanto preocupado por aprender a ganar la pasada guerra -como con alguna raz¨®n se suele reprochar al pensamiento militarcomo por evitar la pr¨®xima e iniciar la resoluci¨®n de la grave contradicci¨®n existente entre la necesidad de seguridad y los innatos deseos de paz.
es teniente coronel de Artiller¨ªa.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.