Indian¨¢polis, una carrera diferente
Emerson Fittipaldi participa hoy en la 68? edici¨®n del las 500 Millas
Ganar las 500 Millas de Indian¨¢polis significa para un norteamericano conseguir lo m¨¢s grande, llegar a la consagraci¨®n definitiva. Para uno de estos pilotos la victoria supone ingresos multimillonarios, absolutamente desproporcionados con respecto a los del resto de las carreras de todo el mundo. Supone, asimismo, ocupar p¨¢ginas y p¨¢ginas de los peri¨®dicos de informaci¨®n general, de los deportivos y de las revistas de todo tipo, as¨ª como muchos minutos en todas las cadenas de televisi¨®n. Pero, sobre todo, supone entrar en la historia a trav¨¦s del trofeo que recibe el ganador, tan grande y espectacular como feo, pero, en cualquier caso, diferente. En ese trofeo, de m¨¢s de un metro de altura, se encuentran los relieves de las efigies de todos los ganadores de esta fant¨¢stica carrera.El circuito de Indian¨¢polis fue, en sus or¨ªgenes, una pista de tierra, muy lejana de la actual alfombra de asfalto. Pero desde siempre, eso s¨ª, atrajo a miles de personas y suscit¨® comentarios apasionados por los enfrentamientos de los pilotos dentro y fuera de la pista, antes y despu¨¦s de la carrera.
Se trata de un ¨®valo que, desde el punto de vista de la conducci¨®n, no aporta nada. No hay curvas, o s¨®lo una que abarca todo el circuito. En el resto de las carreras que se disputan en todo el mundo los piIotos se ven obligados a frenar antes de las curvas, trazarlas seg¨²n su radio y acelerar a la salida, para alcanzar el m¨¢ximo de la velocidad en los tramos rectos. La calidad del piloto se mide, as¨ª, no s¨®lo por su valor al mantener el pie del acelerador a fondo en las rectas, sino en la t¨¦cnica de trazar las curvas y retrasar la acci¨®n de frenar hasta l¨ªmites asombrosos, y el valor para hacerlo. Sin valor no se puede entrar en una curva en zigzag a m¨¢s de 200 kil¨®metros por hora, pero sin t¨¦cnica no se sale de ah¨ª.
En el ¨®valo de Indian¨¢polis la t¨¦cnica del piloto no se aprecia, ni se pretende tal cosa. Lo ¨²nico que cuenta es su valor para llevar su espectacular y estridente monoplaza, lleno de pegatinas, a 340 kil¨®metros por hora en todo momento. En todo caso, el valor reside en atreverse a conducir un engendro como esos que se fabrican espec¨ªficamente para esta carrera, que s¨®lo sirven y se utilizan en Indian¨¢polis, que utilizan combustibles caseros con mezclas de gasolinas y gases licuados que pueden explosionar en cualquier momento. Como suelen decir los pilotos de esta carrera, en los peque?os dep¨®sitos de combustible, de s¨®lo 150 litros de capacidad, estos coches llevan "dinamita l¨ªquida".
Engendros caseros
La mayor¨ªa de estos monoplazas, con motores potent¨ªsimos pero fr¨¢giles como el cristal, son engendros caseros de construcci¨®n artesanal. La reglamentaci¨®n t¨¦cnica es muy liberal. Los motores tienen cilindradas vez y media superiores a las de los F¨®rmula 1 y son capaces de desarrollar potencias de casi 1.000 caballos. Durante todo el a?o, en garajes particulares o talleres de todo tipo, un grupo de entusiastas dedican horas y horas, en la mayor¨ªa de los casos robadas a su descanso o sus vacaciones, para construir un monoplaza que pueda clasificarse en la m¨¢s famosa carrera de velocidad del mundo. Se trata de veh¨ªculos especiales, con dise?os de chasis y suspensiones espec¨ªficas para este circuito, en los que la colocaci¨®n del motor y la suspensi¨®n est¨¢n pensadas para compensar la ca¨ªda del circuito y la curvatura del ¨®valo, que se gira en sentido contrario a las agujas del reloj, siempre hacia la izquierda.Los entrenamientos oficiales son muy diferentes a los de otras carreras. Se celebran durante muchas y largas sesiones clasificatorias, totalmente desconectadas en el tiempo de la carrera. En realidad son carreras por s¨ª mismas, que re¨²nen a millares de espectadores atra¨ªdos no s¨®lo por la belleza del espect¨¢culo en s¨ª mismo, sino por la posibilidad de las apuestas, pieza fundamental en este especial entramado. As¨ª, a lo largo de las m¨²ltiples sesiones de entrenamientos, los aficionados pasan por taquilla hasta completar la cifra oficial de casi 600.000 espectadores. Las apuestas, que mueven millones, aumentan la pasi¨®n por el enfrentamiento y el inter¨¦s por el resultado final.
La mayor¨ªa de las carreras norteamericanas, y la de las 500 Millas de Indian¨¢polis especialmente, son aptas para pilotos muy veteranos. De una parte porque el esfuerzo f¨ªsico no es muy grande, por lo que no precisan de una preparaci¨®n especial, sino, en todo caso, de una mayor experiencia. De otra parte porque, como la inversi¨®n es tan grande, los que arriesgan su dinero al, apoyar un determinado coche prefieren la seguridad de un piloto veterano que la incertidumbre de otro m¨¢s joven.
Jam¨¢s, en los 68 a?os de historia de esta carrera, ha conseguido la victoria un rookie (piloto debutante). Por el contrario, el promedio de edad de los vencedores es de casi 30 a?os. En Indian¨¢polis son frecuentes los pilotos de m¨¢s de 50 a?os de edad, y casi mayoritarios los que sobrepasan los 35 a?os. En toda la historia de la carrera s¨®lo en dos ocasiones logr¨® imponerse un piloto que sal¨ªa desde los puestos de retaguardia. ?nicamente Ray Harroun, en 1911, y Louis Meyer, en 1936, rompieron una ya larga tradici¨®n. Porque aunque es mucho m¨¢s importante el tiempo invertido en los repostajes que salir desde la pole position (primer puesto en la parrilla), la victoria suele estar reservada a los que ocupan las primeras filas.
320 kil¨®metros de promedio
Este a?o los 33 pilotos que tomar¨¢n la salida -de los que 28 son norteamericanos- superaron en los entrenamientos oficiales el promedio de 320 kil¨®metros por hora. El m¨¢s r¨¢pido de todos ellos, Tom Sneva, vencedor de la edici¨®n del pasado a?o, alcanz¨® un promedio de 340 kil¨®metros por hora, con lo que super¨® a otros vencedores de pasadas ediciones, como Rick Mears (1979), Gordon Johncock (1982) y Mario Andretti (ganador en 1969 y 1981, campe¨®n del mundo de F¨®rmula 1 en 1978). Otros pilotos de F¨®rmula 1 tomar¨¢n parte en la carrera de hoy, como el brasile?o Emerson Fittipaldi (campe¨®n en 1972 y 1974), el italiano Teo Fabi o el colombiano Roberto Guerrero, que, junto al australiano Geoff Brabham -hijo del c¨¦lebre Jack Brabham, campe¨®n del mundo de F¨®rmula 1 en 1959, 1960 y 1966- y el mexicano Josele Garza, son los cinco ¨²nicos pilotos extranjeros en esta especial carrera.
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