Brutal, divertida parodia
Hasta la tortura y la muerte pueden llegar los fan¨¢ticos defensores de una fracci¨®n del peronismo contra sus antiguos correligionarios, caprichosamente acusados de desviacionistas. Estalla una guerra brutal, sin l¨®gica ni objetivos, pero colmada de pasiones, y que en la pantalla resulta claramente significativa. No habr¨¢ m¨¢s penas ni olvido, en clave de comedia, con la risa de la caricatura, desvela una buena parte de la reciente historia de Argentina, donde la sangre perdida pareci¨® la ¨²nica posibilidad de di¨¢logo.H¨¦ctor Olivera es un director con talento, narrador eficaz, de sensible compromiso pol¨ªtico, que sabe conducir su met¨¢fora por los caminos del grotesco. Con rapidez y precisi¨®n seduce al espectador con el incomprensible enredo de sus personajes, tan ingenuos y salvajes, respetando con detalle las claves que relacionan su guerra privada con las circunstancias reales de su pa¨ªs, y ello sin perder la batuta de la s¨¢tira, la agresividad del humor negro ni esa honda tristeza que se oculta en el coraz¨®n del filme.
No habr¨¢ m¨¢s penas ni olvido
Director. H¨¦ctor Olivera. Gui¨®n: Roberto Cossa y H¨¦ctor Olivera, seg¨²n la novela de Osvaldo Soriano. Fotograf¨ªa: Leonardo R. Solis. M¨²sica: Oscar Cardozo. Int¨¦rpretes: Federico Luppi, V¨ªctor Laplace, H¨¦ctor Bidonde, Lautaro Mur¨²a, Graciela Dufau, Julio de Grazia y Ulises Dumont. Argentina, 1983. Comedia. Local de estreno: Alphaville.
A su lado, sirviendo con entusiasmo y distanciamiento la cr¨®nica de ese real absurdo, un conjunto de espl¨¦ndidos actores encabezados por Federico Luppi, quiz¨¢ la mejor figura de las estrellas argentinas de la actualidad, pero no a distancia de Ulises Dumont, Julio de Grazia o H¨¦ctor Bidonde, transforma esta pel¨ªcula en un trabajo coral, es decir, en el testimonio l¨²cido de un grupo de hombres que quiso colaborar con esta pel¨ªcula a denunciar algunas de las negras claves del peronismo poco antes de las ¨²ltimas elecciones, lo que es decir, agotando la ¨²ltima esperanza de un cambio hacia la paz.
El filme fue aplaudido y premiado en el Festival de Berl¨ªn de este a?o, donde obtuvo el Oso de Plata. La iron¨ªa de No habr¨¢ m¨¢s penas ni olvido no se limita, pues, al decorado argentino, sino que prolonga su comunicaci¨®n por otras mentalidades o culturas, quiz¨¢ porque de alg¨²n modo el divertido y feroz delirio que narra no est¨¢ muy lejos del disparate colectivo que, en otros t¨¦rminos, se vive tambi¨¦n en distintos rincones del presente.
De ah¨ª que la novela original, escrita por Osvaldo Soriano poco antes de sufrir su exilio europeo, haya sido igualmente traducida a distintos idiomas, tanto por lo que contiene de informaci¨®n directa, llana, de los graves conflictos argentinos como por su utilidad de espejo.
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