Defensa del t¨ªtulo de doctor
Los estudios del doctorado han constituido, desde la fundaci¨®n de la Universidad espa?ola, el grado m¨¢s eminente de la jerarqu¨ªa acad¨¦mica. En 1480 los Reyes Cat¨®licos promulgaron, en Toledo, una ley que establec¨ªa la concesi¨®n de los grados acad¨¦micos de doctor, maestro, licenciado y bachiller. M¨¢s tarde, la legitimaci¨®n de ese acuerdo se confirm¨® en la bula de Inocencio VIII, expedida en Roma el 16 de enero de 1486, y ratificada despu¨¦s por la bula de Alejandro VI, de 26 de julio de 1493. En dichos textos se establece la jerarqu¨ªa docente antes se?alada, d¨¢ndose preferencia sobre todos los t¨ªtulos universitarios al de doctor.La obtenci¨®n de este grado exig¨ªa un examen especial y la defensa de una tesis. Este acto se celebraba con solemne ceremonial en la capilla de Santa B¨¢rbara de la catedral salmantina. La ley de 1480 se?alaba que s¨®lo la Universidad ten¨ªa capacidad para otorgar tales grados acad¨¦micos.
Desde entonces existe una tradici¨®n, que se contin¨²a en toda la legislaci¨®n posterior, que mantiene aquella prelaci¨®n de grados acad¨¦micos y que establece que el de doctor sea la ¨²nica v¨ªa de acceso a la ense?anza.
En otros aspectos hist¨®ricos, el orden superior de una autoridad ense?ante se resalta bajo el t¨ªtulo de doctor. Es conocido que con el t¨ªtulo de doctor se ha tratado de enaltecer el m¨¢s alto grado del saber y de la cultura, otorg¨¢ndose como el m¨¢ximo honor a las m¨¢s destacadas personalidades en el orden de la ciencia y de la cultura. No es in¨²til recordar ahora que en el siglo XIII, en Alemania, el t¨ªtulo de doctor lleg¨® a conferir, seg¨²n la ley imperial, el privilegio de nobleza, y en Espa?a, en la ley de Partidas (L. VIII, segunda, t¨ªtulo XXXI), se les daba la honra de condes. No es congruente que en estos momentos finales del siglo XX, en los que la ciencia, la t¨¦cnica y la investigaci¨®n est¨¢n universalmente unidas por s¨®lidas y profundas relaciones, Espa?a se separe de los niveles reconocidos con la devaluaci¨®n del grado de doctor.
No se comprende qu¨¦ raz¨®n puede haber para la desvalorizaci¨®n de este t¨ªtulo en el proyecto de ley de Medidas para la Reforma de la Funci¨®n P¨²blica. No puede admitirse que se busque la descalificaci¨®n de esa funci¨®n para facilitar el acceso a los puestos directivos de la ense?anza a universitarios de m¨¢s bajo nivel que el que otorgan los estudios superiores del doctorado, ni tampoco para que, los funcionarios de titulaci¨®n superior universitaria con t¨ªtulo de doctor sean medidos por el mismo rasero, con una tendencia demag¨®gicamente igualitaria, que los licenciados.
La Academia de Doctores denuncia y condena este prop¨®sito, que, en ¨²ltimo t¨¦rmino, se traducir¨ªa en un grave perjuicio a la sociedad espa?ola, en cuyo mejor servicio se inspira la actual jerarqu¨ªa de grados acad¨¦micos. Entre ellos, el de doctor supone una garant¨ªa de especialidad en los correspondientes estudios, de cuyo mayor grado de reconocimiento profesional se beneficiar¨¢, en ¨²ltimo t¨¦rmino, el pueblo espa?ol.-
presidente de la Real Academia de Doctores.
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