Una broma pesada
DETENCI?N ILEGAL, torturas, amenazas, abuso de autoridad parecen algunos de los presuntos delitos en los que hubieran podido incurrir los responsables del repugnante fusilamiento figurado al que fueron sometidos contra su voluntad el alcalde ped¨¢neo y un grupo de vecinos de un pueblo de Huesca. Si parece l¨®gico que, despu¨¦s de que le pongan contra un muro de fusilamiento, el propio alcalde est¨¦ aterrado de las consecuencias de armar m¨¢s ruido con el caso, pensamos que el ministerio p¨²blico y el Gobierno deben intervenir cuanto antes. Tomar por asalto un pueblo, detener a sus habitantes, someterles a la tortura de un fusilamiento fingido no es ni puede ser un ejercicio t¨¢ctico ni una broma. Es un hecho vergonzoso y vergonzante para la unidad que lo realiza, el oficial que la manda y el jefe de su regimiento. Pero es preciso saber tambi¨¦n si es un delito o si los ciudadanos de este pa¨ªs estamos sometidos a la arbitrariedad de cualquier oficial dispuesto a realizar ejercicios t¨¢cticos a base de amedrentar con las armas a los contribuyentes.La noticia de que se va a abrir una investigaci¨®n nos llena de estupor. ?No se hab¨ªa abierto ya? ?Desconoc¨ªa el capit¨¢n general de la zona los hechos? ?Y el ministro? ?Los aprueban? ?Piensan que son cuestiones internas del mando? ?Es cierto que guerrilleros del Ej¨¦rcito han ocupado en otras ocasiones domicilios sin el consentimiento de sus ocupantes?
Al margen de los aspectos legales del caso y de lo detestable de la filosof¨ªa moral que encierra est¨¢n los pol¨ªticos. Muchos sectores de este pa¨ªs se acercan todav¨ªa recelosos y con temor a las Fuerzas Armadas. Una larga historia de levantamientos, golpes y guerras civiles abona ese recelo contra el que muchos gobernantes y muchos jefes de la milicia vienen luchando con honesta tenacidad. Un pelot¨®n de ejecuci¨®n -fingida, pero ejecuci¨®n al fin- puede ahora echar por tierra muchas horas de esfuerzo, de trabajo, de di¨¢logo, con el objetivo un¨¢nime del acercamiento entre la sociedad civil y los ej¨¦rcitos. Y todav¨ªa se explica que las balas eran de fogueo. ?Caramba!
A nosotros esta broma pesada nos parece una infamia, incluso si no se lo parece a quienes han resultado ser sus v¨ªctimas directas. No es un caso particular ¨¦ste ante el que nos encontramos, mucho menos si es cierto que la unidad se encontraba de maniobras y que recib¨ªa ¨®rdenes superiores. El cumplimiento de la ley debe ser efectivamente igual para todos. No podemos creer que fiscales capaces de llevar ante los tribunales al presidente de la Generalitat no lo sean en cambio de plantear una querella contra los responsables de este bochornoso alboroto, que esperamos no responda al verdadero ¨ªndice de preparaci¨®n y entrenamiento de la escuela de guerrilleros de Jaca, una de las supuestas unidades de elite de nuestro Ej¨¦rcito.
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