Jubilaciones sin j¨²bilo
Como era de temer, ya ha sido aprobada en el Congreso de los Diputados, aunque se encuentra actualmente en tr¨¢mite parlamentario en el Senado, la nueva ley de Reforma de la Funci¨®n, Publica. La mayor parte de su contenido puede ser materia opinable. Pero como dicha ley transforma la reglamentaci¨®n administrativa de la extensa y compleja masa burocr¨¢tica del Estado, convirti¨¦ndola de reglada en discrecional, el resultado puede ser bueno o malo seg¨²n que el Estado act¨²e o no con discreci¨®n y acierto.De todos modos, existen ciertos recelos generales respecto a su capacidad para usar adecuadamente de esta discrecionalidad que se ha hecho otorgar manu civile, gracias a su peso parlamentario. De un cuerpo pol¨ªtico y administrativo en el que campea "la confusi¨®n de competencias, las predilecciones arbitrarias y las fobias injustificadas", como dec¨ªa hace poco un editorial de EL PA?S, es dificil esperar que se huya de estos males.
Uno siente ciertos augurios, quiz¨¢ on¨ªricos o subconscientes, de que todo esto se ha hecho para algo. Es una tentaci¨®n irresistible aplicar a nuestro caso, mutatis mutandi, lo que expresaba un viejo dicho acerca de los fines reales de las dictaduras. "Cuando a un pueblo le atan las manos es que quieren registrarle los bolsillos".
Pero esto, a casi 15.000 funcionarios ya no les ha de preocupar. Una jubilaci¨®n anticipada, a la fuerza y sin compensaci¨®n econ¨®mica alguna, les va a librar de problemas corporativos. Que un partido anta?o llamado de los trabajadores sea, precisamente, el que ponga en la calle a un grupo de trabajadores de la Administraci¨®n que ha dedicado al Estado toda su vida, de esta forma despreciativa e injusta, es algo que nos ilustra muy gr¨¢ficamente sobre la arbitrariedad e insensatez del mundo en el que vivimos, o morimos. Porque en ning¨²n sitio de Europa, en ning¨²n colectivo de trabajo, propio o for¨¢neo, privado o estatal, se ha jubilado a nadie a la fuerza antes de que se haya cumplido el plazo laboral que la ley hab¨ªa fijado. Cuando en las naciones civilizadas desea un Estado reducir este per¨ªodo hace ofertas econ¨®micas compensatorias para los que acepten la jubilaci¨®n anticipada.
Cuando el ministro de la Presidencia ha argumentado sobre estas jubilaciones lo ha hecho present¨¢ndonos tal atropello como una medida necesaria para estar a la page, al nivel y a la marcha de Europa. Todos los funcionarios de por ah¨ª se jubilan a los 65 a?os. Ya lo sabemos. Lo que no nos dicen es con qu¨¦ proporci¨®n de lo que ganaban en activo. Lo que sigue es un breve panorama de lo que pasa en Europa, seg¨²n datos recopilados en las embajadas respectivas.
La situaci¨®n europea
Como puede verse en el cuadro adjunto, la, magra proporci¨®n que percibe un funcionario jubilado en nuestro pa¨ªs, en relaci¨®n con lo que ganaba cuando estaba en activo, no admite parang¨®n alguno ni con las clases pasivas europeas ni siquiera con las de nuestras empresas privadas. Seg¨²n informaci¨®n de EL PA?S de 24 de mayo pasado, un titulado superior s¨®lo va a percibir el 36,4% de lo que obten¨ªa en activo; un titulado medio, el 56%, y uno de grado inferior, el 62,8%. Estos datos, no obstante, sufren una extra?a inflaci¨®n o deflaci¨®n seg¨²n la fuente que los suministra. Los anteriores parecen provenir de] mismo Ministerio de la Presidencia, por lo que exhiben un optimismo triunfalista que es habitual en todos los juicios que sobre las jubilaciones y el famoso proyecto de reforma se imparten desde aquella santa casa. Mis propios datos, demasiado extensos para ser insertados en este breve espacio, rebajar¨ªa los anteriores porcetajes en un 15%. Como muestra, manifiesto con rubor que tras mi inminente morituri administrativo s¨®lo percibir¨¦ el ?28,26%! de mis emolumentos actuales. Inspector financiero tributario, con cargo directivo y 43 a?os de servicios.
Para ser m¨¢s exactos, 96.780 pesetas mensuales m¨¢s dos pagas. Lo mismo, peseta m¨¢s, peseta menos, que un subalterno o auxiliar de un organismo aut¨®nomo acogido al r¨¦gimen de la Seguridad Social. Habr¨¢ de admitirse que el famoso t¨ªtulo que poseemos de cuerpos de elite est¨¢ muy lejos de acompa?arnos a la sepultura, como el genio y la figura del refr¨¢n.
Pero todav¨ªa queda la guinda del pastel. El d¨ªa 1 de este mes, la Prensa nos deja boquiabiertos con este titular: "Serra anuncia que los militares que opten por retirarse cobrar¨¢n su salario ¨ªntegro y ascender¨¢n un grado". Claro est¨¢ que a los funcionarios civiles nos perjudica mucho no tener ca?ones, pero, ?no habr¨¢ pensado Moscoso que si ofrece las antedichas condiciones a los funcionarios p¨²blicos ser¨ªan tantos los que se marchar¨ªan a sus casas, y bendici¨¦ndole, que pronto podr¨ªa cubrir los famosos 800.000 puestos de trabajo? Pues parece que no. Lo de nosotros es s¨®lo una reconversi¨®n administrativa, cuyos costes econ¨®micos, en vez de ser soportados por todos los espa?oles, lo van a ser por los reconvertidos. Sistema expeditivo y rentable que, de poder ser utilizado por la empresa privada, producir¨ªa el gozo de Ferrer Salat y todos los cen¨¢culos empresariales.
Protestas y recursos
Ahora, el Gobierno traslada sus promesas al Senado. Demasiado tarde. Ni las vagas atenuaciones de la ley con las que nos encandilan ni la correcci¨®n de ese brutal y acelerado calendario de jubilaciones -en el presente a?o se han de jubilar tres generaciones de golpe- sirven ya para detener las acciones en marcha. Aparte de las protestas escritas o los movimientos de huelgas, todas, las asociaciones de funcionarios preparan sus recursos -se vulneran, respecto a las jubilaciones, los art¨ªculos de la Constituci¨®n 9.3, 14, 33.3 y 41 y cada uno de los jubilados a la fuerza, su reclamaci¨®n indemnizator¨ªa por la v¨ªa contencioso-administrativa.
Es una forma ins¨®lita de terminar una carrera administrativa, pero valdr¨¢ la pena observar con qu¨¦ argumentos un Tribunal Supremo podr¨ªa defender el atropello que se hace a los viejos funcionarios.
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