Eduardo Fal¨², 'el d¨ªa que los pueblos sean libres'
Abriendo la Semana de la Argentina Democr¨¢tica en Madrid, Eduardo Fal¨², probablemente el m¨¢s importante de los compositores y cantantes de ra¨ªz folkl¨®rica de aquel pa¨ªs, ofreci¨® en el teatro Lara un recital intimista, medido y de perfecta ejecuci¨®n.Treinta y nueve a?os de trabajo avalan la categor¨ªa art¨ªstica de este hombre, que podr¨ªa parecer un notario o un catedr¨¢tico sobre el escenario. Treinta y nueve a?os en los que la vida argentina ha pasado por sucesivas oleadas de peronismo, militares, neoperonismo, m¨¢s militares y, al fin, la democracia. "Los artistas son los m¨¢s sensibles a esta situaci¨®n de falta de libertad", nos dice Fal¨², despu¨¦s de su actuaci¨®n. "Nosotros hemos sufrido durante muchos a?os estas cosas, que nos han llevado a convertirnos en seres esc¨¦pticos. Ahora con la recuperaci¨®n de la libertad de expresi¨®n, con la democracia que preside Alfons¨ªn, se termin¨® el escepticismo, la angustia. Hay otros problemas que solucionar; pero la libertad del hombre, que es lo principal, est¨¢ solucionada. A pesar de quienes intentan una involuci¨®n".
En el recital de Eduardo Fal¨² qued¨® patente la doble corriente de sus intereses musicales: la de un guitarrista y m¨²sico de formaci¨®n cl¨¢sica, que se especifica tanto en su manera sobria, medida, de estar en escena, como en la perfecci¨®n t¨¦cnica con que interpreta los temas instrumentales, el exquisito Preludio y danza (sobre un ritmo de vidala y carnavalito) o el entra?able Huachi torito (una selecci¨®n de villancicos que inicia con una melod¨ªa catalana).
Hace a?os, con su Suite argentina para guitarra y orquesta, acompa?ado por la Camerata Bariloche, el m¨¢s competente grupo de c¨¢mara de Argentina, Eduardo Fal¨² hizo su mayor aproximaci¨®n a esa fusi¨®n de los elementos del folklore y la m¨²sica cl¨¢sica. Una experiencia que se muestra dispuesto a repetir: "Estoy haciendo una obra de similares caracter¨ªsticas, aunque a¨²n no he podido dar con un orquestador adecuado".
Solo sobre el escenario, con su guitarra y su voz como ¨²nico elemento de expresi¨®n, sin micr¨®fonos ni amplificaci¨®n, Fal¨² volvi¨® a recordarnos con sus m¨¢s conocidas canciones (Canci¨®n del jangadero, Resolana y La Caspi Corral, entre tantas otras), en las que pone m¨²sica a poetas argentinos, con Jaime Davalos en primer lugar, o con alguna composici¨®n nueva (como esa Milonga del muerto, dedicada a los muertos de las Malvinas, con letra de Jorge Luis Borges y m¨²sica de Sebasti¨¢n Piana), que "no se trata de lo cuantitativo, sino de lo cualitativo", y que tan pocos elementos sirven para hacer arte de verdad a este cantor que, desde una postura siempre ausente de demagogia, asume los versos con que, a petici¨®n del p¨²blico, termin¨® el recital: "El d¨ªa que los pueblos sean libres, la pol¨ªtica ser¨¢ una canci¨®n".
Babelia
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